Ocho [II]

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Abigail

Respiré profundamente y miré los blancos pasillos del hospital. Parpadeé varias veces y pasé las manos por mi rostro sin maquillaje y derrotado. A mi lado, mi hermano tenía la misma expresión de cansancio que yo. Palmeé su pierna y le di un apretón de ánimo, recibí un suspiro de su parte.

Habíamos tenido llamar a una ambulancia cuando mi madre se desmayó y empezó a convulsionar.

El temblor de mis manos aún no había cesado. Moví mi pierna nerviosa y me levanté cuando vi al médico de urgencias que la había atendido.

— Está bien. Le estamos haciendo pruebas de todo, no sabemos de qué es. Le están haciendo una radiografía y cuando termine podéis verla en la habitación.

— Vale, gracias.

El médico asintió y lo vi volver entrar en la consulta.

_____

Estaba apoyada en la pared, observando el rostro pacífico y pálido de mi madre. Mi hermano estaba al lado, sentado, sujetando su mano. Le habían hecho varias pruebas y estábamos esperando los resultados. Miré a mi derecha para ver a un médico joven en la puerta. Me hizo una seña para que saliera y lo seguí.

— Soy uno de los médicos que lleva el caso de tu madre. Hemos estado comprobando los resultados y hemos visto que tiene un tumor cerebral.

— ¿Un tumor? - susurré.

— Sí. Tumor cerebral primario - mi hermano salió de la habitación poniéndose a mi lado para escuchar al médico. - Es... maligno. Ha avanzado mucho, Gliobastoma multiforme. - dijo el nombre del tumor. - Ha invadido todo el tejido cerebral. Se está extendiendo hasta el hemisferio, tenemos que operarla de urgencia.

Asentí torpemente y mi hermano volvió a entrar en la habitación. - ¿La operación es peligrosa?

— Saldrá adelante. - me sonrió. - Después de la operación, el tratamiento consiste en la combinación de quimioterapia y radioterapia. Puede perder la facilidad para hablar, un poco de visión y la fuerza.

Asentí. - ¿Cuando la operan?

— Esta tarde. Tengo que decirte que el tratamiento es... algo caro. El hospital no se hace responsable de los gastos.

— Vale, gracias.

Mi móvil vibró y lo saqué del bolsillo mientras el médico se iba.

Necesito hablar contigo.

Suspiré al mensaje de Justin.

Abigail...

Junté mis labios en una fina línea y guardé el teléfono en el bolsillo trasero de mi pantalón. Sequé las lágrimas que estaban rodando por mis mejillas y entré de nuevo a la habitación.

Lo más duro, fue decirle a mi madre que tenía un tumor. Ella había llorado y se había aferrado a nuestras manos. Antes de que se la llevaran a quirófano, habíamos rezado en silencio para que todo saliera bien.

Mi hermano y yo vimos cómo se llevaron en la camilla y ambos mirando las puertas por las que había entrado.

— Voy a comprar algo para beber. ¿Quieres algo? - dijo.

— Tráeme un redbull, y un bocadillo. Cómprate otro, no hemos almorzado.- Saqué dinero del bolso y se lo di.

— No tengo hambre - dijo.

— Cómprate algo y come. - le exigí. - Nos quedan varias horas aquí.

Cuando mi hermano se fue, le envié un e-mail a Scooter para que me llamara.

Undercover // Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora