A primera hora de la mañana, el sol naciente de Ciudad Yan se alzaba desde el suave horizonte del este.
Hacía más frío; el norte siempre se enfriaba más rápido. Las ventanas de la nueva casa ya habían condensado gotas de agua en su interior por el frío de la noche. Zhou Neng (padre Zhou) se estremeció y encendió la lámpara de la mesilla de noche. La tenue luz amarilla iluminó la oscuridad, iluminando su nueva y confortable morada.
Era completamente diferente de la casa en la que había vivido en las últimas décadas: era luminosa y espaciosa, y cada zona tenía una sensación de comodidad creada por el dinero. Aún recordaba el dormitorio que le habían asignado en la fábrica de Ciudad Liyun. Con innumerables puertas oscuras escalonadas a ambos lados de los oscuros y estrechos pasillos. Puertas destartaladas, paredes de los pasillos cubiertas de humos de aceite, y utensilios de cocina y menaje de todos los hogares que hacían que el estrecho pasillo pareciera aún más estrecho. Sus habitaciones eran un poco mejores, pero también estaban llenas de simplicidad: espacio reducido, muebles destartalados y el áspero suelo de hormigón siempre cubierto de gotas de agua que goteaban del techo.
Zhou Neng pisó el liso suelo de madera. Cuando se lavó la cara, no pudo evitar recordar el aire húmedo de Liyun. Luego cerró el grifo en silencio y salió a mirar el calendario que colgaba de la pared del salón. Había una estrellita impresa en él, en el día siguiente a la estrella había un círculo con bolígrafo rojo.
Zhou Neng sonrió, y seguía de muy buen humor mientras arrancaba el auto. Su mujer se había marchado a la isla de Hong Kong por un problema mecánico en la fábrica. Tras cinco largos días, por fin regresaba hoy.
Como viejas parejas, ya estaban acostumbrados a apoyarse y acompañarse mutuamente. Era una sensación extraña estar separados durante tantos días.
Los faros del auto brillaban al frente, y el motor temblaba y rugía al arrancar. Zhou Neng bajó la ventanilla del auto, tarareó una canción y apoyó el codo en el marco de la ventanilla con elegancia. No le importaba en absoluto el ruido que oía. Era su primer auto, lo había comprado hacía unos meses. Antaño, aún era un trabajador corriente que evitaba en silencio los vehículos de cuatro ruedas en las calles de Liyun. Sólo los grandes jefes tenían su propio auto, nunca soñó que podría tener uno para él solo. Pero de su casa a este auto, los tiempos habían cambiado rápidamente. Parecía que, en un abrir y cerrar de ojos, estaba viviendo una vida completamente distinta a la del pasado.
Nada más girar en la calle del Sol, vio el grupo de colas que esperaban frente a su tienda. En un día tan frío, los clientes ya se habían puesto sus gruesos abrigos. Zapateaban y charlaban en su sitio, pero todos seguían formando una fila ordenada. Antes de que Zhou Neng saliera de su auto, oyó que la gente le llamaba alegremente...
"Jefe, ¿estás aquí?"
"¡Llegas un poco más tarde de lo habitual!"
"Llevamos esperando aquí más de diez minutos".
"¿La jefa aún no ha vuelto?"
Zhou Neng respondió con una sonrisa: "¡Mi culpa! Perdón por el retraso. La jefa volverá por la tarde".
Mientras hablaba, levantó las persianas metálicas enrollables. Los invitados se animaron de inmediato y sacaron sus pequeñas bolsas de tela que habían traído de casa. Zhou Neng encendió el fuego de la cocina exterior. Los caldos tardarían un rato en calentarse, así que aprovechó para hacer otras tareas.
Los clientes habituales señalaron las dos cajas que Zhou Neng llevaba en el maletero del auto. Todos decían ansiosos: "¡Dame diez botellas!"
Zhou Neng abrió la caja y sacó de su interior un montón de pequeños frascos de cristal. Las luces de la tienda se encendieron, iluminando el enorme 'Pasta de judías Haitang' de la etiqueta. Zhou Neng sonrió y dijo a los clientes habituales de delante: "Desgraciadamente, hoy las existencias son limitadas. Ding Xiang (Madre Zhou) dijo por teléfono que una persona puede comprar hasta cinco botellas".
"¡Haiya!" Un invitado no estaba convencido: "¡Puedo acabarme un solo frasco con un cuenco de arroz!"
"¡Mis más sinceras disculpas! Todavía hay mucha gente esperando en la cola. Ya que todos han venido y esperado tanto tiempo, no podemos dejar que vuelvan sin éxito, ¿verdad? Cinco botellas por persona, pero aún así se agotará a las 7:30". Al ver la cara de descontento del cliente, el padre Zhou continuó explicando: "Lo principal es que la fábrica de pasta de judías aún no está totalmente construida. Cuando la línea de producción funcione sin problemas y el suministro de productos sea estable, le enviaré un tarro gratis por su amable comprensión".
Sólo entonces se marchó satisfecho el invitado. Fue entonces cuando los caldos de la estufa que tenía detrás hirvieron. Entregando la venta de los condimentos complejos al trabajador recién contratado en la tienda, Zhou Neng se lavó las manos y echó el primer puñado de fideos a la olla.
Con estos fideos comenzó un nuevo día de prosperidad en Sun Street Snack Bar.
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Wang Quan y Madre Zhou fueron a la isla de Hong Kong tras ser invitados por la empresa de equipos de producción. Se beneficiaron mucho en pocos días, y tuvieron que llamar a Lin Jingzhe todas las noches para discutir nuevas ideas de desarrollo de la fábrica.
Madre Zhou no pretendía limitarse a fabricar pasta de judías, tenía en mente un plan a más largo plazo.
Los consumidores se fijaban en las dos primeras palabras de 'Pasta de judías Haitang', pero para ella, 'Haitang' era la palabra clave.
La fábrica de pasta de judías se llamaba Haitang Food Factory, y su razón social era 'Haitang Non-staple Food Incorporated'. Haitang era una marca comercial, una marca, y en el concepto de Madre Zhou, podía tener innumerables sufijos.
A los veinte minutos de regresar a Ciudad Yan, Madre Zhou empezó a describir a Lin Jingzhe un horno de secado que había visto y que le había gustado mucho. Un buen horno de secado puede secar con precisión los ingredientes sin tener que estar a merced del tiempo. Con él, los productos encurtidos podrían incluirse en el siguiente lote preparatorio de la Fábrica de Alimentos Haitang. Después de que le abrieran los ojos, la ambición de Madre Zhou no era menor que la de cualquier hombre.
Incluso aprendió a conducir un auto. Ahora que Madre Zhou estaba acostumbrada a trabajar fuera de las instalaciones, su imagen había adquirido un nuevo aspecto. En ese momento, vestía el abrigo de cachemira más moderno de la isla de Hong Kong y llevaba el pelo delicadamente permanentado. Aunque su expresión seguía siendo amable, desprendía la confianza y la madurez propias de las mujeres de mediana edad.
Wang Quan, que estaba sentado en el auto, entregó las dos bolsas a Lin Jingzhe.
Lin Jingzhe la abrió y dentro había dos abrigos de cachemira de mujer, parecidos al que llevaba la madre Zhou. Wang Quan le guiñó un ojo y le sonrió. "Para que me llames expresamente para que te traiga estas dos prendas de ropa de chica, eres muy cariñoso, ¿verdad?"
Madre Zhou conducía el auto, pero miró hacia atrás cuando oyó las palabras burlonas de Wang Quan: "¿Tienes pareja?"
"No". replicó Lin Jingzhe inconscientemente. Luego se detuvo un momento y cambió de opinión: "Bueno... sí que lo estoy".
"Lo sabía". Madre Zhou sonrió con satisfacción: "Es bueno tener una relación. La tía te apoya, y la ropa también está comprada para ella, ¿verdad? ¿Qué clase de persona es?"
Lin Jingzhe sabía que habían entendido mal, pero no sabía por dónde empezar a refutar. Después de dudar un momento, sólo apartó la mirada y dijo: "Una... persona muy tranquila y hermosa".
"¿Edad?"
"Veintitrés".
"¡Vaya!" Dijo inesperadamente la Madre Zhou: "¿Mayor que tú?"
Lin Jingzhe asintió antes de que Wang Quan añadiera: "Es mejor ser mayor. Más maduros, saben cómo cuidar de la familia".
"Eso es cierto". Madre Zhou asintió con la cabeza. Continuó preguntando despreocupadamente: "¿Altura?"
"......" Lin Jingzhe pensó un rato, pero decidió decir la verdad: "¿Creo que alrededor de 1,92 metros?"
Madre Zhou: "¿¿¿???"
Wang Quan: "¿¿¿¿????"
El auto dobló una esquina y se detuvo a un lado de la carretera. Madre Zhou frenó, apagó el motor, y girando la cabeza para mirar a Lin Jingzhe, totalmente confundida-.
"¿Qué?"
Lin Jingzhe replicó con seriedad: "¡Yo también llegué a 1,8 metros durante las vacaciones de verano!"
Escuchando su defensa, Madre Zhou estaba aturdida. Era difícil imaginar la escena de Lin Jingzhe paseando con una chica que medía 1,9 metros.
Sólo pudo obligarse a no pensar en este problema y cambió bruscamente de tema.
"Libera tu agenda mañana por la tarde. Tu tío Gao va a volver a Ciudad Liyun a recoger a la maestra Hu. Vamos a cenar juntos en Ciudad Yan".
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El choque intuitivo provocado por los 1,92 metros de altura no era algo que pudiera explicarse en una sola frase. Lin Jingzhe no tenía forma de decir toda la verdad por el momento, así que sólo pudo marcharse bajo la expresión preocupada de Madre Zhou. Sujetando la bolsa que le había dado Wang Quan, Lin Jingzhe se dirigió al patio del sur de la ciudad.
La comida habitual de los sábados de la Familia Shen nunca había faltado. Cuando Lin Jingzhe llegó, primero dio un abrazo a Shen Tiantian cuando ella vino a abrir la puerta. La felicitó suavemente: "Feliz cumpleaños por adelantado".
Shen Tiantian fue tomada desprevenida por su repentino abrazo. Cuando olió el refrescante aroma único de Lin Jingzhe, inmediatamente se sonrojó: "Gracias".
Lin Jingzhe le entregó la bolsa en su mano, le dio unas palmaditas en la cabeza, y con su mirada amable, dijo: " Un regalo, espero que te guste".
El regalo que recibía cada vez que se encontraban todavía hacía que Shen Tiantian se sintiera indeciblemente tímida. Su habitual carácter extravagante y extrovertido no aparecía por ninguna parte. Shen Tiantian aceptó la bolsa y corrió escaleras arriba. Aún llevaba puesto el vestido amarillo apagado que le había regalado Lin Jingzhe la última vez que se vieron. Después de correr hasta el segundo piso, se detuvo, retrocedió unos pasos un poco y se asomó con cuidado bajo la cubierta de las escaleras.
Lin Jingzhe se quitó el abrigo y lo estaba colgando en el perchero. Hablaba con Shen Juanying, que se había dirigido a la puerta. Su expresión era un poco más seria que cuando estaba frente a Shen Tiantian, y todo su cuerpo exudaba una madurez que contradecía su apariencia juvenil. Aunque las palabras maduro y juvenil entraban en conflicto, le sentaban muy bien a esta persona. Bajo su aspecto joven y apuesto, sus palabras y sus actos superaban con creces la madurez de los chicos de su misma edad.
Shen Tiantian apretó el asa de la bolsa y siguió observando la situación abajo. Shen Juanying era una mujer capaz, nadie la describiría como alguien delicada. Aunque se había criado en un ambiente bueno y libre desde niña, Shen Juanying nunca había muñido meticulosamente a Shen Tiantian, por lo que el peso de su mano le proporcionaba el placer de ser cuidada y mimada.
Lin Jingzhe pareció sentir la mirada sobre su cabeza cuando de repente levantó la cabeza. Cuando sus ojos se encontraron con los de ella, su rostro se suavizó y levantó las cejas para mostrar una expresión interrogante.
Shen Tiantian estuvo a punto de resbalar. Huyó a toda prisa y volvió a encerrarse en la habitación.
Molesta por su propia reacción, Shen Tiantian tardó un rato en recobrar la compostura. Abrió con cuidado la exquisita bolsa, sacó la ropa que había dentro y la sacudió suavemente. El fino tejido de cachemira le hizo sentir un calor indescriptible en la palma de la mano. Era el abrigo más adecuado para esta temporada, y la talla era perfecta. Shen Tiantian se moría de ganas de ponérselo. Al ponerse su color favorito, Shen Tiantian no pudo evitar pensar en el inesperado y confortable abrazo cuando abrió la puerta.
Este hermano, que apareció de la nada, realmente cumplió todas sus fantasías sobre tener un hermano mayor.
Shen Tiantian recibió una salva de aplausos cuando bajó las escaleras. Shen Juanying la elogió en voz alta: "¡Estás preciosa!"
Era un elogio sincero. Todo el temperamento de Shen Tiantian había cambiado gracias a este abrigo de cachemira.
A principios de los años noventa, esas marcas mundialmente conocidas y ampliamente reconocidas aún no habían entrado en Ciudad Yan. No era tan fácil para los ciudadanos de aquí seguir las tendencias. A menudo, los estilos de moda de Yan City se consideraban anticuados en la Región Administrativa Especial. En esta época, la isla de Hong Kong estaba más al día en cuanto a tendencias, debido a su desarrollada industria del entretenimiento. El abrigo de cachemira de Shen Tiantian era la prenda más popular entre las superestrellas de Hong Kong. Con su corte entallado y nítido, este abrigo intemporal podía llevarse durante décadas.
Shen Tiantian se sentó a la mesa. Tras un momento de silencio, se armó de valor y susurró: "¿Vendrás el martes a mi fiesta de cumpleaños?"
En su fiesta de cumpleaños debían haber invitado a gente del mismo círculo, Lin Jingzhe no quería socializar con ellos. Así que se limitó a sonreír mientras preparaba un plato para Shen Tiantian y dijo suavemente: "Ese día estoy ocupado, así que no puedo ir. Tú y tus amigos diviértanse, recuerden mantenerse a salvo".
Shen Tiantian se sintió un poco decepcionada. Lin Runsheng era consciente de la aprensión de su hijo, se sintió extremadamente culpable mientras interrumpía solemnemente: "¿Por qué estás siempre tan ocupado? ¡¿Tan ocupado que ni siquiera tienes tiempo para darle un bocado a la tarta?!"
¿Y qué si la gente se enteraba? Esos rumores y cotilleos nunca cesaron desde que se casó con Shen Juanying. Aunque era un inútil, ¡todavía podía proteger a su hijo!
Lin Jingzhe ignoró su provocación. Por suerte, estaba Shen Juanying, que tenía conocimientos y tacto, por lo que el tono final de su comida siguió siendo armonioso. Como el cielo estaba oscureciendo, Lin Jingzhe declinó la invitación de Shen a pasar la noche de nuevo. Lin Jingzhe insistió en ponerse el abrigo y salió.
Tras cerrarse la puerta, Shen Juanying suspiró. Le dio unas palmaditas en el hombro a su marido y le consoló: "No pienses demasiado. Lo hace por su bien".
Los ojos de Lin Runsheng se enrojecieron rápidamente: "Sólo tiene veinte años, ¿por qué no puede vivir un poco más sin escrúpulos como otros niños?"
Shen Juanying frotó angustiada el rostro de su marido, pero no sabía cómo seguir consolándole.
Porque incluso ella suspiraba en su corazón de vez en cuando. Las emociones contenidas y la vida de Lin Jingzhe no se correspondían en absoluto con su edad.
Fuera de la casa, Lin Jingzhe había arrancado su auto cuando una figura apareció de repente delante de su espejo retrovisor. Shen Tiantian había salido corriendo tras él.
Shen Tiantian llevaba ese abrigo rosa de cachemira. Sus rasgos tímidos y juveniles a los que Lin Jingzhe todavía no estaba acostumbrado, hablaron con una voz que era a la vez suave y débil, casi abrumada por el sonido del motor de su auto: "¿De verdad no vienes a mi fiesta de cumpleaños?"
Lin Jingzhe se quedó mirándola un rato. Al ver la ansiedad y la expectación en los ojos de la chica, suspiró y apagó el motor.
"Tiantian". Abrió la puerta del auto y salió. Lin Jingzhe era una cabeza entera más alto cuando se quedó quieto delante de Shen Tiantian. Bajó los ojos y levantó la mano para tocar el pelo largo y suave de Shen Tiantian: "Créeme, es por tu propio bien que no asista".
Shen Tiantian frunció ligeramente el ceño, mostrando una mirada desconcertada.
Lin Jingzhe estiró un dedo, lo golpeó entre sus cejas y alisó sus pequeñas arrugas: "Durante este tiempo, aunque nunca hemos hecho un anuncio público, debes haber oído algunas cosas de tus mayores que te causaron descontento..."
Shen Tiantian se congeló por un momento y su expresión se volvió un poco antinatural. Hace algún tiempo, fue bombardeada por todo tipo de 'amables recordatorios', recordándole que debía tener cuidado con el niño que apareció de repente en la casa de su padrastro. Que ese niño era una existencia maliciosa que le quitaría todo lo que tenía.
Lin Jingzhe supo que lo había entendido. Los niños de la Familia Shen eran siempre más conscientes de la sabiduría mundana en comparación con los demás.
"Me marcho". Por lo tanto, sin más explicaciones, regresó al auto, arrancó el motor y se despidió de Shen Tiantian.
Shen Tiantian se quedó allí de pie y lo miró marcharse sin comprender. El auto negro recorrió un arco en el patio, luego pasó la verja y se alejó solo hasta el final de la carretera.
De repente dio unos pasos hacia delante, con el corazón lleno de rabia y pena.
Sólo se reunían para una comida a la semana. Nunca se quedaba a dormir, nunca participaba en reuniones públicas, e incluso se quedaba fuera solo durante el Año Nuevo.
¿Lin Jingzhe hizo todo esto sólo por las charlatanas bocas de esos forasteros?
¿Por qué molestarse con esa gente?
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Xiao Chi llegó a casa por la noche y, mientras se lavaba, vio una gran bolsa de papel junto a la cama.
En la bolsa estaba impresa una marca que le resultaba familiar; debía de haber ropa dentro. Con una cinta de color tostado claro atada en el exterior, parecía un regalo. El corazón de Xiao Chi dio un vuelco cuando miró a Lin Jingzhe que salía del baño después de ducharse, y una suave alegría surgió en su corazón.
La temperatura había bajado recientemente, y sintió un poco de frío en la chaqueta de cuero que Lin Jingzhe le dio. Había estado debatiendo sobre comprar algo de ropa de invierno para Lin Jingzhe y para él.
Dio un paso adelante para abrazar a Lin Jingzhe y besó su mejilla húmeda.
Lin Jingzhe le miró confuso, pero no evitó su contacto. Obedientemente permitió que éste le abrazara: "¿Estás bien?"
Xiao Chi le abrazó con ternura, la humedad que quedaba en la piel de Lin Jingzhe era tan encantadora como una amapola cubierta de rocío. Su nariz se detuvo en él durante mucho tiempo, sin querer separarse. Succionando la delicada clavícula de Lin Jingzhe, Xiao Chi lamió las gotas de agua que no había tenido tiempo de limpiar con la punta de la lengua. Sintiendo calor desde su cuerpo hasta su corazón, Xiao Chi preguntó: "¿Puedes venir a casa de mi familia el día 5 del mes que viene? Es el cumpleaños de mi hermana menor. Mi familia ya había aceptado".
El corazón de Lin Jingzhe latió violentamente, estaba un poco nervioso: "¿De verdad vamos a ir?".
"Por supuesto". Xiao Chi estaba un poco desconcertado por su vacilación: "¿No lo prometiste antes?"
Él captó la mirada ligeramente nerviosa en los ojos de Lin Jingzhe, así que lo consoló: "Es fácil llevarse bien con mi familia. Está bien, es sólo una comida".
Lin Jingzhe se sintió reconfortado y se relajó un poco. Cierto, sólo era una comida.
Xiao Chi fue al baño a darse una ducha mientras Lin Jingzhe se secaba el pelo y se sentaba en el borde de la cama aturdido.
Hablando en serio, sus preocupaciones ahora eran en realidad bastante absurdas. Los padres normales eran más que hospitalarios con los amigos corrientes de sus hijos que venían a comer, ¿Cómo podían poner las cosas difíciles? Aunque lo entendía racionalmente, Lin Jingzhe seguía nervioso. Xiao Chi era muy relajado, así que esta comida podría ser realmente sólo una comida para él. Sin embargo, ver a los padres de alguien era parte de una ceremonia para Lin Jingzhe, no importaba si esta ceremonia era sólo su propio estándar individual.
Debido a esto, estaba un poco ansioso. Xiao Chi, que había tomado un baño, saltó por detrás con su erección tocando la espalda de Lin Jingzhe. Frotó su húmedo pelo rizado en su cara y le besó.
Lin Jingzhe se apresuró a apartarle: "Espera, espera, espera..."
Xiao Chi parecía desconcertado, pero eso no impidió que su mano se moviera bajo la toalla de baño de Lin Jingzhe.
"¡Suelta, suelta!" Lin Jingzhe fue agarrado y estimulado dos veces por él. Su cintura tembló inmediatamente por sus movimientos resbaladizos. Temiendo olvidarse de sus asuntos, Lin Jingzhe se apresuró a apartar a Xiao Chi de una patada. Luego se inclinó para recoger la bolsa de papel que había sido puesta en la mesa junto a la cama y se la entregó a Xiao Chi: "¡Esto!"
Los ojos de Xiao Chi se iluminaron de inmediato. Se resistió, pero su deseo crecía más y más. Continuó haciéndose el tonto en la superficie: "¿Qué es esto?"
"Un abrigo de cachemira. Le pedí a Wang Quan que lo trajera de la isla de Hong Kong".
Xiao Chi exclamó para sus adentros: ¡Lo que más me gusta son los abrigos de cachemira! ¡A mí también me gusta mucho la isla de Hong Kong!
No pudo esperar a desatar la cinta. Después de sacar el abrigo del interior, estaba cada vez más satisfecho con la selección de Lin Jingzhe: ¡el color tostado era el que más le gustaba!
Sacudió el abrigo e inspeccionó cuidadosamente las costuras. Cuanto más miraba, más satisfecho estaba Xiao Chi, e inmediatamente quiso ponérselo en el cuerpo.
Pero cuando metió el brazo, sintió que las mangas le apretaban mucho. Xiao Chi frunció el ceño y lo intentó de nuevo, pero siguió sin conseguirlo, así que levantó la cabeza hacia Lin Jingzhe con duda.
Lin Jingzhe le miró fijamente, estupefacto: "¿Qué estás haciendo?"
Xiao Chi: "........¿?"
Lin Jingzhe comprendió rápidamente. Inmediatamente se sonrojó, dio un paso adelante para quitarle la ropa y le dio una patada: "¡Estúpido! ¡He comprado esto para tu hermana!"
Xiao Chi: "¿¿¿???"
Lin Jingzhe preguntó: "¿No tienes una hermana menor? Hu Shaofeng dijo que tu hermana menor suele vestir tonos lisos como el blanco y el negro..."
Xiao Chi: "......."
Después de que Lin Jingzhe confirmara que las mangas no estaban estiradas, dobló rápidamente el abrigo y lo volvió a meter en la bolsa. Mientras lo hacía, quiso explicar que sólo compró esta ropa casualmente, y que no había mucho sentimiento puesto en la compra de este abrigo.
Pero no tuvo oportunidad de decirlo.
Xiao Chi, que estaba tumbado a su lado después de haber sido pateado, no se movió durante un rato. Inesperadamente, se levantó de repente, y lo sujetó con su pp hacia arriba sin expresión.