Día 160

3.2K 269 8
                                    


Diario de María

Mientras iba camino a una tienda, para comprar la torta con la que celebraríamos los 40 años de Horacio, encontré a Teseo practicando skateboard en una calle. Lo reconocí en seguida. Le pregunté si quería ver a Horacio un rato. Se quedó dubitativo unos segundos y dijo: "La secuencia es correcta. Tengo que hablar con él".

En la habitación, Teseo se sentó en frente de mi hijo, que lo miraba con rostro inexpresivo.

—¿Cuántas veces has encarnado en la tierra? —le preguntó Teseo. Horacio levantó la mano mostrando el dedo índice.

—¿Es tu primera encarnación? ¿En serio? —Teseo nos miró, asintiendo con la cabeza, sorprendido—. ¿Qué opinas de la frase de Rudolf Steiner? La que envió Gunter. "El pensamiento es...".

Horacio se tocó levemente la sien izquierda con dos dedos, cerró los ojos. De inmediato, Teseo echó su cabeza para atrás, como recibiendo una descarga de energía. Cerró los ojos también. Movía lentamente la cabeza, en trance. Su respiración era muy lenta. Tuvieron que pasar unos diez minutos para que ambos empezaran a volver en sí.

—La cita de Steiner era para mí —dijo Teseo, sin mirarnos, asimilando lentamente lo que sea que haya visto—. Con el pensamiento podemos recibir información. No lo había visto de ese modo. Nuestro ADN, el ADN de un niño X... ¿me pueden dar un vaso con agua?

Le alcanzamos uno. Horacio Papá y yo nos miramos sin saber qué decir.

—Su hijo me acaba de enseñar cómo recibir información. Es una idea sencilla. "El pensamiento es un órgano de percepción". El ADN Sasha entrega esa propiedad. No pude desarrollarla en mí hasta ahora, no era tan fácil. Mi ADN no está 100% activado. Pero ahora comprendo. Su hijo ha logrado que mi ADN se reconfigure, en parte. ¡Es fascinante! Todas las cosas que el pensamiento puede oír del universo. Leyes científicas de todo tipo. Imágenes de la cuarta, quinta, sexta, séptima dimensión y muchas más. El tiempo se puede disolver si uno empieza a escuchar desde el pensamiento. Toda mi corta vida estaba usando el pensamiento como herramienta para las cosas más básicas, pero ahora...

Se puso de pie, agradeciéndonos con un fuerte abrazo, como si fuéramos su familia recién encontrada. "Gracias, hermano" le dijo a Horacio hijo, tocándole el hombro y mirándolo a los ojos. Se retiró cargando su skate, sin perder su cara de asombro por la revelación.

Celebramos el cumpleaños 40 de Horacio con las velas 4 y 0. Nuestro hijo no pidió que las cambiáramos. Algo nuevo hay en su mirada. Mientras comía su torta, parecía estar a punto de enseñarnos cosas sobre la existencia. Pero no dijo nada.

La vida de HoracioWhere stories live. Discover now