Capítulo 9

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/Narra Hipo/
  Pasó una semana desde que pude usar mi magia y creí que lo mejor sería intentar una variadad de cosas para poder mejorar mis habilidades. Debía entrenar constantemente si quería mantener mi promesa. No lo podía explicar pero la magia hacía más fácil el tener un entrenamiento riguroso. Los libros, como siempre, eran de gran ayuda. Leí acerca de tipos de entrenamientos, artes marciales, armas que no había visto y muchas otras cosas. Con respecto a mis nuevos poderes, fui capaz de usar las habilidades de los dragones que ya sabía: El Nadder, Gronckel Cremallerus, Pesadilla Monstruosa y por supuesto, El Furia Nocturna. Podía usar sus partes y poderes parcialmente o hasta de manera completa. Estudié en la biblioteca los otros tipos de dragones existentes y estudie algunos para poder tener un mejor arsenal.

  Pasó otra semana y ya podía ser, al menos, 20 dragones.

  Estaba entrenando con Chimuelo, el también había aprendido algunos trucos nuevos gracias a la información de los libros. Estábamos en el ruedo probando nuestras mejoras, cuando me acuerdo de los dragones de Berk.

Hipo: Demonios. Chimuelo nos olvidamos de los dragones. Tenemos que irnos ya.

Chimuelo: Gghh. Ggrrr ggggg

Hipo: Hey aliento de pescado. Tenemos que ir te guste o no. Pero si voy así sabrán que estamos juntos, me consideraran un traidor y la cosa podría salir mal - Comencé a pensar en lo que podía hacer hasta que se me ocurrió una idea - Ya sé.

  Me cambié de ropa por uno de los trajes especiales que hice. No era muy distinto a mi ropa normal. Me vestí y me ví en un espejo. Tenía botas negras, pantalón de color marrón, una remera verde y una capa negra con capucha. Me puse la capucha y con un poco de tela me tapé la boca. Nos preparamos para el viaje, aseguramos toda la base y equipamos provisiones y otras cosas por si acaso. Cerramos completamente el lugar por si de casualidad llegaba alguien. Viajamos por tres días seguidos hasta que llegamos a una isla cercana. Allí observamos que los dragones seguían robando comida, lo que era extraño. Cuando salíamos de esa base, Chimuelo y yo íbamos a las islas cercanas a explorar y notamos que los dragones se alejan lo más posible de los humanos. Comen peces, jabalíes y otros animales, pero no los roban de aldeas. Algo no estaba bien. Decidí ir a la isla cuando era muy de madrugada. Caminamos por el pueblo desolado hasta por un tiempo. Estaba tan distraído en la melancolía de lo que fue mi hogar que no me di cuenta que un hombre robusto con barba me veía fijamente mientras que estaba al pie de los escalones del Gran Salón. Se notaba que estaba furioso. De todas las personas en el pueblo, justo él era el único que estaba despierto. Su mirada reflejaba furia como ningúna. Se acercó caminando con su enorme hacha en la mano al mismo tiempo que nos veía a mi amigo y a mí.

Hipo: ¿Te puedo ayudar?

Estoico: Si. Quiero que te bajes de ahí. Pruebes el filo de mi hacha y me devuelvas a mi hijo.

  Por un momento me olvide que estaba disfrazado, me había raptado Chimuelo y había llegado como otra persona encima de él.

Hipo: Escúchame, tu hijo está bien. No le hice daño. Solo lo necesitaba para ayudarme en unas cosas importantes. Él está bien, te prometo que vendrá pronto.

  Mi padre se detuvo en seco al escuchar eso.

Estoico: ¿Cómo sé que no me estás mintiendo?

Hipo: Te lo traeré aquí, pero necesito que hagas algo por mí primero.

Estoico: ¿Y qué es?

Hipo: Intento averiguar porque los dragones roban, específicamente en esta parte del archipiélago. Si lo descubro, quizás los aleje de aquí. Pero necesito a los dragones del ruedo que usaban para las clases de matar dragones ¿Están vivos todavía?

Estoico: Esos dragones no han sido tocados desde que te llevaste a mi hijo.

Hipo: Genial ¿Tenemos un trato?

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia distinta)Where stories live. Discover now