Treinta y seis.

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El vuelo fue largo, demasiado, aunque nada comparado con ir a Los Ángeles. Esperé a que mi maleta apareciera por la cinta y tiré de ella con toda la fuerza que pude reunir. Un chico cogió la otra parte de la maleta y la bajó.

- Gracias - le sonreí.

- Welcome - me sonrió de vuelta. Cuando salí miré por el gran aeropuerto en busca de alguno de los guardaespaldas.

- Mira, es ella - escuché. Lo mejor es que aquí hablaban en español. Vi a un grupo de chicas dirigirse hacia a mí y me puse mis gafas de sol. Agarré mi maleta y caminé para encontrar a alguien que pudiera sacarme de aquí.

- ¿Eres la novia de Justin? - me cogieron del brazo. Me giré.

- No.

- ¿Por qué mientes? Ya lo sabemos todo.

- Solo nos estamos conociendo.

- ¿Te lo tiras? - preguntó otra

- No voy a hablar de eso contigo.

- Me gustaba más la pareja que hacía con Selena - dijo otra. Y me encogí de hombros para después girarme. Vi a Jake dirigiéndose hacia a mi y yo corrí prácticamente hacia él mientras iba seguida por esas chicas.

- Es una zorra - escuché.

- Y fea ¿la vieron? - Jake había cogido mi maleta y me rodeaba por mis hombros.

- Justin se merece a alguien mejor que tú. ¿No lo has pensado?

- No lo mereces - escuché la voz de otra chica. - Es mucho para ti.

- Su pelo es horrible. - Lo peor es que ellas me estaban sacando fotos.

- Y su tono de piel - llegamos al coche y Jake abrió la puerta para que me subiera. Debería de haberme puesto los auriculares.

- ¿Cómo te fue el vuelo? - me preguntó Jake montándose a mi lado.

- Largo y aburrido - intenté sonreír.

- Estás muy delgada, niña. Tienes que comer más.

- Lo haré.

- No les eches cuenta, ellas solo están celosas.

- ¿Entendiste algo?

- Se un poco de español. - asentí mientras intentaba no llorar.

El camino al hotel fue en silencio. Me dediqué a mirar por la ventana. Todo esto era nuevo para mi. Estaba en Ecuador, en Latino América. Mentiría si dijera que no estaba emocionada.

El coche aparcó frente a la puerta del hotel.

- Bajaré la maleta, tu ve hacia dentro - asentí. Después de que bajara Jake, bajé yo y me apresuré a la entrada del hotel. Esperé a Jake adentro mientras admiraba el lugar.
-Tu habitación es la de Justin. La 556 planta quinta. Él está esperándote. Y toma - de su bolsillo sacó una chocolatina y la abrió. - Cométela.

- Gracias - cogí la chocolatina con una mano y mi maleta con la otra.

- Muérdela - mordí mi labio y la mordí. El asintió sonriente. Me gire para ir al ascensor. Necesitaba tirar lo que había mordido. Cómo no había ningún sitio tuve que tragármelo. Estaba buena, jo.der, terminé por comérmela toda mientras subía, sabiendo que me haría mal. Me di cuenta de que aún tenía mis gafas de sol puestas. Así que me las quité y las metí en mi bolso. Cuando encontré la habitación llamé a la puerta nerviosa.
Un negro que desconocía me abrió.

- Hola, tú debes de ser Abby.

- Así es - le sonreí.

- Pasa - me dejó pasar y tiré de mi pesada maleta. Justin se asomó sonriendo pero dejó de sonreír cuando me miró.

- ¿Podéis dejarnos solos chicos? - varios chicos que estaban en la habitación se fueron, incluyendo Poo y Tay que me saludaron. La puerta se cerró y tuve miedo de lo que pudiera pasar.

- ¿Que has hecho? - Justin se acercó a mi y pasó un dedo por mis pómulos ahora marcados.

- Nada - murmuré.

- Esto no es nada - se alejó de mi y me miró de arriba abajo. - Quiero verte sin ropa. - tragué saliva sonoramente.

- Justin...

- Ahora Abby - no dije nada, ni siquiera me moví de donde estaba. - ¿Desde cuándo? - me preguntó. Lo esquivé y me senté en el sofá. Justin se sentó en el sofá que estaba a mi derecha.

- Yo... - empecé - desde Septiembre - bajé la cabeza para que mis pelos hicieran de cortina.

- ¿No comes desde Septiembre? - preguntó horrorizado.

- En Septiembre solo me dediqué a comer menos, saltarme comidas y a hacer ejercicio.

- ¿Y ahora? - mordí mi labio. ¿Se lo contaba? Respiré hondo.

- Busqué en internet dietas y... Encontré la dieta de los once días.
Once días sin comer y el día doce, comer algo sano. - mordí mi labio sintiendo como iba a empezar a llorar. - Ayer fue el día doce, y solo conseguí comer un poco de manzana - limpié una lágrima. - Todo lo que comí después, lo vomité.

- ¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué lo estás haciendo? ¿¡Es que estás loca?!

- ¡Yo no estoy loca! - me levanté.

- ¡¿Entonces por qué haces eso?! - se levantó para encararme. Miré hacia arriba.

- Porque no me siento bien conmigo misma - susurré. - Tengo que ir al baño. - lo esquivé y me apresuré al baño, no debería de haberme comido la chocolatina. Cerré la puerta, me hice una cola y abrí la tapa del inodoro para vomitar lo poco que había comido. Tiré de la cisterna, y sin poder evitarlo, empecé a llorar apoyada en el inodoro.

- Abby - Justin se puso a mi lado y me rodeó con sus brazos.

- No sé qué hacer - admití - Estoy asustada. - cogí un poco de papel y me limpié. - Pensé que podía controlarlo, que después volvería a comer y a mantener el peso, pero todo lo que como lo vomito - Justin me abrazaba por detrás y daba pequeños besos en mi cuello.

- Saldrás adelante, te ayudaré - susurró. Sentí su agarre por mi cintura y me tiró hacia atrás, sentándome en sus piernas.
Sollocé en su pecho. Él besó mi frente.

- Lo siento - susurré.

- No Abby, no tienes que pedirme perdón a mi, si no a ti misma. - me sentí morir con esas palabras.

Nos quedamos en silencio hasta que me tranquilicé. Sentía su pecho subir y bajar ante su tranquila respiración. - ¿Cuanto has perdido?

Lamí mis labios - Ocho kilos - susurré.

- ¿En once días? - asentí. - ¿Cuanto pesabas antes?

- Cincuenta.

- ¿Y ahora?

- Cuarenta y dos. - suspiré. - Necesito ir a dormir, no me encuentro muy bien. - murmuré. Me levanté de las piernas de Justin y me sujeté al lavabo para mantener el equilibrio. Justin me rodeó por la cintura y me apoyé en él. - No quería venir así. Débil.

- Ha sido lo mejor.

- No quería molestarte - Justin me dejó sentada en el borde de la cama.

- No molestas - metió un mechón de pelo detrás de mi oreja - Me encanta cuidarte - besó mi frente. Aún no me había besado. Inseguridades se empezaron a formar en mi cabeza. ¿Y si ya no le gustaba?

Justin apareció en la habitación con la maleta. La tumbó y la abrió.
- Está en la parte derecha - dije indicándole donde estaba mi pijama - Unos pantalones largos negros y una camiseta blanca de mickey mouse. - Justin lo sacó y lo puso a mi lado. Me levanté y fui a sacarme la camiseta pero paré. - No puedo hacer esto delante de ti.

- Te veré, si no ahora, lo haré después, así que prefiero que sea ahora. - negué con la cabeza sintiendo ganas de llorar de nuevo.

- No puedo - Justin se acercó y puso sus manos en el dobladillo de mi camiseta - Justin, por favor, sal - toqué sus manos.

- No me iré. Levanta los brazos. - Lo miré para después suspirar y levantar los brazos. Justin sacó la camiseta y miré hacia otro lado, sintiéndome cohibida ante él.

- ¿Cómo has podido hacerte esto? - agaché la mirada. Justin puso sus dedos en mi abdomen, ahora plano. Después pasó sus dedos por mis costillas, que se notaban un poco. Gracias a dios, solo llevaba 11 días y no era algo extremo. - Tu piel luce un poco pálida - pasó sus dedos por mi brazo ahora más delgado, eso sí que me asustaban.

Mis brazos estaban muy delgados, ya que antes los tenía delgados. Miré a Justin, que estaba mirando mi cuerpo. Pasó su mano por debajo de mi cuello, tocando mis huesos. Bajó por mi esternón y volvió a mi abdomen. Después se separó de mi y se giró. Quitándose la gorra y pasando la mano por su pelo mientras suspiraba profundamente.

- ¿Ya no me quieres? - susurré. Justin me miró dolido. Y temí por lo que pudiera decir.

- Te quiero, pero sigo sin creer que hayas hecho eso. ¿Por qué? - me encogí de hombros. - ¿Es por mi? Porque si es así, me gustabas antes, con tus curvas, tus piernas.

- No me hagas esto, Justin. - me puse la camiseta.

- Así que ¿Es por mí? ¿Has dejado de comer para gustarme?

- No - hice un puchero con mi labio inferior y me giré para no mirarlo. - No es por eso.

- ¿Entonces?

- Nada - me encogí de hombros y miré por la ventana.

- ¿Nada? ¿Estás así por nada? - no contesté. - Tengo que pensar esto. - miré hacia atrás y lo vi salir de la habitación. Me aguanté en la pequeña mesa redonda que había a mi lado. Escuché la puerta de la habitación haciéndome saber que Justin se había ido.

Me dirigí a la cama y me puse mis pantalones de pijama, me puse de nuevo una sudadera y me senté en una esquina de la habitación acurrucada. Lo único que quería era desaparecer.

¿Se había enfadado Justin conmigo? ¿Ya no le gustaba?

Undercover // Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora