Capítulo 85.

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Hola, bueno, es más que evidente mi desaparición durante dos semanas. Jamás me había ido por tanto, pido mis más sinceras disculpas, pues tuve varios contratiempos. Todos tenemos una vida fuera de Wattpad y hay problemas que resolver, lo siento mucho de verdad.

Ahora ya no estoy en la posición #2 sino en la #60. Pff, maldito uno que no quiere venir a mi.

Espero mañana poder actualizar también. Lo siento mucho.
Si mañana lo hago, a los seis primeros comentarios les dedicaré el cap.

Por cierto, ayer vi que un chico lee la historia pues: ¡Hola, vaquero!

#FinDeSemanaMillonario

¡Tres millones de visitas!

Pásense por mi blog "El Mundo de Yiyi". Gracias Andy por el sobrenombre.
La hermosa portada fue echa, obviamente, por mi gran amiga Perla. La pueden buscar como "Soy_Perla" y de paso leer su nueva obra "A través del cerrojo". Creanme, les va a encantar.

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Lauren.

Mis ojos no dejaban de recorrer las facciones de aquel ojigris quien, tiempo atrás, me dio una de las palizas del siglo. Seguía cada uno de sus movimientos con mis ojos, alerta por si intentaba atacarme o hacer alguna otra cosa en mi contra. Sí, Castiel me había explicado por qué se encontraban ellos aquí, al principio me mostré renuente a aceptar que el hombre que casi me mata a golpes durmiera bajo el mismo techo en el que yo me encontraba.
Me hacía recordar el pánico y la desesperación que muchas veces me hicieron delirar, e incluso, su impávida expresión cada vez que entraba en aquella habitación en la que me mantuvo secuestrada, me negaba en lo absoluto a entender cualquier argumento que le sirviera como excusa para quedar excento de todo suceso en mi contra de su parte. Mis ojos reflejaban recelo en cada mirada dirigida hacia él; Milena, la chica con la que vino, no era ningún peligro para mi, se había mostrado amable, humilde y muy simpática. Además, no había podido despegar mis ojos de aquella hermosa personita, quien hacía pocos días había abierto sus ojos para descubrir el mundo, tan solo ese era el único detalle que detenía mi gran impulso por propinarle un buen golpe en su rostro, pues tanto era mi resentimiento hacia aquel hombre con ojos de tormenta y cuerpo cubierto de tinta, que deseaba fervientemente adornar su rostro de moretones, como si fueran más de esas misteriosas obras de arte que recorrían cada centímetro de su piel.
No era esa mi manera de pensar e incluso me desconocí por unos momentos, pero había sido dañada física y emocionalmente, aquello me atormentó muchas veces por la noche. Ni siquiera ese ojigris iba a reparar el daño que me hizo.

NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora