Parte 10: Día de Playa

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Era un día caluroso en Runaterra, invocadores y campeones aprovechaban el mantenimiento del Instituto de Guerra para poder pasar tiempo libre.

Es por esto que Lulu, Rammus y Veigar fueron a la playa, aunque el maestro del mal no es que estuviese muy contento.

"Que bonito es el mar"

"Pixie, Pixie..."

"Chsst, no me gusta la playa, no sé por qué hemos tenido que venir..."

"Podría haber sido peor" - dijo Rammus

"¿Peor? No me imagino algo peor que un montón de arena..."

Así es, durante toda la mañana Lulu había estado extremadamente pesada con Veigar, pidiéndole que fueran a la playa.

"Y luego está soportar sus chillidos..."

"Al menos tenemos vacaciones"

"¡Para ti no hay vacaciones! ¡Sigues siendo mi prisionero!"

El brujo le gritó enojado mientras usaba su magia para colocarle una gran cantidad de arena encima, dejandole únicamente visible la cabeza

"Veigar, deja de hablar y vamos a jugar"

"Yo no quiero jugar" - le dijo cruzado sus brazos

"Eres un aburrido Veigar"

"Me da igual, ve a jugar tu si quieres"

"¿Pero por qué no vienes?"

"¡Porque el mal no juega!"

En ese momento Lulu colocó su toalla en la arena, una cesta de picnic y comenzó a sacar comida de ella.

"Hey Veigar, te he traído un poco de Tarta de Manzana, ¿quieres?"

"¿Tarta de manzana?"

"Ajá, me sale muy rica"

Al maestro del mal le encantaba la tarta de manzana, pues era su comida preferida.

"Emm si, vale, ponme un trozo"

"¿Ponme un trozo qué?"

"No me hagas decirlo...."

"Venga... Veigi... es muy sencillo, solo dos palabras..."

"Ufff" - finalmente cedió a la petición de Lulu - "¿Me puedes poner un trozo de tarta? Por favor..."

"Claro que sí, Veigar"

La chica le pasó un plato con un trozo y él agarró un tenedor para empezar a comérsela gustosamente.

"Hey, ¿pasáis un trozo?" - pregunto Rammus

"¡No, no estas aquí para disfrutar! ¡Estás aquí para sufrir!"

"¿Está buena la tarta? Veigar..." -

"Si, eres muy buena cocinera"

"Me alegro, la he hecho solo para ti"

Veigar casi se atragantó con la tarta al oír tanta dulzura. No por vergüenza o algo así.

"¡Veigi, tienes que masticar la comida!"

"¡No me llames Veigi!"

"Bueno, creo que voy a bañarme un poquito"

"Espero... que una medusa te pique..."

Lulu empezó quitándose los zapatos, continuando con su gorro y camisón revelando su bañador.

Veigar por el contrario no pudo evitar poner sus ojos en ella mientras seguía sentado, cosa que ella notó e hizo que se pusiera muy colorada.

"Ve-veigi... me miras muy... fijamente..."

"Tonterías, n-no te estaba mirando de ninguna manera"

"Veigar no digas eso"

"¡Te estoy diciendo la verdad!"

"Pero me he hecho este traje de baño por ti..."

"¡Déjate de tonterías!"

Veigar por su parte solo se ponía más enfermo. Suplicaba que algo, cualquier cosa, rompiera esa escena.

Y como un milagro, un estallido sonó desde detrás de ellos conforme hombres aparecían entre el humo. Quizás debería haber pedido otra cosa...

"¿Piratas? La madre que..."

"Todos tienen espadas oxidadas..."

"Vaya, dos pequeños yordles" - decía una voz femenina

Lulu agarró al yordle del brazo con fuerza, en un momento de miedo, ya que les tenían rodeados por todas partes.

La responsable era una pirata conocida como Miss Fortune, campeona y enemiga de Gangplank.

"Tu... tenías que ser tu..."

"Parece que aquí hay un pequeño yordle que se ha enrojecido al verme..."

Veigar estaba muy colorado. Pero no por ella, sino por el hecho de que Lulu estaba apretando sus pechos, únicamente tapados por el traje de baño, contra su brazo.

Por todo lo demás, efectivamente habían sido capturados.

Las Crónicas de VeigarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora