Nueve.

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Después de que Marta saliera del estado de shock empezó a preguntarle cosas a Justin, algunas normales y otras descabelladas.

— ¿Podemos echarnos una foto? —le preguntó cuándo salimos de McDonald's.

— Claro —él sonrió.

Cogí el móvil de Marta. Justin rodeó los hombros de mi amiga y ella pasó una mano por su cintura. Apunté hacia ellos y eché varias fotos porque seguramente "salgo fea en todas".

— La subiré cuando te vayas de aquí.

— Gracias —dijo Justin—. Un gusto conocerte —le dio dos besos.

— —Igualmente —dijo nerviosa. Justin se metió en el coche y miré a Marta—. ¡Dios! No puedo créemelo — dio un pequeño grito. Sonreí—. Aún no puedo creerme que haya venido a verte. A VERTE A TI —dijo esas palabras muy despacio.

— Yo tampoco puedo creerlo.

— Es como un sueño, estas cosas no pasan, es una locura, una muy dulce locura —murmuró.

— ¿Qué estás pensando? —reí.

— Nada —se encogió de hombros—. Espero volver a verle pronto —dijo refiriéndose a Justin—. ¿Cuándo se va?

— No se lo he preguntado, te lo digo después.

— Vale, ahí está mi madre. Tengo que irme. Gracias Abby y dale las gracias a Justin —me abrazó.

— Vale, ¡Adiós! —me despedí con la mano y entré a la coche con Justin— Luces cansado —me puse en el asiento del medio para guiar a Jacson y me puse el cinturón.

— Bueno, ha sido un largo viaje — bostezó.

— ¿No has dormido? —le pregunté.

— La verdad es que no

— ¿Me guías de nuevo Abby? —me preguntó Jacson.

— Claro —lo guie de nuevo hacia el portal de mi casa.

Me bajé del coche y me siguió Justin cerrando la puerta. Miré el reloj de mi muñeca.

— ¿Por qué no vas al hotel y te acuestas? —Justin se apoyó en el coche.

— —Pensaba en cenar contigo —cogió mis manos y entrelazó nuestros dedos. Mi corazón bombeó nervioso.

— Podemos ir a cenar mañana, ¿Cuándo te vas? —miré nuestras manos.

— El lunes por la mañana.

— Bueno, tenemos dos días para vernos, ahora será mejor que descanses —sonreí.

— Está bien —suspiró.

— Verdaderamente no tenías que hacer esto —Justin rió sin fuerzas—. Estarías en tu súper casa descansando

Justin me atrajo hacia él y me abrazó. Apoyé mi cabeza en su pecho y lo abracé. ¿Notaría los latidos frenéticos de mi corazón?

Mi móvil sonó y nos separamos. Lo saqué de mi bolso y fruncí el ceño cuando vi el nombre de mi hermano reflejado en la pantalla.

— ¿Sí?

— Aléjate de él, los quiero a un metro de distancia —fruncí el ceño y miré hacia los lados buscándolo.

Miré hacia arriba, a la ventana de su habitación y lo vi asomado y con su teléfono en la oreja. Le colgué.

— ¿Qué quería? —preguntó Justin.

Undercover // Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora