Parte 275: Un nuevo aprendiz

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Zed se encontraba en un conflicto con su amigo Veigar, siendo que invadió su mansión para conseguir un objeto que necesitaba.

Fue en ese momento que su mente viajó a cuando era un niño. Recordó cuando tenía una corta edad y fue encontrado por el hombre que cambió su vida.

"Hola pequeño, ¿dónde están tus padres?" - le preguntó un hombre vestido de color negro

"No tengo... no tengo padres ..."

"¿No tienes padres?"

"........"

El chico parecía haber sido maltratado por alguien antes de que el hombre llegara. Su aspecto era bastante lamentable y su voz rota.

"¿Quién te ha hecho eso?"

"Unos bandidos... querían un trozo de pan que tenía..."

"¿Me dejas ver tus manos?"

"........"

"Venga, déjame verlas..."

"........"

"Llenas de cortes... chico, ven conmigo... vamos a hablar un momento..."

El niño parecía desconfiar de él, sin embargo el hombre sonrió y le dio la mano.

"Quiero que hablemos de tu futuro..."

"¿Mi futuro?"

"Sí... tengo una propuesta para ti..."

El hombre al que pronto él llamaría maestro era líder de una orden de ninjas conocida como los Kinkou. Al ver potencial en él, y también por compasión, le ofreció entrenarlo y darle un hogar.

El chico, ahora bautizado con el nombre de Zed, aceptó y fue llevado al templo, donde conoció a una persona muy importante.

"¿Hola, cómo te llamas?" - le preguntó un chico con ropas azules

"........"

"¿Qué te pasa? ¿No tienes nombre?"

"Mi nombre es... Zed...."

"El mio es Shen, me alegro de que hayas venido a nuestro templo"

"Yo... yo también me alegro..."

"¿Quieres ir a jugar al jardín?" - preguntó Shen entusiasmado

"¿Jugar dices?"

"Sí, antes de que comience el entrenamiento"

"Si... claro..."

El adulto tenía cierta inseguridad, pues dicho apego entre ambos podría dificultar su entrenamiento.

Los dos chicos crecieron, hasta el punto de convertirse en los mejores amigos, pero más que amigos se convirtieron también en rivales.

"Venga Zed, sabes cómo va a terminar esto"

"Nadie sabe cómo terminará esto"

"Siempre con tu misticismo, eh..."

Zed ahora portaba una especie de vestimenta ninja de color blanco en comparación con Shen, que iba de azul.

"Ven a por mi, amiguito..."

"Eso esta por ver" - dijo agarrando sus dos espadas

"Muéstrame entonces el dolor..."

"......."

El ninja de blanco corrió hacia Shen con sus espadas. Pero su oponente desenvainó la suya, parando el golpe y produciendo un forcejeo, el cual terminó con las espadas siendo lanzadas a sus lados.

"Te lo dije, el equilibrio entre yo y mi arma..."

"¿Equilibrio? Eso no ha sido equilibrio sino suerte"

"¿Cómo que suerte? Zed" - dijo alguien desde detrás de suya

"Maestro, no sabía que estaba aquí..."

"Si estaba, y he visto tu forma de luchar" - dijo antes de mirar a su hijo - "Y veo que Shen ha vuelto a ganarte"

"Padre, ha sido un empate, yo no he ganado..." - intervino el chico - "Mi arma..."

"No es eso lo que yo veo"

El hombre dirigió una ruda mirada de enfado al pobre Zed.

El ninja de blanco se dio la vuelta con la cabeza baja y deprimido, dispuesto a caminar para olvidar lo ocurrido.

"Zed, espera, no hagas caso a lo que ha dicho padre"

"Déjalo Shen, tu eres su hijo, no yo..."

"No digas eso, sabes perfectamente..."

"Que tengo razón..."

Errante, caminó durante horas hasta que llegó a unas cordilleras cercanas. Una vez allí le llegó un pensamiento sobre lo sucedido, ¿iba a estar toda su vida siendo inferior a Shen?

"Solo quiero su cariño... su aprobación... yo..."

Solo quieres el poder...

"¿Mmm? ¿Qué ha sido eso?"

Acércate... y obtendrás... poder....

En ese momento una de las paredes de la cordillera se abrió, aparentemente llevaba a una especie de cámara y dentro de ella solo había oscuridad.

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Las Crónicas de VeigarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora