Parte 258: Rayos de Sol

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Era Sábado, y los campeones normalmente tienen algo de tiempo libre y muy poca interacción con los invocadores, debido a la vida social de estos.

Hay una campeona en concreto en la que nos centraremos hoy, se llama Diana y se encontraba en los jardines. Estaba a la sombra, donde no se le veía a menos que uno se acercara mucho.

"Ya casi es la hora, debería estar aquí" - dijo mientras se cruzaba de brazos

"Hola, Diana..."

"Lo sabía...."

La chica de la luna se giró para ver a Leona, con su armadura y traje de siempre, sonriendole mientras avanzaba hacia ella.

"Has sido muy puntual" - le dijo la chica albina

"No quería hacerte esperar"

"Gracias..."

Esa sonrisa que tan fina y fría que Diana le dio le recorrió el cuerpo, provocando cierto hormigueo.

Ambas se sentaron bajo la copa de un árbol, había mucha sombra y apenas se podía ver.

"Este sitio es muy tranquilo" - dijo la solari mientras se acomodaba

"Si, intenté buscar uno que estuviese apartado"

"Cómo te gusta la tranquilidad..."

"Uno de los pocos placeres de la vida"

"Coincido contigo en ese aspecto..."

"Cuando pierdes mucho aprendes a valorar las pequeñas cosas..."

"........"

Leona se quedó mirando el árbol, parecía enorme y cubría casi todo el cielo. Tras algunos segundos dirigió su mirada hacia su compañera.

Ambas habían sido enemigas y rivales por mucho tiempo, ella era la defensora de los Solari y ella la Renegada de la luna. Sin embargo entre tantas peleas los sentimientos crecieron.

"Oye, Diana..."

"¿Sí? ¿Ocurre algo?"

"¿Quién sabe acerca de lo nuestro?"

"Los Emisarios del Mal y... supongo que nadie más..."

"........"

"Puede... puede que ese tal Brand, no lo sé muy bien"

Eso le daba algo de inseguridad a Leona, ella había combatido a ese grupo de bellacos desde que Diana se unió a ellos y si alguien se enteraba de los suyo...

"Bueno, y quizás esa enana de Lulu..."

"Eso me deja algo..."

"Confío en ellos lo suficiente..."

"¿De verdad?"

"Por supuesto... me apoyaron bastante, incluso cuando decidí confesarme..." - le dijo mientras observaba su arma

Las dudas de Leona se empezaron a disipar nada más ver cómo hablaba de ellos. De sus amigos. De personas a quienes conocía bien...

Segundos después agarró su mano y apoyó su cabeza en su hombro.

"Me alegro mucho de oír eso..."

"¿Leona?"

"¿Puedo?" - preguntó algo inquieta

El movimiento extrañó a la mujer de la luna, pues ella no era muy lanzada.

"Depende, ¿estás a gusto?"

"Supongo que... sí..."

"Entonces no tengo problema alguno..."

Diana podía sentir calor a través de su cuerpo, ella siempre se mantenía en la oscuridad, en la sombra, con temor de que el sol le tocase... pero con Leona era distinto...

"Oye, Diana, ¿crees que la Liga aceptará también lo nuestro?"

"Tal vez ellos me vean con otros ojos, pero seguro que lo aceptarán"

"¿Cómo estás tan segura?"

"Si te han aceptado como parte de sus filas... tan mal criterio no tienen que tener"

"Bueno, respecto a eso..."

"Además, independientemente de lo que diga Viktor... ese Jayce no parece mal tipo"

"No... no lo es"

"Un poco arrogante, demasiado creído... pero supongo que tendrá dos dedos de frente"

"Puedes darlo por hecho..."

Eso probablemente era el mayor gesto de aprobación que Diana daría a un miembro de la Liga.

"Me acuerdo cuando se lo dije a Viktor, durante un instante me miró con desconcierto, pero... luego me felicitó y siguió con sus cosas"

"¿Hablamos del mismo Viktor?"

"No le importó demasiado, dijo que si era mi decisión... pero que no le incumbía demasiado"

"Sí, eso suena... a Viktor totalmente"

La guerrera sonrió ante el comentario, luego le dirigió de nuevo la mirada.

"Estoy seguro de que ellos lo entenderán, al fin de al cabo son tus amigos"

"Eso... es cierto" - le devolvió la sonrisa

Ambas se relajaron y miraron hacia arriba, algunos rayos de luz se habían filtrado entre las sombras.

Las Crónicas de VeigarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora