Capítulo 3.

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"Mientras tanto, en otras noticias. La policía federal aún no ha dado con el paradero de uno de los narcotraficantes del país, líder de una de las bandas mas peligrosas del mundo.
Christian Dangers"

Apagué la televisión y me dirigí a la cocina por un vaso de leche para poder dormir mejor. Abrí la refrigeradora y saqué el galón de leche, abrí una de las compuertas del mueble de la cocina y lo llené del delicioso líquido blanco.

—¿Qué tal tu día? Lamento no haber estado despierta para cuando llegaste. – Se disculpó Jessica de inmediato.

Había pescado un resfríado y por precaución prácticamente la obligué a quedarse. Salí detrás de la barra de la cocina y me senté en un taburete, junto a ella.

—No te preocupes por eso, tienes que descansar. – le dije, dándole un pequeño abrazo.

—Y bueno ¿Cómo te fue? –volvió a preguntar.

Le relaté brevemente, como había sido mi día en la Universidad y lo pesada que siempre era Keysi en el trabajo. Me ruboricé cuando recordé que en la mañana había chocado con Castiel. Increíblemente, su nombre me hacía sentir  un sin par de emociones. Pero a la misma vez un escalofrío recorría mi cuerpo al pronunciarlo, es como si con tan solo hacerlo me estuviera exponiendo a un gran peligro.

—¿Por qué estás roja? Cuéntame, sé que no me has contado todo. – dijo Jess, dándome una sonrisa pícara.

Era mi mejor amiga, y aunque el tema de ese hombre no era algo importante, había sido una experiencia un tanto...rara. Y quería compartirlo con alguien. Sería ella y, no es como si hubieran más, a quien se lo contaría.

—¿Te acuerdas del cliente que te había contado?– Pregunté, viendo como miraba hacia el techo tratando de recordar.

Me dió una mirada confusa. Obviamente no recordaba.

—El que Keysi no quiso atender, ¿Recuerdas? – Probé de nuevo, sus labios se abrieron ligeramente y sonrió.

—Oh, sí, ¿Qué hay con él?– Preguntó, acomodándose en su asiento.

De pronto, sin querer, mi mente viajó a ese vergonzoso momento en el que colisioné contra él. Me sentía como fuera de lugar, ¿Cuándo en mi vida me había sucedido eso? solo se veía en los libros y películas.

—Me había levantado más tarde de lo normal, por lo que no tomaría a tiempo el autobús. Ya sabes como soy cuando voy apresurada.– Me miró alzando una ceja.—Me puse a correr, Jess, y bueno, para no alargar la cosa, sucede que choqué con él.

Los ojos de mi amiga se abrieron con sorpresa, y una sonrisa divertida surcó su cara. Rió muy leve y me dió un amistoso manotazo en el brazo.
Me quejé en voz baja.

—De verdad, Lauren, eso no fue una simple coincidencia. Hay que ser muy tonta para creerlo, además...– Sonrió.—Eso de tratar con los clientes fuera de asuntos laborales pues...

—Yo no...

—Jamás pensé eso de ti, Lauren, ¿Quién lo diría?

—Fue un accidente, yo no...– Callé, sintiendo el calor en mis mejillas.

¡Genial! Me sonrojé. Era más que obvio que mi amiga lo había echo adrede para molestarme. Sus ruidosas y para nada delicadas carcajadas se hicieron presentes, hasta provocar un eco en las paredes de la cocina. No encontraba para nada graciosa aquella escena, me esperaba más un "Idiota tenías que ser, Lauren" conociendo su actitud. ¿Acaso era el momento de sorprenderme?

NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora