Tras una breve consulta Diana se encontraba en el jardín del Instituto de Guerra, acercándose a Leona, su archienemiga. Aunque esta vez sus intenciones no eran para nada hostiles.
La Solari por su parte la vio acercarse y se puso algo nerviosa, temiendo otra confrontación por su parte.
"Hola Di-diana" - tartamudeó un poco
"Leona..." -devolvió el saludo seriamente
"¿Puedo ayudarte en algo?"
"Podría ser..."
La campeona dorada parecía calmarse un poco tras ver que no había levantado su arma.
"Quisiera hablar contigo de un tema... muy concreto..."
"Si... claro... toma asiento...."
"......."
"Hoy hace un buen día, ¿verdad?"
"Te noto muy tranquila... para ser yo..."
"No lo estoy tanto como lo aparezco, pero dame tiempo"
La lunari se sentó al lado suya, sin soltar su arma e intentando relajarse un poco, pues su acompañante aún estaba algo intimidada.
"¿Qué quieres hablar conmigo?"
"Bueno.... nos conocemos desde hace mucho...."
"Si, desde que eramos pequeñas"
"Y... hemos sido enemigas por mucho tiempo..."
"Si, bueno, eso es porque buscamos metas distintas" - dijo con nerviosismo, temerosa de que ella iniciara otra pelea
"Pero quiero que sepas... que yo nunca te he odiado... solo odio todo en lo que crees..."
"Ah... de... de acuerdo..."
Eso no fue un argumento demasiado bueno, pero en su favor estaba haciendo todo lo posible para quedarse ahí.
"Eso ya lo sé, Diana" - le contesto la guerrera del sol
"Si... pero aun así... tu nunca me odiaste...."
"¿Odiarte?"
En ese momento Leona se sorprendió, ella parecía estar hablando como cuando eran niñas, sin querer rebanarle el cuello.
"No, yo nunca podría odiarte Diana"
"Leona... hay algo en lo que he estado pensado mucho...." - dijo apartando su mirada del suelo
"¿Y qué es?"
"Yo... yo tengo..."
Quizás quería hacer la tregua con ella para empezar, poner sus diferencias al margen primero y...
"Tengo ciertos sentimientos...." - dijo muy seriamente
"¿Cómo? ¿Sentimientos?"
"Leona... yo creo que..."
"Te veo rara, por lo general eres siempre muy directa y..."
"Te amo..." - le dijo mirándola a los ojos
Ambas se quedaron en silencio por unos segundos. Diana parecía encontrarse perfectamente a pesar de su nerviosismo interno, Leona por el contrario parecía normal hasta que cara se llenó de un rojo intenso.
"¡¿Cómo?! ¡¿Cómo has dicho?!"
"He dicho que yo te a..."
"¡Me he enterado! Pero... pero desde cuand..."
"No deberías hablar tan fuerte... podrías llamar la atención y no quiero eso..."
"¡Pe-pero yo soy una chica!"
"Lo sé... es obvio... realmente obvio... y me da igual...."
"¡Y mis ideales son distintos a los tuyos!"
"Eso también lo sé... no eres perfecta..." - respondió la chica de la luna
"¡¿Cómo dices?!"
"Yo tampoco lo soy en cierto sentido..."
"Ademas, pi-piensa en lo que diría la gente... los jefes del Monte Targon..." - intentó explicarle
"Me da igual lo que piensen ellos" - dijo muy decidida
"Pero... pero..."
"Y que conste que no he hablado más seriamente en toda mi vida..."
Realmente no era la primera vez que la Lunari pasaba de los jefes del Monte Targon.
"Acaso... ¿no sientes lo mismo por mi?"
"Bueno... creo... que... tal vez..."
"Leona, no voy a obligarte a que tomes una decisión que no quieras"
"Yo... yo..."
"Podemos volver a nuestras peleas a muerte, a ver quien liquida..."
"No es eso... yo nunca había pensado en ti de esa manera..."
En ese momento Diana giró la cabeza, Leona parecía estar a punto de decir algo importante y decisivo.
"Siempre me has parecido algo agradable... nunca he pensado en ti así... jamás..."
"Oh... entiendo..."
"Pero... yo nunca he salido con nadie... menos una chica... no sabría cómo comportarme..."
"Compórtate como siempre... no me gustaría que cambiases..." - le dijo Diana mientras le apartaba el pelo de la cara
"Qu... qué... ¿cómo dices?"
A Leona se le cortó la respiración por varios segundos, quedando más sonrojada todavía cuando Diana le agarró de la mano y sonrió. Imposible.
Era imposible negarse de esa manera en la que le miraba.