Encuentrame en las sombras, estaré protegida, hasta mañana. Está seguro de que no te sigan.
No necesitas otra amante, podemos mantenernos en secreto.
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Siempre había soñado con encontrarselo, pero nunca imagino que sucedería de esa forma. Su...
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- ¿Tenías el viaje planeado? - preguntó.
Me quedé callado, sintiendo la presión en mi pecho porque sabía que mi respuesta le haría daño. - Sí. - Ella cerró los ojos. - ¿Por qué me lo preguntas ahora?
Se encogió de hombros y apoyó su espalda en mi pecho. - Vi las fotos hace unos días. Cuando me dejaste, algunos fotógrafos me esperaban fuera de casa y me preguntaban que qué hacías con un grupo de modelos en Hawaii, que sí lo habíamos dejado. No vi las fotos porque no quería sufrir más de lo que estaba sufriendo. Vamos a ducharnos.
Se separó de mí y cogió mi mano para dirigirnos a la ducha. Nos metimos y Abigail no tardó en estar bajo el agua.
Sabía que ese verano iba a dejar a Abigail, le había regalado el anillo porque me sentía culpable, culpable por todo lo que había hecho, por haberla engañado innumerables veces, por haber estado en la playa con Chantel mientras ella estaba grave hospitalizada por el accidente.
Sabía que no era lo mismo, estaba completamente perdido y tenía que encontrarme. Tenía que pensar sobre todo, tenía que desintoxicarme. Había salido de la relación de Selena y me había metido en una relación con Abigail. Y fue difícil, fue malditamente difícil todo.
Y sí, había planeado una escapada con modelos a Hawaii porque necesitaba despejarme y qué manera que esa. Había estado pensando en Abigail, siempre. Sabía que no había hecho las cosas bien, pero allí estaba, esperando que cualquiera metiera mi miembro en su boca, y vaya, sí que tenía a chicas dispuestas.
Abigail se giró, y abrió sus brazos para que me acercara a ella. Lo hice, sintiendome miserable. Ella rodeó mi cintura con sus brazos y entré en el chorro de agua. Pasé mi mano por mi rostro y cerré los ojos, abrazandola de vuelta. - ¿Por qué abrazas a alguien que te ha hecho tanto daño?
- No lo sé. ¿Fue publicidad? - sabía a qué se refería y era hora de ser honesto.
- No, no era publicidad. Nadie me obligaba a nada. Estaba jodido con ella. Estaba muy jodido.
Ella se abrazó más a mí y la estreché entre mis brazos, besando su coronilla, solo Dios sabía cuanto lo sentía.
Cuando la vi, en Ibiza, mirandome asombrada y confusa. No me había olvidado de ella. No volví a buscarla porque sabía que era lo mejor. Ya había causado mucho caos y drama a su vida. Pero ella volvió a mí, aunque se negaba, y lo comprendía.
Todas las personas, o más bien, chicas que estaban a mi lado, salían perjudicadas por mis fans. Los insultos, el acoso...
- Un lo siento no arreglará nada, ¿No? - pregunté.
- No - se separó de mí. - Imagino que habrás traido champú o algo. Dudo que con estos pequeños botes podamos ducharnos los dos.
Miré los botes y la volví a mirar. - Pues no he traido nada.
