The Demonic King Chases His Wife [Parte 2] [Trad. al español]

Capítulo 239: Sin palabras en el acto (12)

Capítulo 239: Sin palabras en el acto (12)

"Así es, conseguir esto por cien mil de oro es realmente un precio demasiado alto. Debes saber que, incluso si se tratara de una piedra de cristal de color cian ya cortada, según el precio de mercado, solo cuesta cincuenta mil de oro ".

"Correcto, este precio es realmente ridículamente alto, solo un idiota ofrecería este tipo tan alto de precio".

"Lo más gracioso fue que al final, cortó una piedra de cristal Kao Pi".

Todos actuaban como si fueran un genio tardío. Todos comentaron incesantemente, a pesar de que el caballo ya había salido corriendo mientras lo perseguían.

Sin embargo, estos comentarios fueron como espinas afiladas que apuñalaron el corazón de Liu Chengfeng, lo que hacía que le doliera mucho una y otra vez.

No, de ninguna manera, no debe terminar así, ¿no tenía todavía algunas piezas de piedras origen que había comprado? Todas habían sido arrebatadas de debajo de la nariz de esa repugnante chica. Era poco probable que fallaran. Ciertamente cortaré una piedra de cristal de alta calidad frente a ellos.

¡Sí, cortar, debo cortar!

Liu Chengfeng agitó su mano y mandó al orden: "Voy a sacar las siete piezas de piedras origen que compré antes, ¡este señor quiere continuar cortando piedras!"

¿Todavía quería cortar un poco más? La gente de los alrededores comenzó a susurrar, pero Liu Chengfeng lo ignoró todo. Ahora, tenía que cortar una piedra cristal de color cian, de lo contrario, ¿cómo podría explicar esto a su familia?

Había gastado dinero como si fuera agua corriente. ¡Hoy, en un día, había gastado alrededor de ciento cincuenta mil monedas de oro!

La primera pieza de piedra origen, con un corte hacia abajo... nada.

La segunda pieza de piedra de origen, con un corte a través... nada

La tercera pieza de piedra de origen, con un corte vertical... nada.

La cuarta pieza de piedra fuente...

... El séptimo pedazo de piedra fuente, Liu Chengfeng casi lo cortó hasta que se convirtió en polvo, pero aún así estaba tan vacío como los anteriores. ¡No contenía ni una pequeñita piedra cristal!

En ese momento, Liu Chengfeng estaba a punto de volverse loco.

¡Ciento cincuenta mil monedas de oro, un total de ciento cincuenta mil monedas de oro! ¡Lo había gastado todo y no había recibido nada, sino que lo había visto flotar como agua! ¡Una pequeña pieza de piedra cristal, no había podido obtener ni una pequeñita piedra cristal de color rojo!

En este momento, los ojos de Liu Chengfeng ardían de ira. Casi perdió todo pensamiento racional. ¡Esto debía ser imposible! ¡Esa repugnante chica, en aquel momento, claramente los había elegido después de mucho tiempo! ¡Incluso tenía una expresión secretamente encantada!

Y justo en este momento, Su Luo, acompañada por el Viejo Chen, estaba caminando lentamente hacia allí.

Su Luo, en la posición de una maestra, caminaba al frente, mientras que el Viejo Chen exhibía el estado de un sirviente, caminando medio paso detrás de ella... Este tipo de orden, parecía muy extraño para todos los que lo vieron.

De las personas que acudían a aquel lugar, ¿quién no conocía al Viejo Chen? ¿Quién no sabía que en aquel entonces, él era el famoso y brillante rey de las piedras de cristal? Él siendo el sirviente de alguien, ¿cómo podría ser esto posible?

Por lo tanto, simplemente nadie podría adivinar la relación de maestra y sirviente entre Su Luo y el Viejo Chen.

Liu Chengfeng no corrió locamente hacia ellos. Ahora, su par de ojos rojos e inyectados en sangre ya se habían calmado gradualmente. Sin embargo, cuando miró la espalda de Su Luo, esa expresión fría y sombría estaba llena de luz siniestra. La comisura de su boca se enganchó en una sonrisa extrañamente sombría.

Levantó la mano, hizo señas a un sirviente y murmuró algo al oído.

Ese sirviente aceptó la orden y se fue rápidamente.

Todo este proceso, Liu Chengfeng lo logró en secreto. Casi nadie estaba al tanto de este pequeño acto suyo.

Su Luo le dio a Su Xiaoyuan diez monedas de oro, y sonriendo dijo: "Tómalas, compra algunas cosas buenas para tu madre y tu hermana. Además, tampoco te prives ".

"¿Oro, monedas de oro?" Su Xiaoyuan miró con entusiasmo las diez monedas de oro en su palma. Su boca estaba abierta de incredulidad. "Señorita, ¿no estábamos originalmente de acuerdo con diez monedas de cobre?"

"Tu conducta y tus acciones de hoy valieron la pena pagar por este precio. Acéptalo y no dejes que otros te lo roben. En este momento, tu pequeño cuerpo no podrás recuperarlas". Su Luo dijo sonriendo.

"Pero, pero... no hice nada hoy". Su Xiaoyuan dijo muy consternado. Hoy, además de llevar a la señorita al lugar del tío Chen, no hizo nada más. Recibió tantas monedas de oro sin ninguna razón. Estaba avergonzado de aceptarlo.