Capítulo 30.

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Maratón 3/7.

¿Qué les parece el título de la historia? ¿Lo debería cambiar?

___•___

—¿Qué vas a hacer?– Le pregunté yendo hacia él.

Estaba atando su corbata mientras todavía no se abotonaba la camisa blanca, tal vez fue para echarle una mano y que no se hiciese tanto lío o tal vez por instinto, no logro saber por qué, me acerqué y tome la camisa en mis manos. Al instante su mirada se posó en mi, me arrepentí al segundo de hacerlo pero no aparté mis manos de la blanquecina y suave prenda. Empecé a abotonarla con lentitud, agradecí internamente que mis manos no temblaran, hubiera sido aún más vergonzoso. Lo miré por un momento, había dejado sus brazos a cada lado de su cuerpo sin terminar de hacer su corbata, su mirada estaba puesta en los movimientos de mi mano sobre su camisa. Terminé de abotonar la camisa e inconscientemente terminé de atar su corbata también.

«Malditas manos.»

Alejé mis manos como si de fuego se tratara, bajé la mirada y me quedé de pie frente a él. Acomodó su saco y se acercó a mi, con un dedo levantó delicadamente mi barbilla hasta poder mirarlo.

—Su hijo se metió con mí mujer, dejaré unas cuantas cosas claras, no los mataré. No tardo, te llevaré a almorzar cuando llegue, ponte bella.–Dicho eso, me dió un casto beso en los labios y salió de la habitación.

—Dios...–Susurré.

" mujer"

Castiel.

Ajusto la chaqueta de mi traje y camino hacia la puerta doble de madera, a paso firme recorro el caminillo de piedra de la entrada y toco la dura madera cuando estoy frente a mi destino. La puerta se abrió después de unos segundos y una mujer de edad avanzada apareció en mi campo de vista abriendo las puertas por completo, saludé con un asentimiento de cabeza y me adentré completamente a la casa de los Murray.

Con la mirada recorro cada objeto de la estancia y la decoración, hago una mueca al ver todo tan femenino, jamás dejaré que Lauren ponga un solo dedo en la decoración de mi casa.

—Le avisaré a los señores que se encuentra aquí. Tome asiento mientras los llamo, compermiso.– Dice la mujer y asiento.

Diez minutos después los Murray están bajando las escaleras, lo sé por el repiqueteo de los tacones de la mujer de esta casa en las escaleras.
Los Murray se hacen pasar por una familia admirable y culta, lo único cierto es que son tan mafiosos como yo lo soy, líderes de una banda narcotraficante también. Dígamos que no me llevo muy bien con ellos, a penas los tolero, mi bando ha tenido varios altercados con el suyo y su hijo Mike siempre se ha creído superior a mi, he ahí mi molestia al saber que Lauren lo vería a él el día en que la secuestraron.

—Hola Castiel.– Saluda Amelia.—¿A qué se debe tu visita? –Cuestiona tomando asiento frente a mi junto a su esposo.

Carraspeo.

—He venido a dejar unas cuantas cosas claras con ustedes y su hijo.–El hombre funce el ceño y mira a su mujer.

—¿Mike? ¿Él qué tiene que ver?–Pregunta Franco.

Sonrío y niego con la cabeza.

—¿Me están jodiendo? Saben muy bien lo que su hijo le hizo a mí mujer.– Espeto con brusquedad.

Los dos se miran, parecen confundidos y me replanteo si de verdad sabrán lo que su hijo hizo.
Amelia estuvo a punto de hablar pero la puerta de entrada se abrió y por ella entró el susodicho causante de mi rabia, al verme ahí sentado con sus padres se quedó estático y frunció el ceño. Me levanté del sofá y me miró confundido cuando me empecé a acercar con rapidez, cuando estuve cerca atiné un golpe a su mandíbula provocando que girara su cara bruscamente. Amelia soltó un chillido cuando empecé a golpearlo seguidamente, su cara estaba manchada de sangre.

Alguien me jalo de los hombros y me alejó del imbécil que ahora yace acostado en el suelo quejándose, menudo hombre fue a ser, se atrevió a tocar a una mujer y no puede defenderse de un hombre.
Amelia corrió a socorrer a su hijo, lo ayudó a levantarse y con un pañuelo limpió la sangre de su cara, me solté bruscamente del agarre que ejercían en mi y acomodé mi saco.

—¡¿Qué mierdas te pasa imbécil?!–Me grita agarrando su nariz.

—¡¿Que qué me pasa?! Te atreviste a tocar a mí mujer, ¡Anda dile a tus padres lo que le hiciste a Lauren!

Mike frunce el ceño ante la mención de mí mujer y me mira como si estuviera loco.

—¿Lauren?– Pregunta totalmente extrañado, el que finja que no sabe de que hablo me enfurece más.

—¡Deja de hacerte el que no sabe nada, maldito bastardo! Hace tres días citaste a Lauren a un callejón que está cerca de su trabajo y mandaste a alguien a golpearle y secuestrarla.–Espeto.

Su madre jadea y cubre su boca con su mano, para ella Mike siempre ha sido un "buen chico incapaz de matar una mosca" y el que sepa que su "adorado" hijo fue capaz de secuestrar a su mejor amiga debe ser algo decepcionante.
El castaño me mira con los muy abiertos y niego frenéticamente con la cabeza.

—¡Eso no es cierto, no fui yo!– Se defiende.

—¿Entonces como puedes explicar el que le haya llegado un mensaje de tu móvil? – Pregunto y dirije su vista al piso pensando.

Me empiezo a impacientar y me contengo para no volver a agarrarlo a golpes, de pronto abre su boca y asiente mirándome.

—Hace cinco días aproximadamente unos hombres me agarraron a golpes y me quitaron el celular.–Lo miro con una ceja alzada no creyéndome ese cuento.—¡Es verdad! Mis padres lo saben, iba ebrio pero no tanto como para no darme cuenta para quien trabajan, yo jamás le haría daño a Lauren es mi mejor amiga, sería incapaz de hacer algo así. – Frunzo el ceño, hay sinceridad en sus ojos y sus palabras son firmes.

—Es cierto.– Dice Franco, lo miro.—Mike fue golpeado por los hombres de Christian.–Abro los ojos como platos.

—¡¿Qué?!– Grito.—¡Ese bastardo!

—Así es, fueron sus hombres quienes le tendieron la trampa a Lauren no yo.–Niego con la cabeza.

—El tatuaje del hombre que golpeó a Lauren no coincide con el que tienen los hombres del bando de Christian.–Digo mirando de nuevo a Mike con desconfianza.

—Estoy diciendo la verdad, de seguro está trabajando junto a otro bando.

Paso mis manos por mi cabello despeinándolo, ese maldito infeliz de Christian, hace tiempo que no sé nada de él. Las noticias eran mi única fuente más "viable" para darme cuenta de los movimientos de Christian, el que se haya metido con mí mujer es algo totalmente diferente a que se meta conmigo. Suelto una maldición y miro al hijo de los Murray.

—Escúchame bien Murray, si llego a saber que me haz mentido, te juro que no me voy a apiadar de ti y te haré sufrir como nunca. No te quiero cerca de Lauren, ella es mí mujer.

Salí de la casa dando un fuerte portazo que resonó por todo el lugar haciendo un gran eco, a pisadas grandes y fuertes me subí a mi auto y arranqué a toda velocidad, lo encontraría a como de lugar, hasta al infierno iría.


                            ~•~

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Se despide su sexy autora.

Y...

NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora