Había estado teniendo pesadillas cada vez que cerraba los ojos y sabía que cuanto antes admitiera esas imágenes y aprendiera a vivir con ellas, mejor para mí. Llamaron a la puerta y miré al hombre que entraba. Abigail se giró y jadeó.

— Debe acostumbrarse a no hacer ningún movimiento brusco —dijo el médico—. Ayúdame a tumbarla —me pidió.

La ayudé a tumbarse en la cama y el médico habló. — Tienes una costilla fracturada, por lo tanto no es tan grave. Su tiempo de curación son unas cuatro semanas, así que puedes curarte en casa.

— Eso es genial —dijo ella.

— ¿No te gusta estar aquí?

— La verdad es que no, pero echaré de menos que venga a decirme que tiene que darme el sol.

Sonreí mientras el médico reía. — Bueno, ahora, fuera de aquí, espero que pueda darte el sol —me miró—. Te escribiré algunas anotaciones para aliviar el dolor.

Asentí y el médico nos dijo que podíamos ir recogiendo todo, que firmaría los papeles para el alta. Abigail me sonrió abiertamente y me acerqué para besarla.

— ¿Sabes cuánto te quiero? —susurré.

— ¿Mucho?

— Más que mucho.

Ella sonrió y puso su mano en mi nuca para acercarme de nuevo a ella y besarla. Llamé a Daniel para que no viniera, ya que íbamos para el hotel y también llamé a Mikey para que viniera a buscarnos. Abigail llevaba un vestido ancho y una de las chaquetas del merch del Purpose Tour Stadium.

Ella iba agarrada a mi mano con fuerza y supe que todo esto le daba ansiedad, al igual que a mí. Scooter ya había hablado con la prensa con permiso de la policía y habían dicho que Abigail estaba bien y se estaba recuperando. Se había visto a Ricardo la última vez en una gasolinera de Utah. Bajamos al garaje y Mikey nos abrió la puerta del coche para que entrásemos. Abigail entró con dificultad y se apoyó en el respaldo, jadeando un poco.

— ¿Estás bien? —me pregunté sentándome al lado.

— Sí.

Me quité la gorra y se la puse a ella. — Puedes taparte —se la puse para que tapara su rostro y ella se agarró a mi mano.

— Hay muchísima gente, chicos, espero que estéis preparados —dijo Mikey.

Respiré profundamente y besé los nudillos de Abigail. Ella echó su cabeza sobre mí y salimos del parking, escuchando el bullicio fuera. Puse mi mano en su mejilla para taparla por completo y apoyé mi mejilla en la gorra.

No tardamos en estar fuera de su campo de visión, pero seguramente, habría paparazzis siguiéndonos, todos irían al hotel, porque, en el hotel, no había parking. Estuvimos callados todo el camino, hasta que Mikey nos avisó que también había mucha gente ahí fuera.

La policía estaba allí y había unas vallas creando un pasillo hasta la entrada del hotel. El coche paró y Abigail levantó su cabeza, quitándose la gorra y mirándome.

— Dudo que esté preparada.

— Podemos estar aquí el tiempo que quieras, no hay prisa.

Ella lamió sus labios y pude ver su rostro de preocupación mirando hacia la ventana. Si hubiera puerta de atrás o parking, entraríamos por ahí, pero no había. Debí haber escogido otro hotel.

— Vale, venga, me está empezando a doler y solo quiero acostarme.

Abrí la puerta y la gente empezó a gritar cuando con los fotógrafos, se escuchaba el ruido de los flashes y Abigail parecía un pequeño cordero asustado dentro del coche. La ayudé a bajarse y Mikey se puso a su otro lado. Ella no podía andar muy rápido, así que, lo hicimos a su ritmo, haciendo que los paparazzis pudieran sacar el plano que quisieran de nosotros.

Undercover // Justin Bieber Where stories live. Discover now