Día 208

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Diario de Marco

Mi cama es una puerta. No hay madre ni padre al cruzarla. No hay dinero que ganar ni perder. Un sueño no es solo un sueño. Escribir esto me debe ayudar con el recuerdo: mi cama es una puerta. Encontré una pantera negra al cruzarla. Tranquila en su jaula, con sus ojos, me hacía preguntas: ¿qué significado tengo? ¿algo que temes? ¿o en verdad existo aquí? ¿Si salgo de este encierro, te puedo llevar al lugar que necesitas encontrar? Abrir la jaula no da miedo después de cruzar la puerta. Tengo la llave; nació al frotarme las manos. La tiro al animal que abre las fauces y traga la llave. La jaula se disuelve, se convierte en polvo. La pantera recorre sigilosa las calles. Todos se alejan de ella, detiene el tráfico. Se sube ágilmente sobre los techos de los autos. Los conductores cierran sus ventanas, con miedo. Corre a gran velocidad, da saltos enormes; logro seguirla corriendo, sin problema. Entro a un bosque que poco tiempo después, se convierte en una jungla. Cruzo cientos de árboles. El animal se detiene cuando encuentra una tribu. Están bailando, cantan alrededor de un pálido fuego. Algunos me miran a los ojos. Saben mi verdadero nombre. Escribo esto para recordar que la tribu es importante. Estar perdido en el mundo es válido, si se conoce el universo detrás de la puerta. La tribu canta cosas que debo interpretar y no puedo, porque todavía pienso con lenguaje. Escribo esto para recordar que la tribu es otra puerta.



La vida de HoracioOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz