Parte 160: Helados de limón

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La historia empieza en el salón de del Maestro del Mal, hace aproximadamente una hora que Lulu se fue a comprar. Debido a esto está creando otro portal, encontrándosela directamente.

Lulu no es que hubiese logrado lo que fue a buscar, pero no volvía con las mano vacías.

"Qué puntual eres"

"Supuse que habrías comprado el cetro"

"¡Así es, Veigi!"

"Date prisa y..."

La chica pasó corriendo por el portal, el cual se cerró segundos después.

"No me llames Veigi" - respondió con su voz fría

"Al final acabé yendo con Tristana"

"¿Con la tipa esa rara? Cuanto menos se acerque por aquí mejor..."

"Fuimos al a tienda y había muchas cosas mágicas"

"Ajá, pero ¿dónde esta tu cetro?"

"No pude encontrar ningún cetro de naturaleza" - contestó algo deprimida

"¿Y ese libro que tienes?"

"Me lo dio Ryze, dice que puedo usarlo para mi conjuros" - dijo con una sonrisa

"Piensa bien que vas a escribir, los libros como ese no tienen mucha capacidad"

"De acuerdo, lo pensaré muy bien"

La chica se marchó a la velocidad del rayo, dejando aturdido incluso al Poro.

"¡Y no se te ocurra escribir nada raro!"

"........"

"Solo espero que no sea magia negra..."

Pasaron los minutos y la brujita seguía en su cuarto, sin hablar y pensando en qué escribir.

"¿Estará aun pensando en sus conjuros?"

"Igual no puede decidirse" - dijo Rammus, que estaba a su lado

"Rammus, ¿desde cuándo estas ahí?"

"Desde hace un ratito"

"¿Y cómo es que estás libre?"

"Cosas del argumento, los lectores demandan mis apariciones" - contestó con calma

"¡Cállate y vete a la mazmorra!"

"Vale, pero ¿has visto mi esencia de vainilla?"

"¿Por qué debería haberla visto?"

"Bueno, no sería muy descabellado, en realidad... "

"¡Ya los tengo, ya los tengo!" - gritaba la bruja

"Lulu, has interrumpido mi conversación del mal"

"¿Conversación del mal? ¿Con quién?"

"Pues con... emm..."

El brujo dirigió su mirada hacia Rammus, pero este ya se había ido, dejándolo casi en evidencia.

"En fin, ¿qué tienes?" - preguntó sin mucha curiosidad

"Tengo terminado el conjuro del libro"

"¿En serio? ¿Cuales has puesto?"

"Cogemos un cazo y hervimos un poco de agua y azúcar, luego de tres minutos dejamos que se enfríe junto a la esencia de vainilla..." - empezó a leer la hechicera

"Lulu....."

"Luego lo mezclamos con zumo de limón y lo metemos en el congelador 20 minutos" - siguió leyendo tranquilamente

"Lulu..."

"Cuando este a medio congelar es cuando echamos las claras de huevo y...."

"¡Lulu!" - gritó el mago

"¿Qué pasa Veigi?"

"¡No me llames Veigi! ¡¿Y qué es eso que has escrito?!"

"Oh, es mi receta para hacer helados de limón" - dijo sonriente

"¡Tenias que escribir tus conjuros ahí! ¡No tus recetas!"

"Pero mis conjuros no cabían en un libro como este"

"Podrías haber puesto un hechizo de Prender, de Claridad o de Aplastar"

"Bueno, prefería escribir la receta" - insistió sonriente - "No es que me entrara hambre mientras pensaba y me pusiera a escribirlo..."

"Así que eso es lo que paso...."

"¡Olvida lo que he dicho!"

"Derrotada por tu glotonería..."

"¡No digas esas cosas!"

"¿Qué vas a hacer ahora con tu magia?"

"Ya encontraré algún modo, solo tengo que esperar" - dijo sonriente

Poco después la chica se puso a hacer helados de limón con la esencia de vainilla de Rammus... crueldad en estado puro.

Las Crónicas de VeigarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora