Capítulo 37.

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¿Qué les parece la idea de poder hacerle preguntas a los personajes?

¿Estaría bien hacer un "Preguntas + respuestas"?

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___•___

Lauren.

Desde que salimos de la cafetería ninguno se ha atrevido a decir nada.
¿Qué se supone que le digas a alguien que te ama que tu no sientes lo mismo? Él es un gran chico, tiene todo lo que yo desearía de un hombre, mas sin embargo, el peligro me resulta más atractivo. ¿Y por qué? Dios sabe cuanto quiero poder amarlo, pero mis sentimientos ya están claros.

El auto se detiene frente a la mansión de Castiel y la hora de romper el silencio ha llegado, pensé en abrir la puerta y salir así sin más, pero eso sería un estúpido acto de cobardía. Si bien enamorarse no fue su culpa, estar con él es muy incómodo. Porque nadie elige de quien enamorarse, el amor nos elige a nosotros, pero siento que si digo o hago algo de lo que no esté consciente él lo vaya a mal interpretar y creer que entre nosotros hay posibilidades.

Cuando voy a hablar el se adelanta.

—Está bien si ya no quieres estar a mi lado.– Dice y lo miro incrédula.

—¿Por qué dices eso Andy?– Pongo una mano sobre la suya que está sobre el volante.

Él mira mi mano sobre la suya y la toma para llevarla hasta sus labios y besar el dorso de esta. Una extraña corriente me recorre desde la palma de mi mano hasta el hombro, provocando cosquillas en todo mi brazo. El me mira con cierta tristeza y mucha ternura.

—Me temo mi hermosa Lauren que te sentirás mal por no poderme corresponder y que te sentirás incómoda. Sólo quiero que sepas que conocerte es lo mejor que me ha pasado.– Mi corazón martillea queriendo romper mi pecho.

Son las palabras más hermosas que alguien pudo haberme dicho a lo largo de mis veintiún años de vida, ni siquiera se compara a los "Besas exquisito Diablilla." "Te ves increíble hermosa Lauren" que me dice Castiel.

—Jamás querría apartarme de ti Andy, me haces mucho bien, me encanta estar contigo. Y lo siento por no poder corresponderte, que más quisiera yo que poder hacerlo. Te quiero mucho y eso no va a cambiar.–Me inclino en el asiento y beso su mejilla que rápidamente se pone colorada.

Sonrío, es tan tierno.

—Gracias, por no alejarte.– Dice y lo abrazo.

Sé que lo necesita, no ha pasado días buenos últimamente. Su madre ha estado enferma y ha tenido que trabajar el doble, además, sumándole que se ha roto la cabeza tratando de no enamorarse de mi, ¡Falló! He aquí la consecuencia.

—Nos vemos pronto.– Digo y abro la puerta del auto.

Me despido una última vez con la mano, ¿Por qué no me pude enamorar de él?
Tratando de buscar una respuesta a eso me encamino hacia la mansión, siento como si estuviera a de vuelta en una maldita cárcel. Al menos mañana estaría todo el día fuera con mi padre. En estos días hemos estado hablando, siempre me pregunta si Castiel me trata bien o si me lastima. Ese es otro del que tengo que averiguar muchas cosas, por ejemplo: El ataque de miradas asesinas el otro día.

Entro en la casa y subo las escaleras de dos en dos, no hay nadie allí. Tuve que abrir las grandes puertas con mis llaves porque nadie abrió cuando llamé al timbre. No tengo ni idea en donde se encuentra Castiel, la puerta entreabierta de su despacho llama mi atención. Sin embargo no me atrevo a entrar, no quiero llevarme una desilusión si allí se encuentra una mujer teniendo...ya saben que con él.

NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora