Sesenta y seis (extra)

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— ¿Qué haces, preciosa? —pregunta Justin cogiendo a Jia en brazos.

— Soy yo —dice señalando con su dedo la bola.

— Sí, cariño, eres tú. Puedes verte en todas las bolas del árbol, pero tenemos que terminar —besa su mejilla.

Nos demora más tiempo de la cuenta montarlo y las niñas ya están tiradas por el suelo jugando con algunos adornos.

Justin trae la escalera y la pone al lado del árbol.

— ¡Papá va a poner la estrella! —digo en voz alta para llamar la atención de mis hijas.

Ellas miran al árbol y ven a Justin subiéndose.

— ¡Yo quiero!

— ¡Yo quiero!

Ellas se levantan y alzan sus manos para que Justin las coja, pero él no puede poner la estrella y tenerlas a las dos en brazo.

— Nosotras vemos como papá la pone, ¿vale? —las rodeo con mis brazos y me siento en el suelo con ellas, poniendolas en mis piernas.

Justin coloca la estrella y después baja de la escalera para mirar la estrella satisfecho.

— Ha quedado genial —dice.

— ¿Quién quiere hacer dulces de Navidad? —pregunto.

Las niñas gritan emocionadas y van a la cocina. Justin me tiende su mano y me ayuda a levantarme.

— ¿No te habías comido todo el chocolate? —pregunta.

— Oh, mierda —muerdo mi labio y él ríe.

— Iré a comprarlo.

— ¿Lo harás? —alzo una ceja.

— Claro, y compraré algunas cosas que hacen falta. Es más, ¿Por qué no vamos todos?

Arrugo mi nariz y asiento. Cada uno viste a una niña y no tardamos en salir de casa.

Ellas van amarradas en su sillita en la parte de atrás y Justin pone canciones de Navidad en el coche. Sus canciones de Navidad.

Santa Claus Is Coming In The Town empieza a sonar y mi marido canta con ellas, que solo chapurrean.

La mano de Justin se pone en mi muslo y cojo su mano para entrelazar nuestros dedos.

Cuando llegamos al supermercado, metemos a las dos en el asiento para niños del carro y Justin lo empuja mientras yo voy a su lado cogiendo lo que nos hace falta.

Hay gente haciéndonos fotos y al mirar a Justin, veo que tiene su ceño fruncido.

— No quiero que ellas salgan en ningún lado —dice.

— Lo sé —pongo los cereales en el carro—, pero es inevitable. Justin... —digo poniéndome a su lado—, tengo que decirte algo que...

Jia empieza a llorar y vemos a Jade tirando de la coleta de su hermana.

— ¡Jade! —le riñe Justin y Jade suelta el pelo de su hermana. Cojo a Jia en brazos y ella se agarra a mí llorando.

— Ya está, pequeña, no llores. Ya no lo hará más.

Ella sigue llorando mientras Justin regaña a Jade diciéndole que no se pega o tira del pelo o lo que sea.

Avanzo con Jia en brazos y ella señala algo. Son unos chocolates de unos dibujos que ve. — ¿Quieres esto? —le pregunto.

Ella me mira y asiente pasando una mano por sus ojos mientra su labio aún está temblando.

— De acuerdo, cogeremos este.

Undercover // Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora