Parte 183: Caminando por Shurima

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El día de hoy era bastante caluroso en el desierto de Shurima, uno de los lugares más amplios de toda Runaterra y con más historia a sus espaldas.

En ella es donde se encontraba Xerath, acompañado de nuestros dos yordles protagonistas.

"Este sitio es muy bonito" - dijo Lulu mientras miraba un pequeño oasis

"Shurima es muy grande, Oasis como ese hay por muchos sitios"

"Si, pero pirámides y templos no"

"Sé que querías venir a Shurima a visitar unas ruinas, ¿pero era necesario traerla?"

"No quería quedarse en casa, ademas así preveo un posible incendio"

"Yo no quemaría la casa.... otra vez...."

Los dos hechiceros se quedaron mirándola fijamente. De hecho la mera presencia de la brujita incomodaba a Xerath.

"¿Acaso te molesta que esté por aquí?"

"No te voy a mentir... bastante..."

"Oh, bueno, prometo no decir nada comprometedor o... o..."

"........"

"O que pueda... ya sabes... incomodarte..."

"Volviendo al tema central" - le ignoró por completo - "¿Por qué estás interesado en las ruinas?"

"Pensé en visitarlas para verlas mejor, estuve leyendo acerca de su historia, la cual por cierto te incluye en ella"

"Por supuesto que lo hace... dejé mi marca en estas tierras..."

"Verdaderamente lo hiciste"

Tras la afirmación el mago ascendido se quedó en silencio por varios segundos, admirando las arenas.

"Shurima una vez vivió una edad dorada que se hecho a perder... algún día seguro que volverá..."

"Ya.. bueno... si tu lo dices..." - murmuró el yordle

"Y lo hará aunque sea a la fuerza y sobre los cadáveres de mis enemigos..."

"Lo pillo, rollo muy creepy"

Como Emisario del Mal, Veigar se había enfrentado en alguna que otra ocasión con Azir. Actual emperador de Shurima y archienemigo de Xerath.

Y si bien no creía que el pollo dorado fuera tan mala persona como lo pintaban... sí era tan culpable como su compañero de todo esto...

"Ahora entiendo por qué Malzahar aprendió hechizos de hielo..."

"Oye, ¿dónde está la pirámide que dice Veigar?"

"Queda poco, por aquí el tiempo parece que corre más rápido"

"Si el tiempo corriera más rápido ya habríamos llegado, ademas hace calor" - se quejo la chica

"Lulu, deja ya de quejarte, fuiste tu la que querías venir"

"Pero es que con esta calor no puedo achucharte" - dijo con tono lastimero

"Oh, que pena más grande" - respondió el brujo con cierto tono sarcástico

"¿Vosotros os lleváis así todo el día?"

El ser de energía parecía estar molesto por la charla que sus acompañantes tenían.

"No creas, una parte de mi le tiene cariñ..."

"¿Y la otra? ¿Veigi? ¿Y la otra?"

"La otra quiere aplastarte con un meteorito" - respondió con una voz fría

"Veo que eres un experto en el romance..."

Los tres siguieron caminando por el desierto hasta que finalmente llegaron a una especie de pirámide.

"Vaya, es más grande de lo que pensaba"

"Esta es donde más que nada se escondían alguno de los tesoros del emperador anterior a Azir"

"Osea, su padre, ¿no?"

"Sí, podríamos decir que era un soberano cretino..."

Por el interior se podía ver una enorme sala con estatuas y varios jeroglíficos en las paredes, también algunos tesoros y una sala continua llena de cofres.

"Veo que esto está lleno de joyas, pero lo que a mi me interesan son los jeroglíficos..."

"Solo espero que te des algo de prisa"

"¿Temes que venga Azir y te de una paliza?"

"Tengo que ver a cierta mujer en breve..."

"¿Cierta mujer? ¿De quién se trata?"

"Lulu, nada de meterte en la vida personal de otras personas..."

"Pero si solo he pregun..."

"Nada de meterse en sus vidas" - remarcó cada palabra con fuerza

Mientras ambos Emisarios charlaban, en el exterior de la pirámide se encontraba una especie de ser de gran tamaño, parece un chacal.

Portaba una armadura dorada y un enorme cetro, y poco a poco iba acercándose a la entrada de la pirámide.

Las Crónicas de VeigarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora