Capítulo 28.

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Maratón 1/7

Ya vamos bajando, estamos en el puesto # 184 en Romance.

__•__

Castiel.

Cuando despierto son más de las seis y media de la tarde, no me había dado cuenta cuando me quedé dormido. Afortunadamente el dolor de cabeza ya desapareció, me siento mejor y con más fuerzas, el malestar se ha ido por completo. Lauren ya debe de haber llegado de su trabajo, me levanto y acomodo mi traje, llamo a Jay para verificar que el negocio haya salido bien. Me tranquilizo al saber que sí, salgo de mi despacho y camino hacia la habitación de Lauren para ver si se encuentra bien.

La sorpresa es grande cuando entro y no está, no creo que haya salido sin avisarme, siempre que tiene que ir a algún lugar me llama para mantenerme informado y de no ser así, los "mastodontes" como ella los llama ya me hubieran informado.
Baja las escaleras de prisa y me encuentro con Mery, una de las empleadas.

—Mery.– La llamo y me mira.—¿Ha llegado Lauren?

Deja la escoba a un lado y se para recta.

—No señor, la jefa no ha llegado.

Le agradezco y comienzo a desesperarme, la llamo miles de veces a su celular y no contesta. Lo mismo pasa con los guarda espaldas que le asigné, ¡Maldita sea! ¿Qué sucede?
Camino de un lado a otro viendo de vez en cuando hacia la puerta esperando que por ella entren Lauren y los guarda espaldas, pero no llegan.
Saco de nuevo mi celular y me doy cuenta de que tengo un mensaje, no me había dado cuenta en que momento llegó.

"De: Número Desconocido.

Para: Castiel.

El pobre conejillo ha caído en la trampa, pobre Diablilla.

06:30"

El mensaje es de hace una hora y algo, aprieto el teléfono hasta que mis dedos de vuelven blancos por la fuerza que ejerzo sobre él. ¡Maldición! De haberme quedado despierto tal vez Lauren no estuviera en peligro, mataré a esos bastardos en cuanto los encuentre, Marlon y Charles tendrán que darme una excusa muy buena para no considerar matarlos. Se supone que son unos de los mejores hombres que tengo.

Marco el número de Jay y al tercer tono contesta.

—¿Sucede algo?

—Tienen a Lauren.

—¡¿Qué?! Maldición Castiel, ¿Tienes idea de quién pueda ser? –Pregunta.

Paso una mano por mi cabello desordenándolo.

—No, no lo sé, puede que sea el malnacido de Christian como también pueden ser los hombres del ataque en el restaurante, no tengo idea mierdas. –Medio grito.

Oigo un suspiro del otro lado de la línea, Jay está preocupado, lo sé. Le ha tomado mucho cariño a Lauren.

—¿Han llamado o algo?

—Solo enviaron un mensaje, hace un hora y algo, lo he visto hasta ahora.–Digo enojado, no debí haberme dormido.

—Escúchame bien Castiel, no hagas nada, iré ahora mismo y trataré de rastrear de que lugar provino el mensaje ¿De acuerdo? No tardo.–Sin esperar una respuesta colgó.

NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora