Dolía. Cada latido de mi corazón dolía como el mismo infierno. Cada palabra había atravesado mi cuerpo como un cuchillo afilado, dejándome herida y sangrando. Estaba sujetando mi corazón mientras las lágrimas salían sin cesar de mis ojos. Lágrimas de tristeza y de rabia, lágrimas que habían sido retenidas mucho tiempo y otras muchas recientes. Lágrimas amargas que me hacían querer meterme en el mar frente a mí y ser parte de él.

En las fotos, quise creer que el salía borracho. Quise creer que fue un desliz, que no pasó nada entre él y la chica. Me equivoqué, ella estaba tan tranquila bañándose en la piscina. Cómo si con ella no fuera la cosa. Cómo si no se hubiera acostado con un chico con novia. ¿Tan poca mentalidad tenía la gente? ¿Te acostabas con un famoso así por así? Entonces recordé que yo hice lo mismo. Que yo me acosté con Justin sin importarme qué. Aunque pensaba que en ese momento no estaba con nadie. Lo que estaba es en un tira y afloja con Selena.

«Te vi, con ellos. Hay fotos»

La verdad es que no sabía cómo me vio porque ni siquiera vi a los chicos en el tiempo que estuve allí. Mi vuelo paró en Barcelona y después cogí otro a casa. No me pasé por Madrid y ellos no fueron a verme.

Puse mis manos en la arena y cerré los ojos, cerrando mis puños con rabia y dolor. Alguien se sentó a mi lado y abrí los ojos, asustada.

— Hola, tengo algo para ti —dijo el chico de tez morena.

Parpadeé varias veces y observé la grabadora que tenía en sus manos. Su dedo pulsó un botón. Clic. Una voz no tardó en inundar mis oídos. Una voz que hacía que la sangre se fuera de mi cuerpo y me mareara.

Te dije que él no era el indicado, Abigail. El destino quiere que estemos juntos y tú no lo dejas ser. Por cierto, te ves preciosa cuando lloras.

La cinta paró y mi respiración se hizo pesada. Miré hacia atrás— ¿Te lo-te lo ha dado ahora? —balbuceé.

— Tengo que llevarte con él.

Mi mente gritó que corriera y mis piernas estaban intentando moverse. El miedo me tenía paralizada. Le quité la grabadora, me levanté y corrí. Odiando cada instante en el que mis pies se doblaron a causa de la arena. Caí al suelo con un peso sobre mi espalda. Un grito salió de mis labios. ¿Dónde estaba la gente?

Me dio la vuelta y le di con la grabadora en la cabeza. Lo aparté con mis piernas mientras él se agarraba la cabeza y puse mis manos en la arena para levantarme. Él cogió mi brazo y me dio con su puño en mi mejilla. Puse mi mano en ella y con rabia, di con pie en su cara para poder correr de nuevo.

— ¡Ayuda! —grité mirando cómo él se levantaba y venía corriendo tras de mí.

Mis pulmones ardían, mi respiración era agitada y mis pies dolían en el asfalto porque estaba descalza. Había dejado mis zapatos en la playa. Corrí, esquivando a algunas personas que se encontraban por allí. Corrí todo lo que mis piernas cansadas me permitían. Crucé y escuché las ruedas de un coche chirriar. Miré hacia mi derecha y puse mis manos en el capó. Respiré agitada y asustada hasta niveles insospechados. Todos mis nervios estaban en alerta y cuerpo temblaba.

Me separé del coche y seguí corriendo. Escuché a alguien gritar mi nombre. Varias chicas que había me miraban como si estuviese loca. Me daba igual, solo quería llegar a los brazos de la única persona que consideraba mi amigo aquí. Me eché sobre Ricardo y él me sujetó.

— ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estabas? ¿Estás bien?

Me separa de él para observar mi rostro. Un brazo rodea mis hombros y me lleva dentro mientras aún sostengo con fuerza la grabadora.

Undercover // Justin Bieber Where stories live. Discover now