Capítulo 55.

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¡Hasta hoy hay tiempo de dejar sus preguntas y buscar a un hombre para personificar a Andy! ¡El tiempo se agota! ¡Suerte a todas! que el premio les va a gustar.

¡La historia está en el puesto #15 en Romance y tiene 160.000 visitas! ¡Gracias por todo! Las amo.

Y por favor, denle una oportunidad a mi prima y pásense por su historia. "Tan cerca y a la vez tan lejos"...¿O era al revés? ¡pff! Leanla, por favor, la editora de sus capítulos es esta sexy mujer que está escribiendo esto mientras escucha una canción y se mueve como si tuviera convulsiones. ¡Por fiiis!

Lean, linduras.

___•___

Bajo mi cuerpo la superficie estaba cómoda, ya no sentía el frío piso de la mansión, podía sentir la calidez que este sitio me proporcionaba. Ya no había dolor, ni mareos, todo se sentía mejor. Era como si alguien hubiera hecho magia, no podría describir como se sintió aquello, porque la verdad es que es inexplicable aquel dolor de cabeza. Podría ser migraña, tal vez.

Mis ojos se fueron abriendo lentamente, primero en pequeñas rendijas y luego completamente, me tomó unos segundo esclarecer mi vista ya que se encontraba nublada. De inmediato reconocí en donde me encontraba. Estaba en su habitación, hacía ya mucho tiempo que había perdido la esperanza de volver estar aquí, y se sentía bien.
Solté un suspiro, me incorporé con cuidado en la cama y me quedé sorprendida al verlo durmiendo en un sofá cerca de ésta, con sólo una manta encima. Se había quedado a cuidarme, mi corazón empezó a revolotear.
No sé cuanto tiempo estuve mirándolo, pero supongo que fue suficiente como para verlo despertar.
De pronto su rostro se iluminó y sus ojos se abrieron con desmesura.

-¡Lauren!- Exclamó levantándose de un brinco.

De un segundo a otro mi cara se encontraba enmarcada entre sus grandes manos, con su rostro a centímetros del mío.

-Me asustaste.- Susurró con evidente alivio.

No sabía exactamente que responder a eso. No quería pensar que se había preocupado por mi y que le intereso, sería duro de olvidar mi ilusión por ello.
Aclare mi garganta para evitar que mi voz saliera rasposa, evitando una vergüenza.

-¿Qué ha sucedido?- Pregunté.

-Te haz desmayado al llegar a las escleras. Haz dormido casi un día entero, Lauren.

Pasé una mano por mi cara. Dormí un día entero, no quería pensar que andaba algo mal en mi, lo último que necesito es tener una enfermedad.

NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora