Encuentrame en las sombras, estaré protegida, hasta mañana. Está seguro de que no te sigan.
No necesitas otra amante, podemos mantenernos en secreto.
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Siempre había soñado con encontrarselo, pero nunca imagino que sucedería de esa forma. Su...
Dejo la bolsa de congelado en la barra de la cocina cuando estoy al borde de la congelación. Ricardo escucha la cinta una y otra vez mientras alguien del servicio está preparándome un té. Siento el cansancio en cada parte de mi cuerpo y mis ojos desean cerrarse. Sin embargo, me mantengo despierta, esperando que Ricardo diga algo.
— ¿Cómo puede seguirte alrededor del mundo?
— No lo sé —murmuré.
— ¿Cómo sabía que estabas en la playa?
Me encogí de hombros, no tenía respuesta para ninguna pregunta. Cogí el congelado de nuevo y lo puse en mi mejilla, haciendo una mueca de dolor.
— Le enviaron un correo a Justin con unas fotos tuyas con tus amigos —fruncí el ceño—. Me lo ha contado Rich.
— ¿Qué fotos? —pregunté.
— No lo sé. Yo no te he visto serle infiel desde que estoy a tu cargo.
Y nunca lo vería.
Me bajé del taburete en el que estaba sentada y dejé la bolsa en la encimera. — Ahora vengo —avisé.
Caminé rápido por el pasillo hasta la habitación dónde Justin me había arrastrado anteriormente. Cerré la puerta y vi el portátil encima de una mesa. Me acerqué y lo abrí. Puse la contraseña y entré en su e-mail. Sabía que estaba violando su privacidad, pero ahora mismo me importaba muy poco. Nunca había hecho esto, pero no iba a cotillear nada, solo quería ver las fotos.
Entré el mensaje. Solo estaban las fotos.
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