Puede. Había sufrido mucho en esa relación y nadie me aseguraba que no seguiría sufriendo. Pero algo había cambiado entre nosotros y Pilar no parecía entenderlo.

Obsesión.

Así lo había llamado. Yo, belieber loca, obsesionada y enamorada platónicamente de su ídolo, consigue conocerlo, y ¡Mucho más! Tirárselo el primer día. Consigue su "amistad" y empieza a viajar por todo el mundo viviendo su sueño adolescente (como lo llamaba mamá) y a pesar del dolor, sigue ahí porque está "enamorada".

Ese no era mi mundo, Justin no había hecho por integrarme antes y Pilar llevaba un rato intentando que viera lo que Justin había causado en mí.

— Abigail -Pilar llamó mi atención-, no estoy diciendo que lo dejes. Solo estamos intentando recopilar lo que ha hecho y cómo eso te ha afectado a ti. ¿Cómo te sentías cuándo veías fotos de él con otras chicas?

— Mal. Siempre me hacía quedar como una loca, como si yo estuviera sacándolo todo de quicio.

— ¿Lo ves normal?

— No —susurré.

— Eso no es amor, Abigail.

Lo sabía, joder, lo sabía.

— Lo sé.

— ¿Por qué no lo dejaste?

Lamí mis labios, insegura. — Lo quería —contesté en voz baja.

Ella anotó algo en su cuaderno y me quedé mirando cómo lo hacía, deseando saber qué estaba escribiendo.

— ¿No crees que estás un poco obsesionada? —levantó su vista del cuaderno y me quedé allí, en silencio, sentada en ese sillón sin saber qué contestarle, no sabía describir mi amor hacia Justin, pero no quería llamarlo obsesión.

Pilar, al ver que no contestaba, continuó hablando: — De acuerdo —sonrió-, me contaste que estuviste un tiempo sin él porque te dejó. ¿Cómo te sentiste al principio?

— Hundida después de todo lo que había pasado, que él me dejara a mí...

— ¿Y después?

— ¿Cuándo me recuperé? —ella asintió—. Bien. Libre, supongo.

— ¿Libre?

— La presión de estar siempre seguida y...

— En el punto de mira —completó ella. Asentí y Pilar sacó un folio. Apuntó algo en él y me lo dio, junto con un bolígrafo. En el folio había una línea que separaba las palabras MALAS y BUENAS—. Escribe todo lo que Justin te haya hecho, cosas que te hayan dañado. Y cosas que haya hecho buenas por ti.

Parpadeé varias veces e insegura, me acerqué un poco a la mesa y cogí el bolígrafo entre mis dedos.

— Tenemos todo lo que queda de hora, así que, tranquila.

Puse el bolígrafo en la parte de cosas buenas y me quedé pensando que quizás no iban a caber todas las cosas malas, empezaría por ahí.

Empecé a escribir todo lo que recordaba desde que lo conocí.

Empecé a escribir todo lo que recordaba desde que lo conocí

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