Capítulo 31.

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Maratón 4/7

¡Hola! Lamento no haber actualizado temprano pero en mi país es una tradición hacer tamales en estas fechas de Diciembre y justo hoy mi familia los estaba haciendo y tuve que "ayudar", y eso si cortar hojas de plátano es ayudar (bueno, claro que lo es) en fin, al final del capítulo les dejaré una foto de esta hermosa tradición de mi bella Costa Rica.

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¿Es normal sentir celos?

La terquedad de las personas a veces es tan grande que se niegan a aceptar algo que es más que evidente para nosotros mismos, pero lo mío no es terquedad se los juro, pero ¿Qué es esto que siento al ver a esa mujer coquetearle a Castiel? vale, no tengo celos, sólo pido más respeto para mi, no quiero quedar como una cornuda frente a otras mujeres, eso es lo que pasa. ¿Qué más podría ser?

Terca me dice mi subconsciente, ¿Terca en qué? Estoy siendo sincera cuando digo que "celos" no está en mi vocabulario, es más ¿Qué es eso?

Esperen, le está diciendo algo al oído, él está sonriendo...maldita perra roba...

¿"Roba" qué?

¡pff!

Celosa jamás, es sólo que...¡olvídenlo!

Él se acerca aún sonriendo a nuestra mesa en el restaurante, lo sigo con la mirada hasta que se sienta frente a mi aún con su sonrisa de estúpido en su cara, ¿Qué le dijo esa que lo tiene así? Bah, hombres...me mira, carraspea y sonríe con egocentrismo. Alzo una ceja.

—¿Sucede algo Diablilla?– Pregunta.

Hago un mohín con mis labios.

—No.

Asiente y dice "ok".

—¿Quién era ella? – Suelto.

¿Les ha pasado que sueltan algo sin querer y luego quieren meter la cabeza en el vaso de agua frente a ustedes o simplemente que por arte de magia se presente un terremoto y la tierra se abra tragándote a ti? Pues si no, justo ahora eso mismo quiero, es que ¡Mierda! de verdad que a veces deseara que en una de tantas me mordiera la lengua y me la partiera en dos y así no poder decir más estupideces, aunque mejor no, hace años me pasó un accidente y me hice una rajada en la lengua, fue algo realmente espantoso y a eso le sumamos que no pude hablar por casi un mes entero, mis padres casi se mueren al verme toda llena de sangre...pero nos estamos desviando del tema.

El egocéntrico y atractivo...agh, olviden el "atractivo", alzó una ceja y sonriendo de lado soltó una breve risilla cargada de humor.
Para en este entonces mis mejillas estaban más rojas que las nalgas de un bebé recién nacido, estaba avergonzada porque jamás me había puesto en plan celoso por un hombre.

¿Dije celoso?

¡Já! Que va, condenada mente que solo dice estupideces.

—¿Celosa hermosa Diablilla?– Pregunta recostando su fuerte y ancha espalda en el respaldar de la silla.

NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora