Capítulo 47. (Castiel)

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Maratón 3/4

Alguna que me recomiende algunos libros acá en wattpad. Quiero leer algo nuevo, emocionante y...¡Caboom! Lendo.

Recomendaciones acá...por cierto ¿Me aman?

Este capítulo es narrado por Castiel.

___•___

Diez años atrás.

La lluvia aún no cesaba y las gotas golpeaban con fuerza las ventanas de mi viejo auto. Aún recuedo el día en que el abuelo me lo regaló, a pesar de que no es un auto de lujo o un modelo reciente para mi es un tesoro. Es lo único que me recuerda a él, a diferencia de otras personas a mi no me da vergüenza manejarlo por su aspecto, no me importa que sea pequeño o que la pintura ya esté gastada, mientras lo tenga conmigo no me importa nada más.
Descanso mi frente en el volante de mi auto y me repito que esto lo hago por ellos. Por mi familia.

Me pongo a mirar las pequeñas carreras que hacen las gotas sobre el cristal de la ventana, con un dedo dibujo cosas sin sentido en la empañada ventana. Sonrío al verme hacer lo mismo que mi hermana Lily, siempre que llueve se pone a dibujar cosas con la humedad de la lluvia. Ella es como mi ojo derecho, después de mamá, obviamente. Es tan solo un año menor que yo pero para mi sigue siendo una bebé y jamás dejará de serlo.
Suspiro por enésima vez y desvío mi mirada hacia el viejo y mugroso edificio, es hora de entrar. Me vuelvo a repetir que esto es para poder darles la vida que merecen, tal vez no sea el mejor "trabajo" que pueda existir pero sí el que más dinero me genera.

Me encargo de cobrar dinero y luego entregárselo a...narcotraficantes.
Tan sólo me encargo de eso, no trafico. El hijo de mi jefe me acompaña siempre, a pesar de lo que su padre es se podría decir que el chico es bueno. Lo considero mi mejor amigo, está obligado a trabajar para su padre sino el desgraciado mataría a su madre y esta es la única opción que le queda.

Finalmente, abro la puerta de mi auto y saco un pie. Considero cerrar la puerta y manejar lejos, pero luego recuerdo a mi familia y todo pensamiento se va.
Corro mientras cruzo la calle para llegar al otro lado en donde el mugroso edificio me espera. Mi cabello se ha mojado un poco y varias gotas se deslizan desde mi barbilla hasta mi cuello, para después perderse bajo mi camisa.

Me planto frente a la puerta de metal oxidada y suspiro por milésima vez en estos pocos minutos. Aún no dejo de ponerme nervioso y temeroso en estas cosas y es que, vamos, soy un chico de diecisiete años. Golpeo la puerta cuatro veces con mi puño y después de cinco tortuosos minutos es abierta por Rick, uno de los guardaespaldas de Kennet. El padre de Christoph, mi mejor amigo.

—Rick me llamó.–Digo ante su cara de "¿Qué?".

Asiente y me deja pasar, de reojo miro como cierra la oxidada puerta y le pasa una tranca. Me tranquilizo para no ponerme paranoico, había visto muchas veces como Rick mataba a otros chicos por no cumplir bien sus órdenes. Al menos yo no había corrido esa suerte. Aún.

El hombre se sitúa junto a mi y me da un leve empujón en la espalda para que camine.

—Está en su oficina.– Avisa.

Asiento y sigo caminando hacia allá.
La muy conocida puerta verde aparece frente a mi y toco suavemente. De seguro tenía otra misión para mi. Tal vez algún alcohólico o un drogadicto.
Pero...yo jamás imaginé lo que ese día iba a pedirme. Y mucho menos, que eso arruinaría mi vida...para siempre.












                             ~•~

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Se despide su sexy autora.

Y...

NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora