Vi en su rostro una sólida determinación que estaba reticente a desaparecer. Me sentí como un ratón atrapado en el laberinto de la muerte.

O algo así.

     Con sus manos entrelazadas sobre la mesa y sus ojos fijos en mí, me ordenó hablar. Le relaté mi ruptura con Castiel, obviando todo el asunto de la mafia y Christian, cambié algunas cosas. También le hablé sobre Óscar y cómo me sentía cuando estaba cerca.

-Así que, eso es lo que te tiene así- dijo -¿Te sientes culpable?

-No, Andy. Mi intención nunca fue lastimarlo, siento que este distanciamiento es innecesario, me ha roto el corazón y yo he roto el suyo.

-Sé que no eres capaz de herir a alguien intencionalmente, pero debiste pensar en las consecuencias que traería tu osadía al hurgar en su pasado. Y él está siendo muy intransigente, si yo estuviese en su lugar, te perdonaría.

-No es tan fácil, es un hombre con muchas heridas que decidió quitar sus vendas conmigo y dejar que fuese yo quien las curara. Y cuando todo iba bien, decidí que una más no iba a ser problema; pero lo alejó de mí.

-Has hecho muchos intentos por recuperarlo- murmuró -¿Pero han sido todos?, además, ¿qué hay sobre el otro chico?

     ¿Qué había? En realidad ni siquiera yo misma sabía, me sentía frustrada y agobiada, tenía menos de un mes de conocerlo y lograba ponerme ansiosa. Lo cual me dejaba en desbalance y me irritaba no saber qué me pasaba realmente.

-No sé- admití con pesar -. Estoy completamente segura de que amo a Castiel, pero yo...

       Me sentí impotente cuando no pude acabar la oración, no era tan difícil decirlo, simplemente, las palabras no querían salir; y me molestaba porque en peores situaciones no había podido callar. Salían sin empujones y las consecuencias no eran gratas; sin embargo, me ardía el pecho de enojo sabiendo a mi lengua traicionera y esclavizada por un miedo irracional.

-Amarlo no implica que no puedas sentir atracción por alguien más, es imposible no elogiar el físico de otros, lo importante es saber reconocer a quién le pertenece tu corazón y tu deseo, y elegirlo siempre, una y otra vez. Porque cambiar amor por atracción...es solo una absurda confusión con consecuencias pesadas. Además, él te sacó de su vida y hasta ahora no veo que te quiera de vuelta, así que no te tortures más.

-No entiendes que...

-¿Qué?- espetó interrumpiéndome -¿No entiendo que te aferras a quien ya soltó tu mano? ¡La que debe entender eres tú, señorita! Si cada vez que has intentado por las buenas abrir sus ojos lo único que has conseguido es rechazo a tus palabras, entonces ¿Qué debo entender?- una burbujeante molestia comenzaba a extenderse por mi cuerpo y luchaba mordiendo mi lengua para no atacarlo verbalmente.

      Tenía razón en su mayoría; pero él no conocía a Castiel, no como yo.

-No negaré lo obvio, pues tus palabras aunque molestas me resultan, son ciertas- desvié la mirada hacia el exterior, unos segundos en silencio impacientaron al ojinegro mientras rememoraba aquella vez cuando sentada en una mesa junto a Christian , vi a Jessica. Suspiré -. ¿Crees que no estoy consciente de que ya no formo parte de su vida? Su orgullo y mi terquedad acabaron con nosotros y, aún sintiendo en mis manos los pedazos de lo que fuimos, me niego a aceptarlo. Solo...espero, inútilmente, que venga por mí, aunque sea imposible.

-¿Por qué estás tan segura de eso?- cuestiona.

-Porque su orgullo no tiene límite y mi dignidad está tan pisoteada que, temo, no me arriesgaré  a otra humillación.

NarcotraficanteWhere stories live. Discover now