Parte 133: Hola mansión

838 66 23
                                    

Veigar acababa de pasar casi un mes entero en el Instituto de Guerra después de que Rumble destruyese su querida mansión.

Ahora por fin había vuelto a su casa junto con Lulu y Rammus, dispuesto a abrir la puerta como de costumbre.

"Por fin, hogar agridulce hogar" - dijo el brujo

"No hay nada como estar en casa"

"Por una vez te daré la razón en eso..."

Lulu empezó a correr por los pasillos hasta su habitación, mientras que el maestro del mal y el armadurillo dejaron las cosas en la entrada y procedieron a sentarse en el sofá del salón.

"Da gusto estar de vuelta"

"Echaba de menos sentarme en este sofá, ¿verdad Poro?" - decía Veigar acariciando al animalito

"Que ser más adorable"

"Y que lo digas..."

El Poro dio unas cuantas vueltas y luego se acostó junto a su dueño con felicidad.

"Rumble ha hecho un buen trabajo reconstruyéndola"

"Si... ¡después de que ese lunático la destruyera!"

"Tranquilízate, desestresate con mi patito de goma" - dijo Rammus ofreciéndole su juguete

"¿Desestresarme?"

Veigar agarró el muñeco de goma fuertemente hasta romperlo de un estallido en apenas unos segundos.

"Gracias, realmente me ha ayudado mucho" - dijo entregándole los restos

"......."

"Ahora que lo pienso, habrá que hacer la compra..."

Una lágrima empezó a caer por la mejilla de Rammus, hasta que Lulu entró a toda velocidad.

"¡Veigar! ¡Veigar!"

"¿Qué pasa ahora? Acabamos de llegar, no grites"

"No puedo abrir tu cuarto" - dijo con tono infantil

"¿Seguro que no abre?"

"Seguro, tiro de ella pero no abre de ningún modo" - le dijo sentándose a su lado

"Lulu.... ¡las puertas abren hacia dentro, no hacia fuera!"

"........"

A los pocos segundos la chica se llevó las manos a la cara, avergonzada.

"Es normal que se despiste, los cuartos del instituto se abrían así" - dijo Rammus defendiéndola

"Es difícil acostumbrarse de nuevo..."

"Si... de todos modos ¿qué hacías en mi cuarto?"

"Solo quería poner mis cosas en tu habitación" - le dijo sonriendo la yordle

"Ah, vale, de acuer... espera... ¿qué? ¡¿cómo que poner tus cosas allí?!"

"Si duermo allí tendré que llevar algunas cosas"

"Ah, si, claro... espera... ¿qué? ¡¿cómo que dormir allí?!"

"Te está regresando el estrés"

"Somos novios, ¿qué más da que duerma contigo?" - preguntó la chica tocándole la cara con su dedo acusador

"Pues... bueno... esto....."

"¿Te da vergüenza? Que mono eres Veigi"

"¡No soy mono! ¡Y no me llames Veigi!"

"Tan gruñón..."

"¡Y para con ese dedo acusador!"

El hechicero se marchó del salón rumbo a su habitación, donde por fin podría descansar en paz.

"¿Qué voy a hacer con esta chica?"

"......." - el poro le observaba

"Supongo que aguantarla, no me queda otra..."

"......."

"Sí... dormiré un... poco..."

El yordle acabó durmiéndose del cansancio de la mudanza, aunque llegó la tarde y pasada una hora se despertó.

"Ahhhh... me quedé dormido...."

"Zzzz..."

"¿Mmmm? ¿Poro? No..."

En ese momento vio que al lado suya estaba dormida Lulu.

"Esta chica nunca va a cambiar...."

"......."

"Sí, tenías razón..."

"Veigar... vara innecesariamente grande... materia oscura...." - decía en sueños mientras babeaba

"No quiero saber que (bababui) está soñando"

El hechicero se levantó dispuesto a irse, pero se dio cuenta de que una de las manos de la chica sujetaba su chaqueta.

Veigar soltó un pequeño gruñido y luego volvió a tumbarse. Supuso que debía resignarse y dormir un poco más...

Las Crónicas de VeigarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora