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-¿Qué estás buscando?

-No encuentro mi billetera.

Desde la noche anterior no podía hallar el sobre de tela que guardaba todas mis identificaciones. Suponía que estaría perdida en medio del abismo que era mi cartera, pero esa misma mañana había la había vaciado sin resultados a mi favor. Pensaba en los problemas en los que me metería si no lograba recuperarla.

Mientras todas mis pertenencias se encontraban desparramadas sobre la mesa de cristal, Junhong entró a la oficina con una sonrisa en el rostro y café en las manos. Apartó la mochila que le colgaba de los hombros y se acercó a mi lado, curioso. Ni siquiera me había dado cuenta que estaba parado a un costado, mirándome, y a Karen, simultáneamente.

-Perdió su billetera ¿no la has visto?

Cuando escuché la voz de la mujer que estaba conmigo, mis ojos que se encontraban enfocados en los objetos de la mesa, se dirigieron hacia el rostro del muchacho.

Además de preocuparme por mis identificaciones y tarjetas de crédito, me había pasado la noche pensando en la manera de lograr que trajéramos a Daehyun a la ciudad nuevamente. Sentía desesperación por comunicarme con Junhong para preguntarle si él tenía algo en mente, pero resistí mis impulsos al notar la hora en el reloj a un costado de mi cama.

Nos miramos por un tiempo y luego me ofreció uno de los vasos con café.

-Estoy seguro que la vas a encontrar, no te preocupes.

Luego apartó su rostro y fue a tomar asiento. Durante lo que duró la jornada de trabajo, no dejaba de lanzar miradas hacia mi joven asistente, quien parecía estar evitándome. A pesar de mis intentos, ni Karen nos dejó solos en algún momento, ni los ojos de Junhong se encontraron con el mensaje de los míos.

Como el día anterior, nos despedimos de Karen en la puerta del edificio y seguimos camino hacia el centro de la ciudad en donde yo tomaría el autobús y el esperaría a que ese misterioso auto negro pasara por él. Nuestros pasos avanzaron, aunque parecían no hacerlo.

-¿Sucede algo?

Elevé mi rostro para tratar de mirar el del joven alto a mi lado, pero éste se encontraba escondido en la pañoleta que llevaba puesta. Sus ojos se clavaban en el suelo y su espalda se mantenía encorvada.

-Lo siento.

Suspiró.

-Lo que estás buscando...en realidad no lo perdiste, yo lo tomé ayer antes de irme.

¿Por qué? ¿Para qué podía servirle mi billetera? ¿Acaso necesitaba dinero? El peso que parecía cargar desde esa mañana, se había acrecentado. Su expresión era entristecedora.

-Junhong...si necesitabas algo, podrías habérmelo pedido.

-No...no es eso...yo...

Las palabras apenas salían de su boca. Dio unos pasos más en silencio y luego aclaró su garganta.

-Quisiera regresártela pero recordé que la dejé en casa.

Aunque parecía estar convencido de lo que decía, podía oler la mentira detrás. ¿En qué andaba metido?

-Está bien, puedes llevarla mañana. Es un alivio que tú la tengas.

Pensaba dejarlo pasar, al fin y al cabo si se trataba de dinero, podía entenderlo. Podía hacerlo porque era él.

-¡No! Tengo que dártela ahora ¡ven conmigo! No estamos tan lejos.

La forma en que actuaba me tomó por sorpresa y ni siquiera había podido reaccionar apropiadamente cuando sentí su mano tomando mi antebrazo, arrastrándome hacia algún lugar. No soltó palabra alguna hasta que llegamos a la entrada de un edificio que estaba a unas cuantas cuadras de la parada de autobús. Al observar cómo la espalda delante de mí de detenía, mi cuerpo también se detuvo. Supuse que escucharía su voz indicándome qué hacer, pero solamente lanzó una mirada en mi dirección y estiró el brazo para abrir una puerta. Seguíamos avanzando a través de un pasillo hasta que encontramos el elevador.

I'm gonna make you love me  [BangYongguk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora