Capítulo 25.

200K 16.6K 2.3K
                                    

Maratón 5/5

Acabo de darme cuenta que "Narcotraficante" está en el puesto 310 en Romance.

¡Oh seh!

Disfruten mis mini mafiosas...

___•___

—¡Maldición!– Desordenó su cabello desesperado.

Hacía ya una hora que habíamos llegado a la mansión de Castiel, desde que se enteró que estuve a punto de ser arrollada por un auto se puso como loco. Empezó a caminar de un lado a otro, soltando improperios, moviendo sus brazos en el aire como loco e incluso rompió un hermoso florero.
Ahora mismo está agarrando a puñetazos la pared de "nuestra" habitación.

—¡Castiel basta!– Grito poniendo una mano en su hombro.

Sorprendentemente se calma, aún sigue con la respiración acelerada y furioso. No pensé que le fuera a...afectar tanto, se supone que esto de protegerme es casi como una forma de pagar su "deuda" por implicarme en esto.
Se gira y queda frente a mi, enmarca mi cara con sus manos y me sorprendo por su acción.

—¿Te hiciste daño? – Pregunta recorriendo todo el contorno de mi rostro con su mirada.

—N-no, estoy bien tranquilo.– Alejo sus manos de mi cara y bajando la mirada se aleja unos pasos de mi.—Gracias a Dios Marlon estaba fuera del auto y pude salvarme.

Asiente. —Son buenos en su trabajo.–Dice y un incómodo silencio se apodera de la estancia.

Opto por sentarme en la cama, él hace lo mismo pero en una silla frente a mi. Con la punta de su zapato golpetea constantemente el piso, lo observo, sus ojos se mueven de un lado a otro como si estuviera pensando, su mano izquierda descansa bajo su fuerte mandíbula, su cabello está rebeldemente desordenado, sus ojos están...mierda, sus ojos están puestos en mi.

«Te agarraron con las manos en la masa

Se burla mi subconsciente.

Aclaro mi graganta y me remuevo.

—Hoy saldré con Jessica.– Dije.

Frunció el ceño y se puso de pie.

—De ninguna manera, no dejaré que te expongas, aún no sabemos quien quería arrollarte.–Lo último lo escupe con desprecio.

Y luego recuerdo que vi su brazo.

—Yo...vi un tatuaje en el brazo del hombre.– Castiel que estaba mirando por la ventana giró su cabeza tan bruscamente que temí que pudiera romperse el cuello.

—¿Qué?

—Sí, yo...ehm, el hombre tenía un tatuaje cerca de la muñeca. Era una calavera con una espada atravesando la cuenca de su ojo izquierdo.

Frunció el ceño y asintió lentamente, caminó por la habitación pensativo, mi móvil sonó y lo saqué de mi bolso, era un mensaje.

"De: Jess.

Para: Lauren.

Lau ¿Irás? Recuerda que quedamos de vernos a las ocho.

NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora