Parte 41: Daños Interiores

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Lulu, tras varias advertencias del maestro del mal, le arrebató su sombrero para ver su verdadero aspecto. Lo cual no fue una buena idea, precisamente.

Ahora los dos estaban sentados en el sofá con un silencio bastante incomodo, Veigar tenía puesto una vez más su sombrero.

"¿Me lo vas a contar?" - preguntó la chica juntando sus dedos

"No te gustaría, es muy desagradable..."

"Pero... quiero saberlo..."

"¿Estás segura? Tu opinión de mi podría cambiar"

"No te preocupes por eso..."

Veigar lanzó un mirada al techo, como si sus pensamientos no estuvieran allí. Luego se giró para mirarla directamente.

"Ocurrió hace unos años, antes de que se creara el Instituto de Guerra... yo era un yordle bastante normal"

"Tu eres normal Veigi...."

"No... no lo soy... soy... raro..."

"Pero ser raro tampoco es malo, yo soy raro"

"En aquella época era un comerciante ¿sabes?"

El yordle lanzó un vistazo a su cetro, el cual había obtenido de su padre antes de ser un hechicero oscuro.

"¿Comerciante? ¿Como los de la grieta?"

"Parecido, solo que yo amaba viajar, visitaba desde Shurima hasta Freljord"

"Eso suena bastante bien..."

Lulu miró alrededor de la sala, observando un arco y un disco de sol en su pared.

"Seguro que eran lugares muy bonitos"

"Un día fui a Noxus con amigos, unos Noxianos les vendieron una gema..."

Veigar se levantó y agarró un cofre que tenía en la chimenea. Se lo acercó a Lulu y reveló que contenía una gema de color rojo oscuro.

"Es bonita, y muy extraña"

"Se llama Gema Sangrienta, era una joya de la realeza Noxiana, cuando nos vieron con ella nos apresaron a todos en sus cárceles...."

"¿En la cárcel?"

"Pensaron que... que..."

En esta parte el brujo se quedó callado por varios segundos y su respiración se aceleró.

"Bueno, todos tenemos días malo....."

"Pasé en aquella cárcel cuatro años... cuatro largos años... me torturaron... me hicieron cosas horribles... agarraban cuchillos con puntas de hierro caliente..."

"Veigar..." - Lulu se fue acercando al mago oscuro

"Tantos años..... juré que todos lo pagarían.... que se arrodillarían ante mi... quería venganza..."

"Veigi..."

"Quería... quería... que nadie sufriera lo que yo sufrí..."

En ese momento la mente de Veigar solo pensaba en fuego y en él mismo encadenado. Al menos hasta que la yordle le abrazó.

"Veigar... esos días no volverán... ahora estás a salvo.. nadie quiere hacerte daño..."

"P-pero.... ¿y si vuelve a pasar? Mi cara..."

"Si eso volviese a pasar, yo y Pixie te rescataríamos" - dijo intentando que le tomara en serio

"Tu y... Pixie..."

"Y los Emisarios también, estoy segura de ello"

El maestro del mal se fue calmando, simplemente se dejó llevar y aceptó el abrazo. Durante varios segundos lo único en que pudo pensar era que ya no estaba tan solo.

"Veigi, siento no haberte obedecido con el sombrero" - dijo Lulu mirando al suelo

"No te preocupes... si eres tu no me importa...."

"¿D-de verdad?"

"Sí, pero no quiero que se repita..."

"Vale... te haré caso..."

El momento fue roto por un cuervo que empezó a golpear la ventana con su pico. El pájaro tenía una nota atada a la pierna por lo que el mago abrió la puerta.

"¿Un cuervo?"

"Mensajero, seguramente perteneciente a quien yo me sé"

El hechicero cogió la nota y empezó a leerla para sí mismo, evadiendo el anterior momento con Lulu.

"A ver que quiere ese cuer..."

"¿Qué pone, Veigar?"

"Nos vamos de viaje... inmediatamente..."

"¿De viaje? ¿Tan repentinamente?"

"Sí, vamos a tener que viajar... a Noxus"

"Espera... ¿Noxus?"

Las Crónicas de VeigarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora