Treinta y cinco [II]

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{Cada vez que aparezcan las letras en cursiva es que están hablando en español}

JUSTIN

Sentí mi corazón golpear fuerte contra mi pecho mientras escuchaba mis pasos corriendo por toda la casa. Un sudor frío recorría mi nuca y grité su nombre de nuevo, no teniendo respuesta. Bajé las escaleras, saltando los tres últimos escalones y tiré una de las sillas al resbalarme. Corrí al jardín seguido de Esther, que ladraba, queriendo jugar. Esto no era un juego, no estaba jugando. Volví a gritar su nombre y miré a mí alrededor.

Corrí por el césped hasta llegar al lago. La vi, de lejos, montada en una de las barcas, ella levantó su mano y quise tirarla de la barca por el susto que me había dado. Caminé enfadado al lado de los cocodrilos hasta llegar al muelle, donde pisé fuerte y puse mis manos en la cintura. Enfadado y relajado. Enfadado porque me había asustado. Relajado porque ella estaba bien. Había encontrado unos claveles en la puerta y había pensado lo peor.

— Ven aquí, Abigail —alcé la voz.

— ¿Estás enfadado?

— Claro que estoy enfadado, no te encontraba.

— Entonces creo que no iré —dejó de mirarme.

— Hay que joderse —murmuré molesto.

Me monté en la barca que había a mi derecha y quité la cuerda del muelle. Cogí los remos y empecé a remar, acercándome a la barca poco a poco.

— Me gustaría que te quitaras la camiseta, seria digno de ver tus músculos trabajar.

No pude evitar sonreír y negar con la cabeza. La barca chocó con la suya y ella soltó un gritito.

— Baja aquí —señalé mi barca.

— ¿Cómo pretendes que baje? No seas ridículo, voy a caerme.

Me puse de pie con cuidado y Abby me miró sonriendo. — Te vas a caer.

— No me voy a caer —dije abriendo mis brazos para estabilizarme. Di una zancada y me agarre al barco.

— ¡Justin!

Me cago en la puta —dije en español.

Abigail soltó una carcajada y se puso en el otro lado de la barca. — ¡No hables así! ¿Dónde has aprendido eso?

Conseguí subir a la barca con dificultad. — De ti, cariño.

— ¿De mí? Eso es imposible.

Esta vez me tocó reír a mí. — Ponte sobre mis rodillas, Abigail.

¿Perdón? —dijo en español.

Aquí, Abby —señalé mis rodillas.

— ¿Me he portado mal?

Joder. Nunca había hecho esto, pero tenía la necesidad de hacerlo con ella. Quería descubrir cosas con ella y sabía que ella quería descubrirlas conmigo. Había follado con muchas chicas, había pasado una buena noche y se acabó. Con Abigail siempre quería más. Quizás era por como su cuerpo reaccionaba a mi toque, podía ver sus pezones erectos a través de la camiseta que llevaba.

Vamos.

Ella se levantó y vino hacia mí doblada para no darse con el techo. Volví a palmear mis piernas y ella se puso sobre ellas frunciendo el ceño. Lamí mis labios y pasé mi mano por su trasero.

— Estás poniéndome mucho.

— ¿Te pone esto?

— Sí.

Undercover // Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora