— Oh, ¿Estáis bien? - dije mirando de cerca el labio de Diego. - Lo siento tanto.

— Ellos también se llevaron sus golpes - Diego se encogió de hombros. - No debería de haber reaccionado como lo hizo - apretó sus puños.

Mi teléfono sonó en la mesa y alargué mi mano para cogerlo. Número desconocido. Lo cogí y lo puse en mi oreja.

— ¿Sí?

— Vaya, estás despierta. Pensé que aún seguirías dormida.

Me levanté del sofá para ir a hablar a la habitación. - ¿Cómo tienes mi número?

— Siempre lo tengo. - Suspiré. - Me gustaría que quedáramos, para hablar sobre cómo nos va.

Lamí mis labios. - No puedo.

— ¿Acaso alguno de tus amantes te lo prohíbe? - soltó.

— Justin... - suspiré. - ¿No tienes a nadie para entretenerte hoy?

Justin rio. - Tengo todo el día libre.

Teresa y Tamara se habían ido a la playa por la mañana temprano. Los chicos planeaban quedarse todo el día en casa y yo me encontraba subiendo al yate de Justin con un sombrero para intentar que los fotógrafos que siempre había a lo lejos no me reconocieran.

Justin estaba sentado en uno de los grandes sofás que allí había y no tardó en levantarse y en venir a abrazarme. Correspondí su abrazo. - Pensé que no ibas a venir.

— Yo también.

Justin se sentó y palmeó el lado del sofá. Me senté y me quité el bolso dejándolo a un lado. También me quité el sombrero y las gafas cuando me di cuenta que estábamos en una parte del yate donde no se nos veía. O eso creía.

— Bien, ¿Y... qué tal? ¿Qué estás haciendo ahora? - me dio una taza de café y se lo agradecí.

— Vivo en Madrid. Estoy trabajando de traductora y dándole clases de inglés a niños.

Justin asintió. - ¿Y ese sueño de que querías vivir en Nueva York y ser profesora de Español?

Aún se acordaba. Me encogí de hombros. - Los sueños, sueños son. A veces hay que dejarlos atrás.

Justin dejó su taza de café en la mesa y me miró. Yo también lo miré. Su mirada se había endurecido pero seguía teniendo esa chispa que hacía que todas cayeran a sus pies. Su cuerpo había mejorado notablemente ya que él no se molestó en ponerse una camiseta.

— Vaya - lo miré a los ojos. - Sí que has cambiado. Ya no existe esa niña con grandes sueños y metas.

— No. - dejé la taza en la mesa y me di cuenta que nuestras rodillas estaban juntas. - Las cosas y las personas cambian. Veo que a ti te sigue yendo bien.

Justin sonrió de lado y asintió. - ¿Cómo están tus amigos? ¿Y tú trasero?

— Bien.

— ¿Con cuál de ellos te has acostado?

Alcé una ceja - No todo el mundo es como tú. Puedo tener amigos hombres y no haberme acostado con ninguno.

Justin rio. - Touché.

Me quedé mirándolo. - Piensas que no te conozco, pero lo hago. ¿Qué es lo que quieres?

Justin alzó sus cejas sorprendido. - Solo quería saber de ti. Antes de que lo dejáramos te dije que quería seguir siendo tu amigo.

— Cuando me dejaste - le corregí. - Y mi respuesta sigue siendo la misma.

— ¿Por qué no?

Undercover // Justin Bieber Where stories live. Discover now