Capítulo 43.

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¡Holi!

Saludos desde Costa Rica...

Canción en multimedia: Breaking your own heart. (Kelly Clarkson)
___•___

Tres y media de la madruga.

Los gritos de Castiel hacían eco por toda la mansión, las paredes parecían querer temblar por la manera tan fuerte en que lo hacía. El piso se sentía helado bajo la planta de mis pies mientras corría por el pasillo con el corazón a punto de explotar.
Sus gritos eran desgarradores y dolorosos, no sabía que le estaban haciendo. En la mansión sólo nos encontrábamos él y yo. Nadie más.

Abrí la puerta de sopetón y busqué con la mirada cualquier tipo de peligro o persona que lo hiciera gritar de esa manera. Pero lo único que encontré fue a Castiel bañado en sudor removiéndose en la cama mientras gritaba.

-¡Dejalos! ¡Ya basta!

Tapé mi boca con una mano y corrí hacia él, estaba llorando.
Lo tomé por los hombros y empecé a llamarlo suavemente para que despertara, pero no daba resultado. No sabía que era lo que estaba soñando, pero verlo de aquella manera me partía el corazón en miles de pedazos. Las lágrimas mojaban sus mejillas y emitía gemidos dolorosos.

-¡Castiel despierta! - Grité.

No tuve otra alternativa.
Sus ojos se abrieron bruscamente y sus azulados orbes se posaron en mi, de un brinco se sentó en la cama. Me miraba aterrado y dolido.

-¡Lily!- Exclamó.

Lily.

Esa era su hermana o es. Recuerdo que una vez la había mencionado pero nunca me dijo nada acerca de ella.

-¿Estás bien?- Me atreví a preguntar.

Tan sólo me aseguraría de que estaba bien y después me iría a mi habitación a dormir -de nuevo-. Alzó una mano y la acerco a mi rostro, me corrí hacia atrás huyendo de su contacto. En su mirada se reflejó dolor, pero de seguro eran sólo imaginaciones mías. Titubeando volvió a acercar su mano, esta vez no me dió tiempo de apartarme y ahuecó mi mejilla entre la palma de su grande y cálida mano.

-Lauren.- Su voz se quebró en ese pequeño susurro.

Aclaré mi garganta.

-Debo irme Castiel, descansa, sólo fue una pesadilla. - Intento apartarme pero me lo impide.

Una mano sujeta mi cintura y la otra mi antebrazo. Suspiro, no me lo está poniendo para nada fácil. Trato de alejarme pero él hace esto, me retiene y me pide que me quede con él, que duerma junto a él.

-No lo haré Castiel, duerme ya.

Una vez más trato de huir y una vez más me lo impide. Voltea mi rostro para que lo mire.

-Por favor. - Suplica.-Quedate.

Niego.

-Ya he dicho que no Castiel.

-¿Por qué? Si fuera ese imbécil con el que estás de seguro que te quedarías con él. - Escupe con desprecio.

Lo miro mal. Sé que se refiere a Andy.

-Andy no es ningún imbécil Castiel, es mejor que tú.

Me mira con la mandíbula apretada.
Me suelta de golpe y desvía la mirada.

-Vete entonces.- Espeta.

Suelto una risa nasal, es tan bipolar. Me pide que me quede y después me ordena irme, es tan contradictorio y tan idiota. ¿Acaso se dará cuenta de lo mucho que me lastima? Aprieto mis labios y me levanto de un salto.

NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora