XXX (segunda parte)

41 14 0
                                    

Novak, atendiendo a su instinto de fiera, se manejaba por el oído y el olfato mas que por la poca luz de la casa. Dentro era mucho mas inmensa de lo que parecía desde fuera. Era un palacete, llenó de salas pequeñas con una decoración distinta en cada una. Había pasado por tres salones y no había visto una sola televisión, eso le gustó. Consideraba a la televisión como un invento hecho para expresamente para alejarle de su camino divino. Igual que el resto de la cultura occidental. Pero Novak tenia una misión en mente, y el asesinato que estaba a punto de cometer lo dejaba más cerca de la ansiada meta.
      Negó con la cabeza al encontrarse de nuevo en la minúscula cocina, donde flotaba el aroma de un café exótico. El suelo de baldosas negras y blancas le puso nervioso. Gruñó en sielncio pensando en donde estarían los dormitorios. Arriba. La casa tenía tres plantas. Arriba debían de esconderse.
     Dio media vuelta y entró en una salita con estanterías de cristal. Se acercó a una y atisbó detrás de ella una hilera de botellas de wisky. Sin embargo, estaban casi todos vacías y formaban parte de una colección de cristales. En otra habían varias armas de fuego. En todas las estanterías, el cristal parecía blindado y Novak no quiso detenerse a romperlo. Destrozaría el sigilo con el que contaba. Pasó por el siguiente arco.
     Se encontró e un pasillo iluminado por la luna, que asomaba por un alto ventanal. A su izquierda encontró un pasillo y las escaleras que subían a la siguiente planta. La pared de la escalera estaba adornada con un cuadros raros para Novak, con rostros desfigurados por figuras cuadrados y rayas sin sentido. Dejó de prestarles atención y se fijó en la puerta de bronce que relucía al fondo del pasillo. Le llamó la atención su aspecto y el crujir de la madera tras ella lo puso en alerta.
     Se acercó con pasos lentos y pegándose a la pared. La luna se reflejó en el bronce y parecía estar abriéndose...
     Un golpe le sacudió los hombros y le cegó unos instantes. Algo se enroscó alrededor de su cuello y enseguida comprendió que eran unas piernas cayéndose desde el piso de arriba. Novak aguantó el tirón y consiguió sostenerse para no caer. Era una llave para estamaparlo contra el suelo usando su propio peso, pero Novak la neutralizó. Unos puños enanos empezaron a chocar frenéticamente contra su frente con gran destreza.
     Aulló por la fuerza de estos, aunque no sentía dolor, y se movió para estamapar el cuerno contra la pared. Sintió como se sacudía, y Novak lo lanzó hacia las escaleras. La baranda de madera se partió y el cuerpo cayó en los escalones. Ya tenía a su presa lista para devorarla. Aprovechó el momento para recuperar el aire que sus pulmones reclamaban, pero una suela se estampó contra su nariz y lo echó hacia atrás. Sintió como el hueso crujía. Bajó sus manos para cogerl el puñal del cinto. Lo empuñó con todas sus fuerza contra Beatrice.
    La hoja barrió el aire y chocó contra un poste resquebrajado de la baranda. La bruja de piel blanca intentó lanzar otra patada al cráneo de Novak, pero este fue mas rápido. Con su otra mano golpeó las rodillas de Beatrice, que cayó sobre los escalones sin control.
    Sin darse un segundo, Novak atravesó el pasillo mientras ese cuerpo pálido acababa de caer por las escalera como una muñeca de trapo. Acabó su caída con ambas manos alrededor de la cabeza para protegerse de los golpes. Estaba completamente indefensa. Novak alzó el puñal y preparó un  golpe mortal contra su abdomen. Su brazo cayó en picado, y algo se movió en el suelo.
     Como un escarabajo, Beatrice lanzó una patada a la muñeca de Novak, que vio deshacerse el cuchillo entre sus manos. Con otro movimiento fugaz, la joven se levantó de un saltó y descargó un golpe bajo el sobaco del hombre. Novak se quedó un momento sorprendido pero no dolorido. Cuando ella intentó golpearle de nuevo, él descargó un izquierdazo en su boca.
     Beatrice calló de nuevo en las escaleras, y empezó a arrastrarse para subir los escalones. Novak la miró con sorpresa. Golpear con la izquierda era un golpe de mujeres en el mundo del boxeo, pero Novak pensó que eso bastaría para quitarle el aliento. Le restó importancia, otro golpe acabaría definivamente con ella.
   —Feliz año, bruja —dijo, jalándola del pelo y la atrajo para él.
    Estaban en mitad de las escaleras, y la baranda estaba hecha añicos a su lado. Giró violentamente a la mujer para tenerla de cara. Su cuerpo se contraía para escapar, pero sus ojos rojos parecían incluso calmados. Era una bruja de piel blanca. Merecía morir entre sus manos.
    Beatrice lanzó una patada a la ingle de Novak, que la sonrió. No sentía dolor, era un dios. Sus gruesos dedos se cerraron alrededor del cuello de la joven. Novak se levantó y puso a Beatrice en el aire, pasando la baranda astillada y dejándola sobre el pasillo, sin ninguna oportunidad e escaparse.
     Novak la miró a los ojos y pensó en lo cerca que estaba de cumplir su meta.  Este y otro sacrificio mas bastarían para cerrar la rueda del sacrificios. Adhira tendría su sangre y los de compensarían. Solo unos días más, para acabar con un proyecto que duraba casi un año.
     Apretó mas los dedos sobre el frágil cuello de Beatrice. Pataleaba sin control, a las puertas del desvanecimiento mortal. Podría apretar mas y partirle el cuello, pero prefería disfrutar el momento. El aire se atascaba en aquella garganta que...
     El cuero de Beatrice se levantó un momento, apoyándose en la esclarea y luego se dejó caer al vacío del pasillo. Los brazos de Novak bajaron por inercia y vio como uno de los postes se clavaba en su antebrazo y un trozo de madera carmesí le atravesaba la piel por el otro lado.
     Beatrice desapareció de su vista, pero Novak estaba mas atento de su brazo. Intentó mover los dedos, pero apenas los vio temblar entumecidos. El líquido oscuro que manaba de su brazo empezó a formar un reguero sobre los escalones. En momentos así agradecía su insensibilidad al dolor. Puso su otra mano sobre la muñeca e hizo fuerza para levantarla. La madera desapareció dentro de su carne un instante hasta que su brazo quedó liberado. Lo apoyó en los escalones antes de resguardarlo en su chaqueta.
     Al girar la cabeza, descubrió con espanto que la bruja blanca no estaba allí. Aquello no debía salir así. Dio un salto para bajar de golpe todos los escalones y desenfundó el viejo revólver de su cinto. La casas volvía a estar en silencio, pero Novak podía apreciar su propio latir estallando en sus oidos, galopando en su pecho y perdiéndose en su brazo.
     La sangre también caía por su nariz y había caído en su boca. Le gustaba ese sabor. Giró hacia la sala de las botellas de wisky, donde alguien había apagado las luces. Pero en ese momento, un chasquido precedió al impacto de una bala a pocos centímetros de la cabeza de Novak. Las esquilas le arañaron el rostro y se echó hacia atrás. Calló en el pasillo, manchándose la espalada de sangre. Disparó tres veces a la oscuridad, y como respuesta otras dos detonaciones sonaron mas cerca.
     Novak se consideraba una divinidad, pero hasta los santos saben que hay que largarse cuando empiezan a llover las balas.
     De otro saltó, acabó en otra salita. Disparó sin mirar atrás antes de girar la esquina. Mas esquirlas llenaron el aire junto a él. Pasó por un corredor y sintió como resbalaba por el pulido suelo. A pesar de su gran tamaño, Novak consiguió mantener el equilibrio. Giró de nuevo y fué a abrir una puerta por la que ya había pasado. La empujo, pero en ese momento una bala impactó contra  la puerta. Sin quererlo, Novak soltó el arma, pero consiguió pasar al otro lado y cerrar la puerta.
     Era un pequeño cuarto que antes había sido una despensa. Con su mano intacta, Novak agarró una estantería de madera vacía y la arrastró hasta la puerta. En ese momento alguien pateó la puerta y segundos después sonaron tres detonaciones. Un chorro de sangre tiñó el suelo mientras Novak corría hasta la puerta derruida. Olvidando su chaqueta, huyó con todas sus ganas hasta desaparecer en la noche.

Huesos para Adhira Where stories live. Discover now