Dieciocho.

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Justin me dio una toalla y me sequé un poco mi pelo mojado. Me puse de espaldas a él y quité mi camiseta dejándola a un lado. Después me puse la toalla cubriendo mi espalda de modo que parte de ella cayera por mis laterales. Me quité mis pantalones y los dejé donde estaba la camiseta, para que se secaran al sol.

Lie mi toalla alrededor de mi cuerpo y Justin puso sus calzonas al lado de mi ropa. Me miró y sonrió, le sonreí de vuelta. Justin se quitó la toalla de su cintura quedándose en un bóxer negro. Tiró de mí hacia él y puso la talla en nuestras cabezas.

— ¿Qué haces? —reí.

Justin se aseguró de que la toalla estaba bien puesta y metió sus brazos debajo de ella, cogiendo mis mejillas y juntando sus labios con los míos. Mi corazón latió desenfrenado, cerré los ojos y moví mis labios en sincronía con los suyos. Se separó poco a poco. — ¿Para eso pones la toalla? —Justin la quitó de nuestras cabezas y volvió a ponérsela alrededor de la cintura.

— Se que eres tímida, Abby. Bueno, a veces, no cuando lo hace...

— ¡Calla!—lo empujé de broma mientras reía.

— Lo siento —puso sus manos en alto—. Vayamos dentro, aún queda por venir gente.

— ¿Más?

— Si, Jacque y unas chicas más. Te caerán bien.

Espero —murmuré en español mientras entrabamos de nuevo al salón, donde seguían Jeremy y Poo, pero esta vez también estaba Za.

— ¿Ya te remojaste Abby? —sonrió Poo.

— Si —le sonreí.

— ¡Hola! —una chica entró y vi a Marta bajar seguida de Ryan y Chaz.

Marta se puso a mi lado mientras que Justin iba a saludar a las chicas que entraron.

— ¿Qué te ha pasado? —me preguntó.

— Me ha tirado a la piscina —la miré—. ¿Y tú? ¿Qué hacías arriba con esos dos?

— ¡Nada! —susurró y reí.

— Chicas, estas son Marta y Abby. Ellas son Jacque, Mariah y Raquel

**

— No puedo creer que te dijera eso —dijo Marta alucinada mientras que buscábamos algo para ponernos para cenar.

— Si —me sequé mi pelo con la toalla.

— ¡Tía que le gustas a Justin Bieber! —gritó emocionada.

— Shhh —sonreí.

— Tiene que ser emocionante, ¿Cómo te sientes?

— Quiero llorar de felicidad y quiero correr por miedo.

— ¿Miedo? —ella dejó la ropa encima de la cama y me miró—. ¿Por qué?

— Porque no quiero que me haga daño —me senté en el borde de la cama—. Estoy jodidamente enamorada de él —Marta asintió—. Y... No lo sé, él simplemente podría dejar de tener contacto un día conmigo y se acabó. Él seguirá conquistando corazones mientras que yo intentaría arreglar el mío.

Marta se sentó a mi lado. — La verdad es que no sé qué decirte, tienes razón. Yo tampoco sabría qué hacer —suspiré.

— Voy a ver que me pongo - dije levantándome y abriendo un cajón de la cómoda.

— Ponte ardiente.

— No quiero ir pidiendo guerra...

— Pero tampoco tenemos que dejar que Justin deje ir sus ojos a los cuerpos de las otras chicas allí.

— Ya.... ¿Qué me pongo entonces?

— Este body —dijo Marta sacando un body negro— y... —rebuscó entre mi ropa—, estos pantalones —me dio unos pantalones vaqueros—. Y hazte una cola, eso hace que te veas deseable.

— Gracias —la abracé y me vestí.

Después de Marta se puso a alisarme el pelo mientras que hablábamos de las chicas.

— Paris no me da buena espina —dijo Marta.

— No me gustó su tono de voz cuando preguntó quiénes éramos —revisé mis uñas.

— A mí tampoco, y bueno Atifa parece simpática... al igual que las otras... Pero Jacque... tiene algo que no me inspira confianza —soltó otros mechones de pelo para cepillarlo y pasar la plancha por ellos.

— ¿Por qué? La hemos visto solo... diez segundos quizás.

— Confía en mí, ella tiene cara de víbora —reí.

— Me fijaré esta noche —Marta alisó los últimos mechones y no tardé en tener mi pelo recogido en una coleta.

— ¿Qué te pondrás? —le pregunté.

— Este vestido —me lo enseño.

Era un vestido cortito rosa ajustadito con un volantito por debajo y con las tirantas cruzadas en la espalda.

Ninguna de las dos se maquilló, solo nos echamos un poco de máscara de pestañas y por lo que tardaba Marta parecía que estaba fabricándola. La esperé y cuando estuvo lista abrí la puerta para encontrarme con un abdomen desnudo.

— ¿Es que siempre vas sin camiseta? —preguntó Marta. Reí y Justin sonrió.

— Sé que te gusta, Marta, por eso lo hago —Marta miró hacia abajo sonrojada— Por cierto, estás muy guapa —la miró de arriba abajo y se mordió el labio. Y fue lo más sexy que vi jamás.

— Gracias —lo esquivó sonrojada.

— Solo venía a avisarles de que vamos a comer ya.

— Hola Marta —escuché la voz de Chaz—. Me descargué la app que me dijiste —ambos empezaron a andar hacia las escaleras.

Los vi bajar las escaleras entretenidos hablando, hasta que mi mirada se centró de nuevo en Justin. Llevaba unos pantalones rojos, y un bóxer negro de Calvin Klein. ¿Cómo podía ponerme tanto? Justin me empujó levemente hacia dentro de la habitación.

— ¿Qué estás haciendo? —pregunté. Justin cerró la puerta y me miró.

— Tu cuello —se acercó a mí. Fruncí el ceño y me miré en el gran espejo del cuarto de baño.

— ¿Qué le pasa? —me lo miré esperando ver algo.

— Lo llevas sin cubrir —se puso detrás de mí—, Eso me hace más fácil mordértelo — no me dio tiempo a asimilar sus palabras cuando ya estaba agarrando mis caderas y mordiendo mi cuello.

Undercover // Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora