Epiphany. [Traducción]

◦Capítulo 45 parte 2◦

Lin Jingzhe miró las paredes de la tienda mientras la atravesaba. Había un menú impreso con cada artículo y su precio pegado en la pared. Desde la opción más barata, las patas de pollo estofadas, hasta la más cara, los fideos a la cazuela de falda de vaca, el snack bar tenía muchas más opciones que cuando tenían el puesto de comida.

Los precios eran ligeramente más altos que antes, y algunos platos eran incluso más caros que el precio habitual del mercado. Por ejemplo, los fideos a la cazuela de falda de vaca costaban aquí cinco yuanes la olla. En un restaurante de fideos normal y corriente, costaría entre uno y dos yuanes un tazón grande. A pesar de ello, mientras subía, Lin Jingzhe oyó que al menos cinco mesas pedían el plato.

Arriba había un pequeño desván que probablemente utilizaba la Madre Zhou para sus descansos y siestas. La habitación era un poco estrecha y el techo colgaba bajo. Había una mesa en la habitación. Sobre ella había varias botellas y tarros llenos de aceite, sal, salsa de soja y vinagre.

La habitación era pequeña, pero esta consideración especial era mucho mejor que tener que sentarse en una tienda abarrotada. A nadie le importaba el ambiente cutre. Lu Xiaojiang se sintió completamente atraído por los recipientes de especias que había sobre la mesa. En cuanto se sentó, abrió uno de los tarros y echó una cucharada de pepinillos en su cuenco.

Sin nada con lo que acompañarlo, se llevó directamente la cucharada de encurtidos a la boca. Puso una expresión de embriaguez mientras los masticaba.

"¡Este es el sabor! ¡No ha cambiado en absoluto!" Lu Xiaojiang estaba abrumado hasta las lágrimas: "¡Lo echaba de menos como un loco! No podía dormir bien, todo sabía tan soso..."

Era la receta personal de encurtidos de la Madre Zhou. Combinaba brotes de bambú rallados, pimientos szechuan, rábano, lirio de día cidra y setas, y luego lo salteaba con lonchas de tocino de olor fragante. Una vez encurtido, producía un olor fuerte y apetitoso. Se podía mezclar con cualquier cosa y convertir la comida más insípida en algo mágico. Incluso en su vida pasada, Lin Jingzhe lo anhelaba a menudo. En su opinión, era incontables veces más apetitoso que los platos de grandes marcas de generaciones posteriores. Cuando fue por primera vez a la Universidad Yan, Madre Zhou le había dado un tarro. Más de la mitad lo consumió en casa del señor Fang, y la otra mitad se la comieron Lu Xiaojiang y los demás cuando se presentaron por primera vez en la residencia.

Se oyeron pasos desde las escaleras del ático. El padre Gao apareció con una cazuela blanca. La olla seguía silbando, haciendo que la tapa se levantara de vez en cuando, y el rico aroma llenó rápidamente toda la habitación. El padre Gao puso la cazuela sobre la mesa y abrió la tapa, haciendo que el vapor saliera rodando como una nube en forma de seta. Había colocado un cuenco de fideos sobre la tapa, que vertió rápidamente en la olla. El padre Gao se secó la frente y dijo: "Cómetelo mientras esté caliente. La falda de ternera se ha guisado bien hoy y no quedan muchas raciones. Tu tía guardó especialmente unas cuantas porciones para ti".

Cuando terminó de hablar, el Padre Gao se marchó rápidamente para seguir trabajando. Lu Xiaojiang alabó su propia suerte mientras se apresuraba a sacar un cucharón de sopa. La cazuela era más grande que las que servían abajo, suficiente para los cuatro. Varios trozos de falda de ternera, cortados en cubos grandes, flotaban en el caldo rojizo oscuro. Lin Jingzhe probó un bocado. El rico sabor de la tierna ternera combinado con la riqueza de la sopa hizo que su estómago, que en un principio no había tenido hambre, pidiera más a gritos.

La proporción de grasa y carne en una falda de ternera no tenía comparación. Además, el largo proceso de cocción hacía que la grasa tuviera una textura que se deshacía en la boca. Había un toque de dulzor en la sabrosa sopa que penetraba en cada fibra de la carne. Era una explosión de sabor que llenaba cada rincón de la boca con su tentadora esencia.