Capítulo 18.

225K 15.5K 2.4K
                                    

Dato que tal vez no quieran saber pero que igual lo quiero dar: Estoy bailando salsa.

;)

—No, Castiel no.
¿Por qué? – Cuestioné.

Suspiró casi irritado o ya irritado, tomándome por los hombros me hizo mirarlo a los ojos.
Llámenme cursi, pero quedé hipnotizada con el intenso azul de sus ojos.

—Es por eso que tengo que presentarte ante ellos ¿Entendiste Lauren?

—¿Eh?– Murmuré parpadeando mientras mi boca estaba abierta ligeramente.

Alzó las cejas y cerró los ojos murmurando algo así como: "Niña tonta".

Por lo que fruncí el ceño ofendida cruzándome de brazos.
Siendo honesta, no había escuchado nada de lo que había estado hablando, supongo que me entretuve en sus ojos.

—Tu solo tienes que estar preparada mañana en la noche a las siete y treinta.–Sonó como una orden.–Mandaré tu atuendo con Jay.

Se apartó de mi y empezó a caminar de nuevo por el frío y solitario pasillo, dejándome allí con miles de preguntas, protestas e insultos sin salir de mis labios.

—¡Castiel!– Lo llamé y paró su caminata, tan sólo volteó su cabeza dando una perfecta vista de su perfil dándome a entender que me escuchaba.

—¿Cómo me iré de aquí?

—Jay está por llegar, él te llevará a tu casa.– Dijo y esta vez no lo detuve.

Murmurando un montón de insultos por lo bajo llegué a la sala en la que me encontraba hace poco.
De pronto recuerdo a Andy, quien debe de andar como loco pensando en que tal vez una bala me perforó, tomé mi celular y deslicé mis dedos por la pantalla buscando su contacto y llamándolo.

Después de cinco tonos contestó.

—¡¿Lauren?! Oh por Dios.
¿Estás bien? ¿Estás herida? ¿Dónde estás? Dame la dirección e iré por ti.– Habló pregunta tras pregunta sin siquiera respirar.

—¡Andy!– Medio grité.–Estoy bien ¿Sí?– Suspiró.

Me asusté mucho, Lauren.
Cuando salí no estabas y pensé lo peor. – Sentí remordimiento en ese momento.

Él había estado preocupado por mi y yo sólo me preocupé por mi situación, sin ni siquiera pensar en como podría estar él.
O si podría estar herido o con alguna lesión.

—Lo siento mucho Andy, no quise preocuparte de esa manera. Pero estoy bien ¿si?– Traté de tranquilizarlo.

Con la promesa de que estaríamos en contacto y de que nos veríamos hoy en mi casa, colgué.

En el instante en que despegué el celular de mi oreja la puerta se abrió, y por ella entró una figura ya muy conocida para mi.

—Hola Jay.–Saludé.

—Hola Lauren, ¿Te llevo?–Preguntó señalando hacia la puerta.

—Sí, por favor.

(...)

NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora