Capítulo 45

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/Narra Hipo/
  Luego de que pasará una semana, llegó el momento de irnos.

  Toda la aldea se reunió y ante ellos estaban los dragones listos para irse.

  Brincanubes se quedaba a lado de mi madre todo el tiempo, Cizalladura y Heather se fueron antes para patrullar y espiar a los cazadores. Chimuelo estaba a mi lado todo el tiempo. Tormenta y los otros esperaban en el bosque, pero el día de la despedida, ellos estaban cerca del ruedo mirando con nostalgia aquel horrible lugar.

Hipo: Todos monten a sus dragones.

  Cada uno subió al mismo dragón que montaron cuando pelearon contra la Muerte Roja. Todos los padres despedían a sus hijos mientras que el mío abrazaba a mi mamá con esperanza en sus ojos.

Hipo: Dragones, vámonos.

  Todos nos fuimos hacia la isla mientras que atrás habían gritos de apoyo.

  Durante unos minutos, los chicos comenzaron a quejarse por la escamas en el trasero, hambre o simplemente porque estaban aburridos.

Patán: Hipo, ya nadie del pueblo te vé ¿Por qué no te quitas ese casco?

Hipo: No quiero que un cazador pase por aqui y vea mi rostro.

Patán: ¿Por qué? ¿Acaso son tus novios?

  El pesadilla monstruos arrojó a Patán al mar. Chimuelo lo vio serio y este fue a buscarlo antes de que cayera el agua. A pocos centímetros, el Jorgenson fue salvado y su aferró al cuello del dragón por el miedo.

Hipo: ¿Que te pasa Patán? ¿Le tienes pánico a las alturas?

  Las quejas continuaron por un tiempo y todavía quedaba 2 días de viaje, en barco sería mucho más tedioso y largo el viaje.

Hipo: *Sarcastico* Genial, tengo bebés a bordo.

  Nos detuvimos en una isla cercana para que los dragones descansaran y nosotros también.

Hipo: Sin unos bebés, maduren. Falta al menos uno día y medio para llegar.

Patapez: ¿En barco?

Hipo: En aire. Los dragones sin mucho más rápido que una flota o un simple barco. Cuando cumplía con el trato de una vez por mes, tenía que salir con algunos días anticipado.

Brutacio: ¿No tienes una silla como el que tiene tu dragón para nosotros?

Hipo: Como estos dragones no tienen jinetes, nunca pensé en darles una silla.

Brutilda: Ahhh. Me duele el trasero. Creo que deberíamos...

Hipo: Emprendamos el vuelo. Chimuelo, podés tomarte un descanso, explora un tiempo si quieres. Los demás, síganme.

  Todos se subieron a sus dragones y me siguieron. Yo desplegué mis alas de furia nocturna y comencé a elevarse. Volamos por unas horas más hasta que llegó Chimuelo. Y allí continuamos hasta llegar a otra isla.

Hipo: Última parada. De aquí volaremos hasta llegar a la isla.

  Pasaron los días y finalmente ví alivió al alzarse la luz del sol. Distinguí una tormenta feroz y arrasadora.

Hipo: ¡¡Llegamos!!

Astrid: *Sorprendida* ¡¿Qué?!

Patán: ¡¿Estas loco?! ¡¿Esa cosa nos matará?!

  Silbé un poco y la tormenta cesó un poco. Se abrió un pequeño hueco y dejó verse a lo lejos la isla de Manthos.

Hipo: Vamos.

  Al llegar les pedí a todos que esperarán mientras que dejé a cargo de los novatos.

  Fui a la base y guardé algunas cosas de valor y delicadeza. Luego de hacer, me cambié y salí y llamé a todos los dragones de la isla. Cuando los chicos llegaron, su piel se volvió muy pálida al ver la cantidad de reptiles que había.

Hipo: ¿Asustados? No tienen ni idea de lo que les espera.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia distinta)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن