-Te toca- le susurré.

-¿Yo por qué? Hazlo tú, estoy ocupada - dijo con desgana.

Gruñí -. Hazlo o te juro que...

Me giré en mi silla y la encontré de espaldas al mostrador, pintando sus uñas. Mi cara de póker debía ser épica, e incluso me hubiese reído si la situación no fuese tan estresante.

-Keysi, por favor, atiende al chico.- dije, con la esperanza de que al escuchar "chico" se volviera rápidamente.

No contestó y ya la rabia estaba apoderada de mi, sin embargo mantuve mi postura. Me acerqué a ella y le susurré : -Te atienes a las consecuencias, Keysi.

Con enfado y disimulo, dejé la libreta en la cual tenía las cuentas del inventario, sobre el mostrador y me giré para atender al cliente. ¿Acaso el Olimpo está aquí? sus ojos azules fueron lo primero que vi, luego su piel bronceada y por último, sus facciones. Su mandíbula se presionaba fuertemente, irritado es como se veía.

-¿En qué lo puedo ayudar?- Pregunté, con una de mis mejores sonrisas y con amabilidad.

-Necesito trajes.- Respondió, inundando mis oídos con si ronca voz.

-Claro, venga conmigo, le mostraré algunos que le quedarán perfectos, sígame.- Mentiría si dijera que no estaba impresionada con ese hombre. Me sentía un tanto cohibida por su belleza. Y no soy mucho de elogiar a un hombre por su físico pero, ¿Qué puedo hacer? hay hombres que verdaderamente merecen estar en la portada de una revista.

Con sus pisadas muy cerca de mi, lo guié hasta la sección varonil, donde diversos trajes se encontraban colgando de los percheros. Llegamos a una sección en donde se encontraban los trajes más finos y elegantes.

-Estos son los mejores trajes de la tienda, son de un material exquisito, estoy segura de que le encantarán, si gusta puede probárselos.- Dije, siguiendo cada uno de sus movimientos. Inspeccionaba los trajes con una gran concentración, tocaba la tela y los volvía a inspeccionar.

-Me probaré este.- Se decidió por fin, alzando un traje color gris.

-Claro, los vestidores están allí.- Con un dedo le señalé el lugar.

Lo vi adentrarse en los vestidores y suspiré con alivio. Daba un poco de miedo, su expresión seria y seductora. Tan elegante y tan serio, me dejaba sin palabras y si respondía, eso era suerte. Mientras se probaba el traje reflexioné, mi comportamiento y el de mi compañera no fue para nadabel indicado. Por lo que disculparme sería lo mejor.

Salió de los vestidores con el traje ya puesto, entonces lo miré detenidamente, como jamás lo había hecho con nadie. Se ajustaba perfectamente a su cuerpo, y sus piernas...se notaba lo bien trabajadas que estaban.

-Se le ve muy bien.- Me atreví a decir, me miró a los ojos y sonrió de costado, causando que me sonrojara.

-Gracias, aunque creo que no es el adecuado para la ocasión a la que iré.

-Depende de la ocasión.

Levantó su cabeza para hacer contacto con mis ojos y sonrió con malicia, como si el supiera algo que yo no.

-Negocios.- dijo con un tono divertido.

-En ese caso... - dije, mientras me dirigía hacia los trajes, busqué entre todos hasta que al fin lo encontré.-Este sería perfecto.- Le entregué un pantalón negro liso, y un saco negro con detalles rojos.

Lo tomó y tocó la tela, asintió como aprobando y sin decir nada se adentró de nuevo a los vestidores. Después de cinco minutos esperando, salió luciendo el traje, se le veía espectacular. El pantalón caía perfecto por sus caderas, el saco se ajustaba mejor que el otro a su cuerpo. Se veía elegante, seductor e intimidante. Cualquier mujer incluida yo, estaría babeando por él.
Me era impresionante la forma en la que estaba pensando, ¿Desde cuándo era yo así? No recuerdo haber visto jamás tanto a un hombre, sin embargo, mis pensamientos no se alteraban a algo más. Solo veía lo atractivo que este hombre es.

-Es perfecto, me gusta.- Dijo, con su semblante serio -¿Qué le parece, señorita? - preguntó sin apartar su mirada.

Solté un suspiro soñador y sonreí tímida.

-Se ve muy bien, muy elegante, señor.- le dije con total sinceridad-¿Llevará ese?

-Sí, me llevaré este.

Y sin media una sola palabra, se giró y se fue a cambiar, trayendo consigo el traje.

-¿Llevará solo este? - pregunté mientras doblaba el traje.

-Por ahora sí, ¿tienen corbatas? - asentí.

Lo guié hacia las corbatas y mientras lo observaba buscar alguna, me decidía si disculparme ahora o no.

-¿Cuál me recomendaría? - Cuestionó, haciendo que saliera de mi debate interno.

Sacudí mi cabeza y me encaminé hasta llegar a su lado.

Mientras buscaba entre las corbatas, podía sentir su mirada en mi, observando como lo hacía, observando cada uno de mis movimientos. Cuando la encontré me giré a él.

-¿Qué le parece esta, señor?- pregunté enseñándole una corbata color vino.

-¿Cree que se vería bien?- preguntó.

-A mi gusto está muy bien, combina perfectamente con los detalles en rojo del saco, y resaltaría muy bien su piel.- Opiné.

-Entonces es perfecta, si te gusta, para mi está bien.- su comentario hizo que me sonrojara.

-Señor, creo que a quien debería gustarle es a usted - le dije.

-Tienes un gusto muy bueno en la moda, y realmente sí me gusta todo el conjunto que has elegido. Deja de llamarme señor, me llamo Castiel. - asentí algo apenada.

-Gracias, señor Castiel.

No lograba entender, en ese momento, por qué quería que lo tuteara si tan solo lo conocía de unos minutos.

-Solo Castiel, nada de señor, por favor.- sonrió de lado, quité mi mirada con pena.

-Gracias, Castiel. - asintió, ahora o nunca tenía que disculparme.-Castiel.

-¿Sí?- Respondió, metiendo sus manos en los bolsillos del pantalón.

-Quería disculparme por la pequeña pelea que presenció entre mi compañera y yo.

Frunció el ceño y levantó la barbilla entrecerrando los ojos.

-En todo caso, es su compañera quien debería disculparse, fue ella quien no cumplió con su deber.- Acotó.

-Aún así, le ruego me disculpe por el pequeño espectáculo.- Sonrió y se acercó un poco.

-No tengo nada que disculparle, señorita.

-Lauren, me llamo Lauren.

-Lauren.- corrigió.-Lindo nombre.

-Gracias.- Susurré, me miró serio.-¿So-solo es-to llevará?- ¿Nerviosa? no había motivo, pero aún así, lo estaba.

-Sí, solo esto.

Asentí, y a paso apresurado me dirigí hacia el mostrador con Castiel, como me dijo que se llamaba, detrás de mi. Al llegar al mostrador, empaqué las prendas en unos sacos de tela. A Keysi prácticamente se le cae la baba, hasta pude ver como acomodaba su escote. Rodé los ojos y seguí en mi labor. Miré el monto que marcaba el computador y se lo dicté.

-Son cuatrocientos cincuenta libras.- Me entregó su tarjeta y rápidamente, hice el pago. Se la entregué e hice que firmara un papel confirmando su pago.

Le entregué las prendas y le sonreí con amabilidad.

-Muchas gracias por su compra, espero que vuelva pronto.- Dije, dedicándole una sonrisa.

-Muchas gracias, Lauren, y ten por seguro que volveré.- Sonrió y luego miró a Keysi, a quien fulminó con la mirada.

Se despidió con un asentimiento de cabeza y lo vi perderse entre las puertas de la boutique.

***

Primer capitulo de Narcotraficante, espero que les guste mi nuevo proyecto.

Voten y comenten si les gustó.

Bye, se despide su sexy autora.

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