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    -Es imposible -repuso tajante un Edric Dumm con claras marcas de haber pasado la noche en vela-. No tiene razones para todo esto.

Beatrice suspiró, molesta. Lynch también estaba en el despacho, pero lucía una sonrisa apoyado en una mesa al lado. A pesar de que el resto tuvieran un aspecto detestable por la investigación, el teniente se había presentado con la piel brillante, los ojos despiertos y un café en la mano para dar los buenos días.

Plock observaba desde la puerta con las mejillas encogidas. Sabía que tenía mal aspecto, pero le daba igual. Todos debían estar mas o menos así.

Beatrice no tenía tampoco mucho mejor aspecto, aunque la capa de maquillaje le daba un aspecto mas saludable. También tenía ojeras sombreando sus párpados, pero sus movimientos eran ágiles, llenos de energía.

Edric Dumm era el que peor aspecto tenía. La escasa barba ya empezaba a tener un aspecto descuidado y llevaba la misma ropa sudada de la tarde anterior, con un hombro desgarrado. Tres vasos de cartón se amontonaban a un lado del escritorio.

-Estamos buscando a Natoo, Beatrice. Es nuestro culpable. No hay indicios de que tenga un cómplice.

-Claro que es lógico. Eres incapaz de comprender que ella ha estado detrás de esto siempre.

La joven le devolvió la fotografía de la mujer, pero Edric no le prestó mucha atención. Plock miró de nuevo la imagen

Adeline Host.

La mujer había pasado de ser la una persona mas que influyente en el mercado empresarial y en la gestión del Museo Británico, a la máxima sospechosa de Beatrice Dumm.

-Te lo explicaré -dijo la joven, acercándose a Dumm-. Adeline conocía a Armello Fabrici porque ambos trabajaban, cada uno a su modo, en el museo.

-Eso es solo una casualidad -replicó su hermano, quizá molesto por los acontecimientos.

-Sí, y no. Armello y su compañero de piso buscaban financianción para su proyecto de biotecnología, y quién mejor para ser su inversor que el propio mecenas del museo, Lance Cranston. Quizá él también esté implicado, pero lo dudo. Eso, sin embargo, les llevó hasta Adeline Host. Adeline viene de una importante familia aristócrata inglesa, tienen un capital de varios millones. Una de sus mayores aficiones, es financiar proyectos en el tercer mundo y demás campañas; algo lógico si pensamos que Adeline trata de enmendar el pasado de su familia, que amasó su fortuna explotando las minas de África ecuatorial.

<<A esto llegaron Fabrici y su amigo Grégorie Chevré con la intención de revolucionar una rama en auge de la medicina, y ella vio algo mas que un negocio. Algo que no podía comprar con dinero: la posibilidad de ser madre.

Edric levantó las cejas, sorprendido. Ansel había reaccionado del mismo modo en su piso. Lynch rio entre dientes.

-¿Y tenía que matarlo por tener una aventura con ella? -preguntó con sorna-. Vaya viuda negra debe estar hecha.

-En este caso, no se trata de eso. Adeline no podía tener hijos, en su historial médico.

-Por favor -la cortó Edric llevándose la mano a la frente como si estuviera bajo un súbito dolo de cabeza-, no me cuentes como has conseguido su historial médico.

-De acuerdo. Por lo que he podido ver, Adeline Host sufre de una endometriosis crónica, y esto la convierte en estéril. Algo que la ha atormentado los últimos años.

-No tienes manera de saber eso -replicó Edric.

Beatrice no respondió al instante, sino que metió la mano a su mochila. Sacó unas fotocopias de una revista en la que una mujer de cierta edad pero con conservada belleza miraba a cámara con una mirada misteriosa. Plock recordó que había visto ese mismo rostro un par de días antes, en la puerta del edificio donde vivían Grégorie Chevré y el difunto Armello Fabrici. Aquello tenía cierto sentido.

-La entrevistaron hace unos meses sobre los proyectos que financiaba a lo ancho del globo; de los mas diversos, por cierto: medicina, antropología, abastecimiento de aguas en zonas pobres, comunicación.... De todo un poco. La reportera se interesó por las investigaciones sobre la infertilidad que Host había financiado en los últimos años. Ella repuso que desde hacía un tiempo sentía la necesidad de "traer algo a este mundo" -palabras textuales-, pero no podía por ciertos problemas médicos. Dijo que quería que todo el mundo tuviera esa posibilidad.

-Eso no quiere decir nada.

Edric se revolvió en el sillón, harto de las cavilaciones sin sentido de Beatrice. Ansel se preguntó si sería capaz de echarlos.

A continuación, Beatrice le contó sus hallazgos sobre los símbolos que habían rondado a lo largo de la investigación. El análisis que había planeado desde que salieron del piso y que ahora recitaba frente a su hermana, era sorprendente. Dejó claro que toda la simbología, aunque sus orígenes fueran de lo mas dispersos, señalaban a la fecundidad.

Dumm pareció espantado con el resultado. Tras dejarle claro que la investigación ya tenía un objetivo y que este no era la mecenas del museo, se giró hacia Lynch con el rostro cansado.

-Dime que tú sí que tienes algo.

Lynch carraspeó.

-La verdad es que no hay gran cosa que contar. Un buen pelotón de agentes está buscando por todo Londres y alrededores. Los controles en carretera están colocados desde anoche, tú mismo los pediste. Pero de momento no hay nada interesante. Es de seguro que lo pillaremos así. Estamos cerrando el cerco, está atrapado.

Edric se llevó la mano al rostro, agotado.

-Bien, quizá tengamos suerte. Beatrice, quiero que dejes de incriminar a Adeline Host tiene algo que ver con esto. Todo eso no tiene sentido. Olvídate. La patología de Natoo es singular, está completamente loco, no soportaría tener un cómplice. Y menos alguien con tanta presencia como Host.

Beatrice no hizo ningún movimiento, sin palabras ni emoción en su rostro frío. Sostuvo la mirada con su hermano hasta que se giró sin mas. Miró a Plock y este la siguió.

Y se fueron.

Huesos para Adhira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora