Capítulo 92

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/Narra el autor/
  La pelea iba a favor de los conquistadores, los Berkianos se retiraron y tuvieron tiempo suficiente para alimentar a sus dragones antes de que sus enemigos avanzarán lo suficiente.

Estoico: No dejan de aparecer barcos y lo peor es que se están acercando lo suficiente para atacar desde lejos.

Hipo: Chimuelo, prepara todo. Voy a ganar un poco de tiempo y quizás un poco de ventaja. Que los dioses me guíen.

Chimuelo: *Asiente*

Estoico y Valka: Que los dioses te guíen, hijo.

  El pequeño Haddock se puso su casco y armadura hecha de las escamas de Chimuelo y despegó sus alas para volar hacia el ejército enemigo. Voló a tal velocidad, que ninguna flecha, red u otra arma fue capaz de alcanzarlo. Se dirigió hacia la flota que estaba atrás y allí encontró a los líderes. Bajo enfrente de ellos y antes de que lo pudieran lastimar, alzó sus brazos y pidió tiempo.

Hipo: Alto. Vine a hablar, por favor solo quiero hablar.

??? 1: ¿Que quieres?

Hipo: Como sabrán. Les rete a venir en 10 lunas y solo pasaron 9, no nos dieron tiempo para evacuar a todas las personas. Denos unas horas para que se vayan y les prometo que tendrán todo el tiempo del mundo para destruirme.

??? 3: Mmm, no - Decía una mujer con una armadura mientras sostenía su espada - Nos has causado muchos problemas.

Hipo: ¿Acaso no tienes familia? Niños morirán si no permites que se vayan.

??? 3: ¿Y qué?

Hipo: ¿Qué pasaría si alguien lastimaría a tus hijo? No te enojarías.

??? 3: Por supuesto.

Hipo: Entonces...

??? 3: La respuesta sigue siendo NO.

Hipo: *Cabizbajo* Entonces no tengo opción. Lamento lo que les va a suceder a todos ustedes.

  El chico volvió a emprender el vuelo hasta llegar al centro de la flota enemiga y descender en picada al mar.

  Mientras tanto, en Berk, el Furia Nocturna seguía haciendo los preparativos mientras que dirigía a todos los dragones. Una vez que terminó con todo, fue corriendo a ver a su amada y se alegró de que estuviera bien.

Chimuelo: Es genial que ayudes.

Kila: Lo hago por tí, no por ellos.

Chimuelo: Eso me alegra aún más.

  Los jinetes, preocupados por algo desde hace tiempo, interrumpieron el ambiente del dragón y su pareja.

Patapez: Perdón, Chimuelo, pero antes, cuando Hipo enloqueció, creí escuchar que dijiste que eso fue similar a una situación anterior a esa.

Chimuelo: Así es.

Brutilda: ¿Que sucedió?

Chimuelo: *Suspiro* Los Dracomanos poseen muchos poderes, pero esos poderes llevan consigo límites. Uno de ellos sin por ejemplo las emociones. Ustedes vieron en el último mensaje de Manthos que las emociones activan y potencian esos poderes y magia. Es por eso que nos hizo prometer que nunca deberíamos usar nuestros poderes con ira o rencor en nuestros corazones. Otra de las cosas, y eso lo descubrimos a las malas, fue cuanto más grande es el dragón en el que te conviertes, menos control tienes de tí mismo. Hipo se transformó una vez en un Typhoomerang y en unos segundos se volvió salvaje, se convirtió en un dragón de verdad, había olvidado quién era. Costo volver a traerlo a la realidad.

  De la nada se escuchó un rugido feroz y potente, la isla empezó a llenarse de niebla. Todos fueron hacia el barranco y allí, apenas, notaron un dragón tan grande como una montaña, sus fauces eran tan grandes que pudo agarrar uno o dos de los barcos de los conquistadores.

Astrid: Se parece a un Muerte Roja.

Chimuelo: No... eso no es una Muerte Roja, es un Muerte Verde, y peor aún... es es Hipo.

  Efectivamente, Hipo se hundió en el mar para transformarse justo en el centro de la flota enemiga y destruir la mayor cantidad de barcos que sea posible.

Estoico: Debemos ir a ayudarlo.

Bocón: ¿Pero cómo? Ni con nuestros dragones o barcos podremos acercarnos. Estamos con las manos atadas.

???: ¿Qué tal entonces unas manos extras?

  Una voz provino del cielo haciendo que todos estuvieran en guardia. Cuando alzaron la vista, notaron que había una chica rubia de la misma edad de los jinetes, y montaba un Mortífero Nadder.

Astrid: *Alegre* ¡Camicazi!

Camicazi: ¡Hola Hermana!

Dagur: Recibimos un mensaje que decía que necesitaban de nuestra ayuda. Tuvimos unas dificultades en el camino pero parece que logramos llegar justo a tiempo.

Heather: *Alegre* ¡Hermano!

  La niebla comenzó a dispersarse y los Berkianos notaron que centenares de barcos comenzaban a llegar y a rodear la isla para protegerla.

Alvin: No creíste que te dejaria toda la diversión ¿O si Estoico?

Estoico: Gracias amigo.

  La ayudó llegó para los jinetes, solo faltaba seguir peleando un poco más

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia distinta)Where stories live. Discover now