Seis

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Desperté y el dolor en mi cabeza no tardó en hacerse presente. Estaba todo oscuro y escuchaba el leve ronquido de Tamara. El cuerpo me dolía tanto y estaba tan cansada que me costó moverme para sentarme en el borde de la cama.

Recordaba perfectamente la noche anterior. Cada palabra y cada mirada de Justin. Sus caricias en mi pelo y espalda.

Me levanté y puse mi mano en la cabeza mientras salía de allí sin hacer ruido. Necesitaba una pastilla.

Nadie estaba despierto, por lo que preparé café y una tostada. Estaba muerta de hambre. Cuando lo preparé, fui a la terraza y me senté en el lado que daba la sombra.

Puse los pies en la silla y desayuné en la tranquilidad de una mañana soleada.

Cogí mi móvil y le envié un mensaje a Justin.

Gracias por lo de ayer.

Me tomé la pastilla y cerré los ojos, respirando profundamente. No tardé en tener compañía, no abrí los ojos y escuché un suspiro. Tamara

— ¿Cómo te encuentras?

Abrí los ojos pero no la miré. - Estoy bien.

— Ayer Fernando besó a Teresa, y ella le correspondió el beso. ¿No es increíble? Solo hizo falta que estuvieras una noche con él y que Fernando subiera una foto tuya para que Teresa abriera los ojos.

— Me alegro.

— Pensé que Justin no estaba enamorado de ti, o eso dijiste.

— No está enamorado de mí.

— Sus actos demuestran lo contrario.

La miré. - ¿Actos? Somos amigos. Hizo lo que un amigo debería hacer. Nunca os dejaría a alguno iros a casa solos en ese estado. - dije molesta.

Tamara frunció el ceño. - Lo sé.

— Me alegro que lo sepas. - me levanté y cogí el plato y el vaso para llevarlo a la cocina.

— ¿Cómo sabía él donde estábamos? - me preguntó siguiéndome.

— ¿A ti que te importa? - dejé las cosas en el fregadero y me giré para mirarlo. - Metete en tus asuntos y olvídame.

— No deberías de hablarme así. ¿Por qué crees que nadie te acompañó anoche? Estamos cansados de que siempre intentes ser el centro de atención.

¿Yo? ¿El centro de atención? Me controlé para no coger la cafetera y estampársela en la cara.

— Te vas de fiesta sola con cuatro hombres, te bañas con Fernando en ropa interior en el mar de noche, e intentas dar pena cuando no eres el centro de atención. Eres una guarra que solo busca--

— Creo que es suficiente, Tamara. - Tamara se giró y vi a Diego en la puerta. - Recuerda que estás aquí porque eres novia de Víctor. ¿Quieres venir a la playa, Abby?

Vi que él ya tenía puesto el bañador. - Sí.

- Bien. Cámbiate mientras desayuno.

Asentí y obedecí. Esperé a que Diego terminara de desayunar y salimos dirección a la playa. - Gracias por lo de antes.

— No hay de qué. No sé por qué esa chica te odia.

Me encogí de hombros y no hablamos más hasta que estuvimos en la playa. - Ni siquiera me había dado cuenta que estabas mal ayer. - ambos estábamos sentados en la toalla mirando al mar.

— No pasa nada. Solo se lo dije a Teresa. - me encogí de hombros.

— No pensamos que seas una guarra. Ya sabes que somos muy simples y ni siquiera pensamos. - Sonreí y Diego me sonrió de vuelta.

Undercover // Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora