Veintinueve [III]

Começar do início
                                    

- Joder - saqué los dedos de su boca y me acerqué para besarla.

Sabía que tenía que esperar un rato hasta que ella se recuperara. Me tendí a su lado y puse mi mano en su abdomen mientras la besaba. - Suéltame aunque sea un brazo.

Le solté el que estaba más cerca de mí y ella dirigió su mano a mi miembro. Seguí besándola mientras ella me tocaba. - No sabes lo caliente que ha sido que chuparas mis dedos.

Ella sonrió, tímida, y le di un beso para volver a ponerme entre sus piernas.

Acerqué mi pene a su entrada. - ¿Estás lista?

Ella asintió - Preservativo.

Ni me había acordado. Me estire hacia la mesita de noche y lo cogí. Lo saqué del papel metálico y me lo puse bajo la atenta mirada de Abby.

Volví a colocarme en su entrada y presioné, entrando en ella, sintiendo su estrechez, esa que me hacía gemir con solo entrar. Mis manos se pusieron en sus caderas. Estaba de rodillas en la cama, entrando en ella, moviendo también sus caderas mientras la alzaba y Abigail se apoyaba con su mano libre en la cama.

La dejé en el colchón y me puse sobre ella. - Sube tu otro brazo - cogí su brazo y lo sostuve. - Me encantan - dije mirando sus pechos, moviéndose mientras la penetraba.

Sus piernas se envolvieron alrededor de mis caderas. - Necesito tocarte.

Paré y la solté. Sus manos no tardaron en ponerse en mi espalda y arañarme suavemente, haciéndome estremecer. Sus piernas se pusieron de nuevo a mis lados y me sostuve con mis codos en la cama, cogí las manos de Abigail y entrelacé nuestros dedos mientras entraba en ella, moviendo mi pelvis con movimientos suaves.

Ella apretó mis manos y me agache para besar sus labios.

Ambos estábamos disfrutando, sintiendo, amando. Había follado con infinidad de chicas, la mayoría habían gemido de manera exagerada solo por... ¿Por qué? ¿Por hacerme sentir bien?

Ahora me daba cuenta cuanto odiaba a las chicas que gritaban de forma exagerada. Era más bonito ver a alguien con su boca entre abierta, soltando pequeños jadeos. Como Abby estaba haciendo.

Aún no podía dejar de sentirme mal por todo lo que le había hecho. No podía dejar de mirarla y en pensar como ella podía haberme perdonado. Sentía que nada de lo que hiciera repararía el daño que le había hecho.

Sus manos tocaron mis mejillas y levantó su cabeza para juntar nuestras frentes. - ¿Estás aquí? - preguntó con la respiración agitada.

La besé. - Te amo mucho - dije en español.

- Yo también. Estoy llegando de nuevo - besó mis labios y no dejé que ella separara su frente de mí, aguantando su nuca. Ella se apoyaba en sus codos y entré en ella con fuerza.

Ambos gemimos, mientras llegábamos al orgasmo. La cogí en peso y quedé de rodillas en la cama, con ella abrazándose a mí, moviéndose mientras yo seguía gimiendo y corriéndome en el preservativo como nunca antes lo había hecho.

Terminé, respirando agitado, abrazándola y besando su hombro. Sintiendo su cuerpo entre mis brazos, sintiendo que aquí es donde quería estar, junto a ella.

No sabía por cuanto tiempo, pero Abigail era mi realidad ahora. Ella tocó mi pelo y se separó un poco, para poder besarme.

Después de quitarme el preservativo, me tumbe en la cama junto a ella y apoyé la cabeza en su pecho, abrazándola. No tardé en sentir una de sus manos en mi pelo, masajeándome el cuero cabelludo.

Undercover // Justin Bieber Onde as histórias ganham vida. Descobre agora