Día 100

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Diario de María

Iván entró en nuestra habitación. Le dijimos "Hola Iván" y él respondió "Me pueden llamar Ivo. Así me llama mi familia". Ivo nos contó, entre otras cosas, que en la noche habría una breve exposición de Román, en la que daría un poco más de información sobre el Proyecto Sasha frente a todos los padres, pero que era importante que no hablemos con ninguno de ellos porque todavía no era el momento. Es decir que todos los padres estaríamos alejados unos de otros. Pero que, sin embargo, por unos instantes, estaríamos juntos para una foto oficial. "¿Tenemos que ir vestidos de forma elegante?" pregunté a Ivo. "Sí, es lo conveniente" respondió, antes de retirarse.

Horacio Papá se vistió de traje y corbata, yo me puse mi mejor vestido, uno de color verde claro. Luego saqué la ropa que había comprado para Horacio hijo si se llegaba a presentar una ocasión como esta. Un traje gris oscuro, camisa azul clara y corbata rojo granate. Horacio Papá le hizo el nudo de la corbata y se lo acomodó. Tomé varias fotos de ese momento. Mi hijo se divertía con todos estos preparativos, como si fuera un juego nuevo; era la primera vez que se vestía así. Cuando Ivo llegó para recogernos le pedimos que nos tomara una foto.

Un taxi nos dejó en el auditorio. Mientras caminábamos hacia la entrada, todos elegantes, tuve la sensación de que asistíamos a una suerte de premiación. Ivo sacó de su bolsillo un plano de las butacas. Nos dirigió a las primeras sillas de la zona central, sentándose al lado de nosotros. Me hubiera gustado estar más al fondo para ver a los otros padres llegar. Cuando miré hacia atrás me di cuenta que, en efecto, los estaban sentando en butacas alejadas, de tal forma que ninguna pareja estuviera junta. Finalmente Román subió, vestido con un traje azul oscuro. No llevaba corbata pero sí su cadena de plata con el cuarzo colgando. Empezó a hablar en ruso, Ivo nos traducía todo.

—Bienvenidos a esta pequeña reunión. Sé que les puede parecer incómodo el hecho de que no los dejemos conocerse todavía, pero hay una razón para todo. Hay muchas energías moviéndose entre ustedes y es necesario un orden. Como se han dado cuenta, les estamos entregando información de a pocos —Román prendió un proyector con un control remoto, en la pantalla aparecía el dibujo de una mujer—. Hagamos un recuento. Aquí pueden ver un dibujo de Sasha. Ella estuvo en coma después de un desmayo producido por una enfermedad, como ya se los he comentado. No entraré en detalles de eso por ahora. Lo importante es que sepan que mientras estaba en coma, algo en su ADN cambió, y mientras se producía esta transformación, estaba recibiendo toda la información necesaria para entender ese cambio. Información que fue transmitida a la doctora Ruth. El ADN mitocondrial Sasha... —mientras decía esto, iba pasando a nuevas imágenes con ilustraciones didácticas que parecían salir de algún libro escolar— es producto de una ingeniería genética realizada por seres a los que podemos llamar de varias formas. Ángeles, seres multidimensionales, hermanos mayores, etc. Imagino que todos ustedes han pasado por experiencias "de otra dimensión" mientras criaban a sus hijos. Es lo normal. La energía del ADN Sasha dentro de sus hijos es capaz de activar energías también en ustedes, de una forma lenta. Es un ADN que favorece la telepatía y la conexión entre seres humanos. Cuando Sasha nació, ya tenía un ADN especial, pero durante el coma, este ADN evolucionó en forma radical. No cualquier ser humano puede recibir este nuevo ADN. Las madres biológicas de cada niño X también son madres con características especiales. Ciertas cadenas de situaciones se han producido para que esas madres llegaran a nosotros. Y también, para que sus hijos llegaran a las casas de todos ustedes. Esto se explicará con más detalle en las próximas semanas —Román tosió y tomó un vaso de agua—. No es sencillo explicar cada detalle del proceso de transformación del ADN Sasha dentro de sus hijos, pero lo iremos explicando poco a poco. Un nuevo dato que les podemos dar es que las madres biológicas tuvieron embarazos de 9 meses como cualquier madre. Cuando los niños X nacieron se aplicó en ellos una operación energética. El ADN Sasha que llevaban dentro fue modificado para activar códigos relacionados al tiempo de vida. ¿Con qué tecnología hicimos esto? Con la información que Sasha entregó a la Dra. Ruth, pero también con la ayuda de todos los avances en ingeniería genética desarrollados en el mundo. Los espíritus capaces de interactuar con el ADN Sasha, son espíritus muy avanzados, y ahora están todos juntos en este local. Es la información que les puedo dar en este momento. Disculpen la brevedad de esta, les pido paciencia. Ahora es el momento de tomarnos la foto oficial del día 100. Varios de los niños X están cumpliendo 25 años hoy día y es la primera vez que todos los niños X están juntos. Los invitamos a subir al estrado.

Nos pusimos de pie y fuimos buscando los pasillos. Mirábamos alrededor para ir identificado a los padres. Todos nos mirábamos entre sí con curiosidad. Al subir, nos percatamos de una docena de personas vestidas también de forma elegante, que estaban sentadas en diferentes asientos. Hombres y mujeres que intuí eran los científicos que trabajaban en el proyecto Sasha. Nos pidieron sonreír frente a un fotógrafo profesional, que cargaba varios equipos. "Por favor, todavía no conversen entre sí. Ya llegará el momento" dijo Román, según la traducción de Ivo. A mi lado reconocí a Toshiro y a sus padres. Contemplé a la madre de Toshiro que estaba a mi izquierda. Era joven y delgada. Cabello negro, lacio, hasta el cuello. Piel muy blanca. Las cejas delgadas y la sonrisa amable. Estaba vestida con un traje negro y sobrio. Una mujer bonita en verdad. Nos miramos a los ojos. Era ridículo no poder hablar con ella, pero nadie se atrevía a romper las reglas. Quizás podíamos hablar en inglés. El hecho es que cuando nos miramos, reconocimos que a pesar de ser perfectas desconocidas, sabíamos que nuestros días eran muy parecidos. Nos observábamos como verdaderas hermanas. No pudimos evitarlo. Nos abrazamos sin decir palabra. Como si nos felicitáramos por haber Ilegado a los cien días. Fue un abrazo cálido que nos dejó con una gran sonrisa. Luego nos pidieron, amablemente, bajar del estrado. Le dije adiós con la mano a la madre de Toshiro, ella hizo lo mismo. Ivo nos acompañó hasta la salida y nos invitó a los tres a comer a un restaurante. "Todo los gastos están cubiertos por... ya saben, el millonario".


La vida de HoracioWhere stories live. Discover now