Encuentrame en las sombras, estaré protegida, hasta mañana. Está seguro de que no te sigan.
No necesitas otra amante, podemos mantenernos en secreto.
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Siempre había soñado con encontrarselo, pero nunca imagino que sucedería de esa forma. Su...
Entramos en nuestra habitación y me quité la chaqueta y el pañuelo, dejandolo a un lado. Justin se quitó la sudadera y la camiseta y lo observé mientras se quitaba el gorro.
Mordí mi labio y fui hasta él. Cogí su mano. - Ven - lo senté en el borde de la cama. - Quítate los zapatos.
Justin me miró extrañado y obedeció. La calefacción estaba puesta, así que se estaba bien allí dentro. Me quité los zapatos y me desvestí frente a él, quedando en ropa interior.
Me subí a su regazo, poniendo las rodillas en la cama y él puso sus manos en mis muslos. - Al final no te llegué a hacer el lapdance.
Justin apretó mi trasero. - Creo que me he puesto duro nada más de pensarlo. - Sonreí y pasé mis manos por sus brazos. Me bajé y me quedé en ropa interior. Lo besé, no tardando en meter mi lengua en su boca. Me moví en su regazo y el pasó sus manos por mi espalda.
Él no tardó en estar en boxer y no tardé en moverme encima de él.
Justin echó su cuerpo hacia atrás, quedando tendido. Me di la vuelta y me subí a la cama, me senté sobre él y me moví de delante hacia atrás lentamente mientras Justin tocaba mis piernas.
Ni siquiera tardó diez minutos en correrse. - Oh, baby, yeah - dijo con voz ronca. - I'mcoming. Good, yeah. Ah.
Justin gimió y se relajó debajo de mí. Sus ojos aún estaban cerrados y supe que me acordaria de su expresión de satisfaccion toda la vida.
Lo besé y recibí su lengua en mi boca en respuesta.
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Esa mañana, me puse una chaqueta de lana y mis zapatillas para salir al jardín, donde Justin se encontraba. Juliana me dio una taza de café y salí a la fría mañana de Londres. Justin estaba de espaldas a mí, vestido de azul. Me acerqué a él y rodeé su cintura con un brazo. Justin puso su brazo alrededor de mis hombros y besó mi coronilla.
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- Buenos días.
- Buenos días - respondió. - Ni siquiera podemos tener aquí intimidad - suspiró. - ¿Cómo has dormido?
- Bien - bebí de mi café y Justin bebió del suyo.
- Tu vuelo sale esta tarde.
- Vale, gracias.
Justin frotó mi brazo. - ¿Cuándo volverás?
- ¿Después de que te tomes el descanso? - le pregunté.
- Vale, perfecto.
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Antes de montarme en el coche que me llevaría al aeropuerto, Justin me besó innumerables veces.
