Antes de que pueda reaccionar, antes de que pueda correr, antes de que André pueda ponernos a salvo; el príncipe sale volando y es proyectado contra un árbol, intento correr hacia él pero Alex me toma del cabello y del cuello hasta empotrarme y proyectarme contra un árbol. Mi respiración es agitada y poco a poco me voy quedando sin aire, miro hacia donde está el príncipe pero no se levanta.
De forma brusca, Alex me toma del rostro y me hace que lo vea mientras afloja el agarre de mi cuello. Puedo ver sus ojos completamente rojos, aunque él no tiene los dientes afilados.
— ¿Por qué? —pregunto en susurros.
— ¿Por qué, preguntas? —su tono de voz suena con resentimiento—. Vas a pagar por lo que me hiciste.
— No te hice nada —la desesperación me apánica al ver que André aun sigue tirado—. Yo no sé...
— Por tu culpa me convirtieron en esto, gracias a ti soy un maldito zaino —siento su repugnante aliento en mi rostro—. Pero descuida, preciosa... Darius me recompensará por llevarte con él.
— ¿Darius? ¿Conoces a Darius, él te convirtió? —de repente me suelta y caigo de rodillas. No hay tiempo, me levanto he intento correr hacia André pero de un manotazo, Alex me hace chocar contra el árbol y caer de forma brusca.
— ¿Qué quieres? —vuelvo a levantarme—. Alexis, soy tu amiga... eres como un hermano para mí.
— ¡¡Cállate!! —me da una bofetada, sintiendo el sabor de la sangre en mi boca—. Nunca había sentido el poder Norah, pero recibiré mucho cuando te entregue a Darius. Pero antes... —Alex sale proyectado a la izquierda, donde hay una estatua. André, por fin se ha levantado, me ayuda a ponerme de pie, pero antes de que pueda hacer otra cosa él y Alex comienzan una pelea.
Ambos comienza a golpearse de forma brutal, Alex golpea a André en la cabeza y vuelve a dejarlo noqueado, se acerca a mí y vuelve a tomarme del cuello, levantándome sobre mis pies.
— ¡Suéltame maldito! —me zafo de él he intento correr, se me abalanza y me tira en el césped. Intento escapar a rastras, pero me pone boca arriba y se sube sobre mí—. Te mataran, te lo aseguro.
— ¿No que era tu hermano? —se burla.
— Tú no eres Alex, eres un maldito zaino —el torso de su mano vuelve a proyectarse en mi rostro, sintiendo la sangre que escurre de mi nariz.
— Voy a disfrutar como te sacan el corazón —ríe de forma siniestra—. Disfrutare como lo sacan de tu cuerpo y lo destruyen mientras tu príncipe mira.
— André buscara venganza y te matara.
— ¿Lo hará muerto?
— Es inmortal.
— Algo me dice que no sabes nada de la profecía de los malditos —se burla de mi, toma con fuerza mis muñecas y las detiene contra el suelo, su rostro muy cerca del mío—. Mientras tú estés viva, el príncipe vivirá.
— ¿Qué quieres decir?
— Tu corazón los mantiene vivo a los dos, cuando destruyan el tuyo ambos morirán.
Un fierro gigante aparece en mi campo de visión y es proyectado en la cabeza del zaino. André me toma en brazos y nos desmaterializamos, apareciendo en la sala de estar.
Escucho los gritos de todos, Elian es el primero que viene hacia mí, me dice algo pero estoy tan aturdida que mi mente está en blanco, alguien más me pone algo sobre la nariz, pero mi única preocupación es el príncipe. André a tropezones sale corriendo de la casa, por la puerta trasera. Me quito a todos de encima y sin importar que mi cuerpo también este lastimado corro hacia el príncipe.
Esta de rodillas, en medio de la nieve, sus manos están sobre su cabeza. Ha recibido dos golpes muy fuertes que lo han dejado inconsciente así que debe de dolerle, llego derrapando frente a él.
— ¡Vete, vete! —me grita mientras me avienta para que me vaya.
— ¿Qué tienes? —tomo sus manos, pero él se zafa y vuelve a gritarme.
— ¡Vete! ¡Claudius llévatela de aquí! —todo el cuerpo del príncipe tiembla, sus manos están formadas en puños y las facciones de su rostro están contraídas.
— ¿Qué le ocurre? —pregunta Su Yeong.
— Se va a trasformar —dice Claudius mientras intenta levantarme.
— ¡No! —lo aviento y me acerco a mi príncipe—. ¡Hey, mírame!
— Un zaino nos vio, todos... tienen que irse —dice André entre dientes—. Norah, tienes que irte... yo iré después...
— ¡No!
— ¡¡QUE TE VAYAS!! —grita con fuerza, al ver sus ojos me suplica que me vaya, pero en cambio me acerco más y lo abrazo.
— Dijiste que me protegerías —susurro y él esconde su rostro en mi cuello.
— No quiero... hacerte daño.
— Se que eres fuerte —acaricio su espalda y su cabello, su cuerpo sigue temblando—. Tu eres fuerte y lo serás ahora —escondo mi rostro en su cuello, tomo una de sus manos y la pongo sobre mi vientre—. Serás fuerte por este bebé, ¿verdad?
— Inimă, no puedo...
— Si puedes, confió en ti.
Por agonizantes minutos me quedo en el suelo, abrazada del príncipe tratando de tranquilizarlo. Su cuerpo comienza a calmarse y dejar de temblar, al igual que su mandíbula que la tiene fuertemente apretada. Sus puños se aflojan y su respiración vuelve a estar regular.
Alza su rostro y puedo ver que esta bañado en sangre, mas no parece grave. No me había dado cuenta que yo estaba llorando hasta que él limpia mis mejillas y pega su frente a la mía.
— La reina Amelia tenía razón.
— ¿Mi madre? —me mira con el ceño fruncido.
— Dijo que tenías un autocontrol increíble.
— Puede lastimarlos.
— Se que no lo harás, nunca volverás a lastimarme.
— Siento interrumpirlos —Elian camina con un enorme mochila en las manos—. Los cazas del Inframundo están aquí —me toma del brazo y me ayuda a ponerme de pie—. Vamos princesa, necesitamos ponerte a salvo a ti y a tu hermano.
— No podemos usar ninguno de nuestros poderes —dice Su Yeong, corriendo hacia adentro pero no vuelve a salir, en cambio, suena el motor de la camioneta que rentaron y en segundos se estrella contra la verja—. ¡Suban!
— ¿No podemos volar? —pregunta Iván, corriendo hacia la camioneta.
— ¡No, sube ahora! —grita Elian—. Al desmaterializarse André y Norah, nos han encontrado.
Todos corren hacia la camioneta y en segundos nos ponemos en marcha a toda velocidad. No sé como saben que los cazas del Inframundo están aquí, yo no percibo nada.
La camioneta da un gran giro en el patio trasero y volver a la calle, Su Yeong conduce lo más rápido que la camioneta puede; la oscuridad nos traga mientras atravesamos la ciudad, donde sus habitantes son ajenos a nuestros problemas.
Intento mirar hacia atrás y ver si alguien nos persigue, pero Claudius y Violet detienen mi cabeza hacia atrás para tratar de controlar la sangre que escurre de mi nariz. El príncipe de hielo luce como si nada le hubiese pasado y habla con mi padre y Su Yeong sobre qué hacer en estos casos.
¿Adónde deberíamos ir?
Pasan los minutos, en ningún momento, el hada despega su pie del acelerador, estamos en medio de la nada, solo protegidos por el bosque y la nieve y propensos a una eventual volcadura si Su Yeong no maneja con cuidado. Todos han acordado que lo que nos puede salvar la vida o al menos darnos un poco de ventaja es traspasar un portal, pero por lo que entiendo si hacemos eso se activaran todas las alarmas y sabrán donde estamos al igual que si usamos alguno de nuestros poderes. Si estamos en el mundo humano, debemos ser como ellos y pasar desapercibidos.
— ¿Alguien sabe donde esta un portal? —pregunta Claudius.
— Es el Reino de la Luna —habla Iván—. El único licántropo que conozco esta en Corea del Sur, administrando un club.
— Podríamos llamarlo —sugiero—. Hay que parar cuando veamos alguna señal de vida.
— Estoy de acuerdo contigo —dice Elian, asintiendo—. No sé cuánto tiempo tenemos de ventaja, pero debemos de tratar de comunicarnos con Rumpel.
Todos estamos de acuerdo, así que supongo que este será un viaje realmente largo. Me acomodo en mi lugar y el príncipe de hielo me abraza, trato de dormir pero aun me parece un sueño lo que paso en ese jardín. ¿Cómo es posible que Alex sea un zaino? Le he estado dando vueltas al asunto y trato de recordar la última vez que nos vimos, justo el día que me secuestraron.
Caminábamos por la orilla de una montaña, era el único punto de acceso para llegar a un pueblo en Los Cárpatos; íbamos bromeando y cantando, haciendo cualquier tontería para pasarla bien y olvidar el frío que comenzaba hacer en ese lugar. Y de repente, sentimos la presencia de algo, nos asustamos y comenzamos a caminar más rápido para llegar a la pequeña ciudad.
A pesar de que era de día, había muchos puntos de oscuridad gracias a los arboles que ocultaban el sol; y justo a la entrada del pueblo algo nos ataco, en ese momento pensé que íbamos a morir, porque a Alex lo golpearon dejándolo inconsciente, lo mismo conmigo. Pero sé que ha él lo dejaron ahí, nadie cargo con su cuerpo, y lo sé porque Godric, mi antiguo guardia en el castillo, me lo dijo.
Pero ahora, verlo convertido en un híbrido y queriendo matarme... no se qué pensar al respecto. Me hace hacerme muchas preguntas, preguntas que había desechado por que iba a ser imposible que alguien las contestara, ahora todas ellas aparecen de nuevo. ¿Qué paso con mi familia y la de Alex? ¿Qué ha estado haciendo Alex todo este tiempo? ¿En verdad nos han dado por muertos? ¿Nadie nos seguirá buscando?