— Eh —me acerqué a él y puse mano en su mejilla, escuchándolo sollozar—, mi amor... estoy aquí, todo está bien ahora.

Él negó con la cabeza y lo atraje a mí para abrazarlo. Sus brazos me rodearon y me apretaron contra él. No quería llorar porque se me correría el lápiz de ojos, la máscara de pestañas y después no podría quitármelo e iría tal cual mapache; aunque no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas.

Lo dejé dar pequeños sollozos y acaricié su nuca y su pelo. — Shhh, estoy bien, todo ha pasado. Estamos juntos de nuevo. Has esperado por mí.

— Siempre —susurró—. No vuelvas a dejarme, nena.

— No lo haré.

— Lo haremos bien, lo haremos bien esta vez, te lo prometo.

Su rostro salió de mi cuello y puso sus manos en mis mejillas. — Está bien —susurré—. Lo haremos—sus labios se pusieron sobre los míos en un beso desesperado y lo besé de la misma manera porque lo había echado mucho de menos, porque había pensado mucho en él y en todo lo que habíamos vivido. Porque nos habíamos insultado, tirado zapatos, besado desesperadamente, acostado y susurrado que nos queríamos, porque lo hacíamos, a nuestra manera. Quizás no era la manera correcta, quizás la mayoría de las personas que conocieran la historia completa pensarían que esto era una locura, y lo era, pero estaba segura de querer estar aquí.

Nos separamos, mis ojos seguían cerrados y nuestras frente juntas. — Te quiero —susurró.

— Yo también.

— ¿De verdad?

Abrí los ojos. — De verdad. ¿Me quieres tú también?

— Mucho.

— ¿De verdad?

— Con todo mi corazón —me dio un pequeño beso para después abrazarme de nuevo.

Nos separamos pero no soltamos nuestras manos. — ¿Se sabe algo de la persona que ayuda a Carlos? —pregunté.

Justin negó con la cabeza y chasqueó su lengua, molesto. — No ha habido rastro de él mientras has estado allí dentro. Siguen sin saber quién es, él único que aparece en las cámaras de vigilancia es Carlos.

— He estado pensando mucho sobre eso allí dentro. ¿Quién lo ayudaría? Sabe todo sobre nosotros, donde estábamos a cada momento. Tiene que ser alguien de nuestro círculo.

— Estoy desconfiando hasta de mi propia sombra, Abigail. No sé quién puede ser. ¿Y si es Mikey? —dijo en voz baja.

— Dudo que sea Mikey —fruncí el ceño.

— ¿Quién entonces? ¿Ricardo? ¿Carl? ¿Josh? ¿Scooter? Él lo sabe todo.

— ¿Y si es Ricardo? —susurré. Justin frunció su ceño y miró hacia arriba, donde Mikey y Ricardo hablaban—. Es alguien reciente que "no conocemos" —hice las comillas con mis dedos.

Ambos nos quedamos pensando hasta que deseché esa idea. No podía ser él porque siempre había estado conmigo cada vez que había aparecido algo relacionado con mi acosador. — No puede ser él —dije—, siempre ha estado a mi lado —dejé escapar un largo suspiro de mis labios y me apoyé en la pared.

— Vamos a dejar de pensar en eso y divirtámonos, ¿De acuerdo? ¿Has bebido algo?

— Una cerveza.

— Me voy a beber otra.

— ¿Podrás cantar?

— ¿Con quién te crees que estás hablando? —sonrió y le sonreí de vuelta, dejando que el cogiera mi mano y me guiara de nuevo arriba.

Undercover // Justin Bieber Where stories live. Discover now